El Tercer Ojo - Dupla conmemorativa. Enfermedad de Alzheimer y Parálisis Cerebral Infantil.

Esta ocasión, apreciados lectores de  El Tercer Ojo, me propongo atraer su atención hacia dos asuntos que considero ocupan un lugar preponderante en la agenda internacional, así como en las agendas de algunas naciones del orbe; no puedo dejar de resaltar que, dada la importancia que adquiere dentro de los ámbitos de la salud, educación e inclusión en sentido amplio, sin dudarlo un sólo instante, debieran llamar además la atención de quienes suspiran por ganar las elecciones a la presidencia de la república, así como también algunas de las gubernaturas en próxima disputa electoral.

El día jueves 21 de septiembre se conmemoró el Día Mundial de Concienciación sobre la Enfermedad de Alzheimer (epónimo con el cual es conocido una de los trastornos de mayor prevalencia dentro de los procesos demenciales o deterioros cognitivos mayores) y, por otra parte, en el Auditorio Gral. Emiliano Zapata de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (UAEM) dio inicio el Coloquio: "La educación conducida: El reto de la autonomía personal, antecedentes y actualidad", a propósito de la atención integral e incluyente de las personas que afrontan la Parálisis Cerebral Infantil (impropiamente así denominada aún y cuando, originalmente, es conocida con el epónimo Enfermedad de Little), evento que honrosamente pude presenciar exponiendo la Conferencia Magistral Inicial: "Orígenes y desarrollo de la Atención Educativa a las Personas con Trastornos Neuromotores en México, desde la nada a la Educación Conducida".

En tratándose de la Enfermedad de Alzheimer debo destacar algunos puntos fundamentales: 1) Dentro de los procesos demenciales ésta es la de mayor prevalencia en todas las naciones del mundo, 2) El proceso de deterioro progresivo acarrea una pérdida, también gradual, de la autonomía personal y funcional de quienes la adolecen, incrementando en sentido inverso, una dependencia personal y funcional con respecto a otras personas –los cuidadores primarios–, 3) El proceso de deterioro tiene una larga duración que pudiera significar un periodo de tiempo de entre un lustro o un decenio, 4) El desarrollo de este deterioro cognitivo mayor acarrea un conjunto de consecuencias de carácter psicológico, económico, tanto para la familia como para el propio ser que se deteriora, 5) Para decirlo sintéticamente, podemos representar este deterioro como una desintegración psicológica de un ser mientras que físicamente está presente, es un ser que deja de ser para dar paso a un ser que desaparece gradualmente frente a nosotros.

Considerando, por otro lado, que el incremento de los años de vida –que no necesariamente vida a los años– ha propiciado un aumento significativo de la población mayor de edad, la prevalencia de esta afección incrementa inocultablemente. Por ello es necesario mirar este asunto para incluirlo en la agenda nacional.

Por el lado de los Trastornos Neuromotores es conveniente mostrar lo siguiente: 1) Es uno de los trastornos que muestra múltiples y diversos signos y síntomas tales que a la hora de tratar de identificarlo se torna complejo para su diagnóstico y para la confección de programas de atención integral; 2) Tanto para las familias como para las instituciones de los sectores de salud o educación se aprecia como intratable o inmanejable, por ello, a lo largo de nuestra historia nacional, se les ha arrojado a la beneficencia, a la custodia o al abandono familiar, 3) Las personas y los familiares que le acompañan afrontan un conjunto de barreras (arquitectónicas, urbanas, de accesibilidad, movilidad y transporte, de comunicación, jurídico administrativas, laborales, educativas o ideológicas y actitudinales) que, al adicionarse al propio trastorno, complejizan y complican su desarrollo como totalidad, 4) Las consecuencias psicológicas, neurológicas, de movilidad, transporte y accesibilidad; acarrean, a su vez, impactos económicos que, redundan en un reducción de la calidad de vida de los núcleos y sistemas familiares que les cobijan, 5) Finalmente, según el último censo general de población y vivienda, dentro del campo de las discapacidades presentes en México, la que ocupa el lugar central y mayoritario es la del conjunto de trastornos motores y neuromotores.

Cómo puede apreciarse, nada irrelevante la cuestión para que sea efectiva y seriamente contemplada dentro de los programas a impulsar –y no únicamente promocionar o mediatizar con fines político electorales– por todos aquéllos que suspiran por acceder a los cargos de elección popular, en pronta disputa; trátese de diputados, senadores, presidentes municipales, gobernadores y presidente de la república.