Escala de Grises-Evitarnos la pena
En opinión de Arendy Ávalos
El pasado lunes, el presidente respaldó al canciller Marcelo Ebrard respecto a la postura que el gobierno mexicano mantendrá ante la situación boliviana y declaró que mantendrá su reconocimiento a Evo Morales como presidente hasta que termine su periodo constitucional. Además, AMLO hizo un llamado a la Organización de Estados Americanos (OEA) para que se pronunciara ante lo sucedido: “Es un tema que amerita seguimiento y atención (…) No al silencio”.
Ese fragmento de la mañanera fue reproducido en Twitter por diversos usuarios que, como siempre, se dividían entre el blanco y el negro; pero ese no es el tema de interés aquí. El expresidente Vicente Fox compartió dicho video con las siguientes palabras: “López, eres un AUTISTA!! Estás totalmente fuera de la realidad”.
Horas después de tales comentarios, Vicente intentó disculparse y publicó este mensaje: “Una disculpa grande a quienes ofendí con el calificativo ‘autista’ referido a López sin ánimo de una interpretación diferente. Para quienes viven esta situación mi profundo deseo que superen y salgan adelante!”. No sé qué salió peor en ese tuit, si la redacción o su perdón al tanteo.
Hay que dejar algunas cosas claras desde ahorita. El señor Fox Quesada, usted o quien sea, pueden estar en desacuerdo con las decisiones, las declaraciones y las acciones del presidente en turno, eso nadie se los niega.
Sin embargo, lo que no deberían hacer es utilizar el Trastorno del Espectro Autista (TEA) como un insulto político para quitarle legitimidad a una persona, independientemente de quién sea. Pensar esta condición como un argumento político carece de validez y criterio, no digamos de sentido.
El TEA es un trastorno neurobiológico que afecta dos áreas, principalmente: la comunicación y la interacción social, lo que no corresponde con el planteamiento de que quienes lo padecen estén “fuera de la realidad”. Lo que Fox nombró como “calificativo” no es más que discriminación (o ignorancia, que es casi lo mismo) para las personas con TEA —y cualquier otra discapacidad—.
Aunado a esto, organizaciones y activistas enfocados en el tema han realizado campañas para evitar el uso de la palabra “autista”, por lo que, desde el cristal con el que se mire, los desafortunadísimos comentarios del panista están mal, por decir lo menos.
Bajo esta misma línea, hay que recordar que, apenas a 100 días del gobierno de López Obrador, no se había nombrado una persona titular del Consejo Nacional para el Desarrollo y la Inclusión de las Personas con Discapacidad (CONADIS), el organismo encargado de impulsar acciones para visibilizar las necesidades y problemáticas a las que se enfrentan las personas con discapacidad.
Sí, lo que dijo Vicente Fox está mal en todos los sentidos; empero ¿cómo esperamos que las capacidades y necesidades diferentes sean respetadas en la cotidianidad cuando ni siquiera se les visibiliza a nivel institucional?
En México, aproximadamente, un 10% de la población cuenta con alguna discapacidad; sin distinguir edad, sexo nivel socioeconómico o condición social; por lo que atender las discapacidades va mucho más allá de lo políticamente correcto o de otorgar apoyos económicos para quienes cumplan con los requisitos.
El problema que visibilizó el expresidente de la república también va más allá de invitarlo a que se siente, porque ya vimos que hay señores que no se sientan, aunque les truenen las rodillas.
¿Qué queda por hacer, entonces? Se necesitan campañas de concientización, políticas de inclusión que (por milésima vez) atiendan el problema desde la estructura, y sensibilización para evitarnos la pena de tener más personas que opinen como Vicente Fox… Respecto a las discapacidades, aunque sea.
Mexiquito
Después de las protestas feministas en Ciudad Universitaria (CU) que tenían como fin visibilizar la violencia de género dentro de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y la confrontación de estudiantes de la Facultad de Ingeniería con el grupo separatista que realizaba la marcha, en redes sociales fue difundido un mensaje donde, presuntamente, los estudiantes de dicha facultad convocaban a formar un grupo que tuviera como fin atacar a las feministas.
Esto, luego de que, durante la manifestación del pasado jueves, las mujeres realizaran pintas en las instalaciones de CU. El mensaje se puede resumir en las siguientes líneas: “La reunión será para ponernos de acuerdo en la creación de un grupo que tendrá como fin modificar un dron para que pueda rociar gas pimienta y otros desechos”.
Los anfitriones de la campaña “viola a una feminazi” en los baños de su facultad, ahora se aventaron la puntada de advertirles a las mujeres que, con o sin dron, “ni su pañuelo verde las salvará”.
No es una sorpresa decir que la UNAM es una representación (minúscula, pero significativa) del país, lo que nos remite a las reacciones provocadas con las recientes protestas #NoMeCuidanMeViolan. Regresamos a lo mismo.
La violencia de género es un problema latente y grave, no sólo a nivel académico o institucional, sino en todas las esferas sociales. Intentar agredir a quienes luchan por la equidad y la seguridad es atentar contra los Derechos Humanos que deberían ser para todas y todos por igual.
Reproducir la violencia dentro de espacios de encuentro, como podría ser la máxima casa de estudios, es una muestra más de todo el camino que nos falta por recorrer, pero no pensamos dar ni un paso atrás.
Si usted también quiere avanzar, no olvide escribirme a:
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