Serpientes y escaleras - Graco el caco

En opinión de Eolo Pacheco

Serpientes y escaleras - Graco el caco

El triunfo electoral del tabasqueño fue producto de diferentes circunstancias. ¿Se repetirán?

 

Graco el caco

Graco Ramírez llegó a vivir a Morelos antes del año dos mil, pero fue hasta después de que Jorge Carrillo Olea asumió la gubernatura que su figura comenzó a cobrar relevancia política; antes de eso el tabasqueño ya recorría los pasillos de poder del país, era parte de la izquierda progubernamental, de la que atendía los llamados de Bucareli, hacía el trabajo sucio a la presidencia y cobraba en varias dependencias federales, como la Lotería Nacional. Su ascenso estuvo rodeado de polémica y acuerdos de alto nivel.

Aunque durante la administración del general priísta, el tabasqueño sobresalió por formar parte del grupo ciudadano que luchó contra el régimen tricolor; quienes estuvieron dentro o cerca de ese movimiento saben que el perredista nunca estuvo a la cabeza y fue hasta que la situación se le fue de control al militar, que Ramírez Garrido apareció en las marchas. Jorge Carrillo Olea estaba enfrentado con el presidente Ernesto Zedillo y Graco Ramírez operó para desestabilizar al gobierno estatal.

Algunos colaboradores del militar refieren que antes de que el perredista se manifestara en contra del jefe del ejecutivo, la relación entre ambos era muy buena, hasta cercana. “Graco era muy amigo del general, en ese gobierno se tenían listos varios proyectos que lo ayudarían a posicionarse; se operarían a través de Mario Caballero, amigo íntimo de Graco y gente cercana al mandatario; pero de repente algo pasó, algo se le negó o algo le dijeron en México y la situación se descompuso”. 

Los problemas en el gobierno de Jorge Carrillo Olea (1994-2000) comenzaron desde muy temprano en el sexenio; a pesar de que el desarrollo económico y la inversión privada fue muy importante gracias a la operación de Ignacio Madrazo Reynoso, quien presidía la comisión de inversión del estado, en materia de seguridad las cosas se descompusieron por el incremento exponencial de secuestros orquestados desde la procuraduría estatal. Ignacio Madrazo, por quien JCO sentía un profundo aprecio personal y Víctor Hugo Enríquez, comandante de la Policía Federal en Morelos y hermano de su esposa, fallecieron en un accidente de helicóptero en agosto de 1997.

La habilidad política de Graco Ramírez era conocida: el tabasqueño es un hombre que entiende las señales, los tiempos, que sabe acomodarse en el momento adecuado y que pactó con el poder desde temprana edad. Varias veces a lo largo de los años se expuso su corrupción personal: se le señaló por ser infiltrado del gobierno en los grupos de izquierda, de ser un esquirol en el movimiento estudiantil de 1968 y hasta lo llegaron a referir como un agente de la CIA; durante el gobierno de Rosario Robles en la Ciudad de México aparecieron videograbaciones de Graco Ramírez recibiendo fajos de billetes de Carlos Ahumada, igual que René Bejarano. La actuación de Graco a lo largo de su vida siempre fue en función de un beneficio económico personal, ergo: se vendía a cambio de dinero.

La fama pública de Graco Ramírez en Morelos era terrible a pesar de que había logrado colarse en varios movimientos sociales; su nombre fue conocido durante la lucha ciudadana de los años noventa en contra del gobierno del general Carrillo Olea, pero a pesar de que su presencia social aumentó, su imagen seguía siendo mala, se le seguía considerando un personaje corrupto, advenedizo, rencoroso y proclive a la traición.

En el año 2006 se montó en la ola obradorista y logró llegar al senado gracias a los votos en cascada de Andrés Manuel López Obrador; en la curul el tabasqueño hizo lo que mejor sabe: identificó los espacios donde se concentraría el poder, ocupó una posición clave y de inmediato pactó con el gobierno federal. Desde la comisión de Energía del Senado de la República Graco Ramírez se convirtió en operador de Felipe Calderón y de su iniciativa de reforma energética; aunque el proyecto panista no prosperó, Ramírez Garrido logró su objetivo: consiguió muchos millones de pesos y pactó con el PRI para que le pusieran un candidato a modo.

En la campaña del 2012 con López Obrador como candidato presidencial Graco Ramírez fue postulado a la gubernatura de Morelos; AMLO apoyó a su paisano en todos los eventos públicos en los que estuvieron juntos; a pesar de que muchas voces le advertían que lo iban a traicionar, el abanderado presidencial privilegió la unidad y varias veces levantó la mano de su candidato y pidió a sus seguidores que lo apoyaran.

La noche de las elecciones los números no fueron favorables para Andrés Manuel López Obrador en su segundo intento por gobernar el país; aunque la tendencia era adversa, las cifras aún no eran oficiales y nadie fuera del PRI se atrevía a cantar victoria. Entonces apareció Graco Ramírez: el candidato perredista que acababa de ganar la elección estatal fue el primero en reconocer la victoria de Enrique Peña Nieto en la contienda presidencial, hecho que muchos consideraron como una traición más de Graco a AMLO.

En los pasillos de poder dicen que Graco Ramírez ya había llegado a acuerdos con el PRI desde antes de que iniciara la elección, de ahí que el partido postulara al único candidato (Amado Orihuela) que no ganaría la elección; de ahí su inmediato entreguismo. Nada se probó, pero el recién electo gobernador de Morelos se convirtió de inmediato en un personaje consentido del régimen peñista, receptor de muchos apoyos económicos y protegido por el secretario de gobernación en todos los problemas en los que se vio envuelto a lo largo de su sexenio.

El triunfo en las urnas de Graco Ramírez no fue producto solo de una buena estrategia publicitaria; la suya, hay que reconocer, ha sido la mejor campaña electoral vista en Morelos en la historia reciente, se trató de un planteamiento general con atención particular a los detalles que incluyó una transformación física de fondo en la imagen misma del candidato. Obvio: los encargados de la estrategia fueron despachos profesionales dedicados a ello, con la experiencia que deja haber participado en muchas campañas en México y varios países y la fortaleza de trabajar con recursos económicos ilimitados.

A pesar de ello el triunfo en las urnas no fue producto solo de la propuesta publicitaria o del dinero invertido, para que el tabasqueño llegara al poder fue clave la operación política para que los otros partidos mandaran malos candidatos y el trabajo para descomponerle socialmente el ambiente al partido que en ese momento gobernaba. Si alguno de estos elementos hubiese faltado, probablemente Graco Ramírez no habría ganado.

En una elección estatal juegan muchas cosas, intervienen diferentes aspectos y hay factores como el tiempo, el ambiente social y los demás candidatos, que son fundamentales en el resultado. Ninguna campaña funciona solo a partir de propaganda, ni camina a partir de estrategias insulsas, mediocres y provincianas que consideran que el elector es estúpido y solo responde a mensajes bobos.

Lo que ocurrió con Graco Ramírez y la campaña del 2012 es un ejemplo claro de cómo se mueven los hilos del poder y cómo todo puede cambiar en una elección que aparentemente ya estaba definida.

La pregunta hoy sería ¿Puede volver a pasar esto en Morelos en el 2024?

Vean el escenario y a los personajes en contienda.

·         posdata

Como Jorge Carrillo Olea con su procurador Carlos Peredo Merlo o Sergio Estrada Cajigal con su jefe de la policía ministerial Agustín Montiel López, ahora el alcalde de Cuernavaca José Luis Urióstegui Salgado mete las manos al fuego por su jefa de policía Alicia Vázquez Luna y hasta por los dos elementos que hace unos días fueron detenidos acusados de homicidio.  

Hay que privilegiar la presunta inocencia de los detenidos, dice el edil, al tiempo de refrendar su confianza en una secretaria que se ha quedado muy lejos de las expectativas que muchos teníamos de ella, pero con creces ha confirmado la mala fama de su carácter, sus malos tratos, su intolerancia y su incapacidad para aceptar errores.

Aunque la comparación entre el presidente municipal y los exgobernadores no puede ser exacta, es evidente que el jefe del ayuntamiento se ha metido en una ruta muy peligrosa, apostando el éxito de su gobierno al tema de la seguridad y poniendo ésta en manos de una persona que visiblemente es incapaz de dar buenos resultados.

Por el bien de los ciudadanos, ojalá y el abogado Urióstegui no se equivoque.

·         nota

“Como la resolución judicial fue en contra del Rocío Nahle, Morena tendrá que postular a un varón en Veracruz y eso significa que en Morelos la candidata en el 2024 será mujer”, me dice un seguidor de la directora de Margarita González Saravia.

¿En serio? ¡Por supuesto, la secretaria ya quedó fuera de la contienda y eso indirectamente beneficia a Margarita!

Pero el proceso de Nahle era solo un elemento más a su favor en la candidatura, no el único; la secretaria acredita la residencia y está en condiciones de competir sin ningún impedimento legal ¿Por qué no lo haría?

Porqué así lo ha dicho el presidente. ¿A quién se lo dijo? A gente cercana.

Mmmm.

·         post it

“A todas las personas de este país se les presume inocentes hasta que se demuestre lo contrario” dice la secretaria Alicia Vázquez Luna luego de la detención de dos elementos directivos bajo su cargo.

Eso mismo dijo el general Carrillo cuando capturaron a uno de sus jefes policiacos tirando el cuerpo sin vida de una persona y lo que a su vez afirmó Sergio Estrada cuando la PGR encarceló a Agustín Montiel y a Raúl Galindo por brindar protección a narcotraficantes.

Por cierto: sin pruebas ni denuncia, como secretaria de seguridad pública estatal Alicia Vázquez Luna acusó en abril del 2013 a diputados locales y funcionarios de la Nueva Visión de proteger delincuentes.

“Es muy buena para detener delincuentes, pero muy mala para declarar” dijo en su defensa el entonces secretario de gobierno Jorge Messeguer.

Actualmente Alicia Vázquez Luna sigue siendo muy mala para declarar, pero ya no detiene a nadie.

·         redes sociales

Políticos tiktokeros. ¿Así como actúan en las redes sociales gobiernan o pretenden gobernar?

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