Casos y Cosas de México - La interminable persecución de la familia Suidae

En opinión de Sergio Dorado

Casos y Cosas de México - La interminable persecución de la familia Suidae

            La justicia de México y Morelos se ha vuelto un juego infantil macabro, un tiovivo en el que el chamuco monta un caballito pataleando a toda velocidad el corazón del estado. Ya no halla uno para dónde hacerse, pues, como morelenses fifíes de baja estatura social estamos ciertos de que en el sexenio pasado una piara de mamíferos  artiodáctilos, de la familia Suidae, nos dejó en calzones y una zahúrda cochambrosa llena de agujeros sombríos. Pero a la fecha la justicia de Morelos no ha hecho nada por corregir el camino hacia la desgracia.

            Documentos y pruebas brincan por todos lados como chapulines tatemados en comal y ni una sola sanción se ha imputado a ningún artiodáctilo todavía. Por otro lado, los fifíes de marras, o sea nosotros, los de costumbre, todo lo hemos absorbido por medios de comunicación, redes sociales y hasta en el desayuno del trabajo; sabemos de los miles de millones de pesos que la familia Suidae se llevó en maletas obesas hace unos meses, y colorín colorado, este crimen se ha apagado.

            Por eso es rara la justicia nacional. De que no sirve no sirve. México y Morelos son un enredijo de leyes que semejan el cableado eléctrico de una colonia de fifíes degradados… como usted y como yo, estimado y único lector. Una maraña de intereses personales o de grupo cupular cuyo único propósito es robar y seguir violando a Morelos en pleno día y en todas las opciones del Kamazutra en el mero Centro Histórico. Así es como se cometen cientos de ilícitos en los que el aparato de justicia colabora con gusto y por una no módica cooperación a favor del gremio, expende libertad en el mercado de la justicia.

            En Morelos andamos a mediados del primer año de gobierno y no hay una sola sanción para nadie. ¡No es posible! Y no solamente no hay castigos sino que los Suidae ya andan haciendo campaña para el 2024, ¿cómo ve usted, estimado y único lector? Hay bombas de inseguridad sembradas por el pasado de las que no queda más que confirmar que la enfermedad del poder es crónica e incurable.

            El gobernador, ante el aparato de justicia, se ve inocente y fuera de lugar, y no es mala leche sino objetividad factual. Lo malo del drama es que el mandatario parece no darse cuenta de lo que sucede en su entorno, como si por encima le pasaran las cosas y él anduviera metiendo gol en Brasil.

            Incluso llego a pensar, en ratos de ocio, en el momento histórico de la firma del acuerdo donde el gobernador aceptaba contender por un puesto público siempre que él no tuviera que gobernar en caso de ganar. (Y no se ría usted, que es cosa seria).

            El órgano de justicia es una masa amorfa donde el dinero ilícito fluye dentro de las venas de un ente raro y enorme. Y dentro de ese ente, el gobernador luce más pequeño que un Jamaica-Alemania en el norte de la Europa fría una tarde de invierno muy nevado. Se ve tan chiquito como Jamaica. Por eso la lucha contra tan descomunal enemigo no augura cosas buenas para él y los asesores que no dan pie con bola. Lo más malo del asunto es que ésa fue la única promesa de campaña del gobernador; de lo cual ya no habla, por cierto.

            En Morelos se siguen regurgitando las añejas fórmulas de solución pero la realidad es que el triste Morelos sigue hundiéndose angustiado en un pantano sin aparente escape. Patalea para salir pero no sube, no eleva porque el suelo es arena movediza; porque la realidad de Morelos es que el crimen nos ha destrozado la economía, el ambiente social, la política y la esperanza de vivir un día en santa paz. Y sin aparato de justicia, es imposible que el gobernador salga avante en la única promesa que hizo a Morelos.

            Aunque como corolario, a lo mejor disfrutaría usted dejar de ver el asunto de manera tan seria, ponerse una nariz de payaso y caerse de hilaridad en la cama, con las patas arriba y temblando el abdomen, para empujar desde ahí una carcajada larga y abierta, pensando usted a la vez que incluso ante tal adversidad y siendo México como es, es decir, ¡bien chiquiti bum!, el gobernador pudiera ganar la presidencia en el 2024 y seguir diciendo que todavía persigue a los Suidae.