Serpientes y escaleras - Blumenkron, punto de quiebre
En opinión de Eolo Pacheco
El punto de quiebre no garantiza el cambio, sólo lo hace inevitable
Blumenkron, punto de quiebre
La llegada de Fernando Blumenkron Escobar a la FGE marca un punto de quiebre para Morelos; no se trata de un relevo administrativo, sino de la continuidad de una transición entre dos etapas completamente distintas: una controlada por Uriel Carmona y otra que iniciaba Edgar Maldonado. El cambio prometido en la fiscalía apenas comenzaba.
El nuevo fiscal enfrentará un escenario desafiante a pesar de que ya formaba parte de la corporación; Blumenkron, a diferencia de Maldonado, no es una figura cercana a la gobernadora, ni tiene la confianza de su equipo; es un hombre institucional, formado en el terreno jurídico, con amplia experiencia en seguridad y procuración de justicia, conocimientos en administración pública y respeto en el gremio.
En un entorno donde la relación política suele pesar más que la capacidad profesional, la de Fernando es una puesta alta de parte de la gobernadora porque nombra a alguien con capacidad, institucionalidad, pero no tan cercano a ella como su antecesor. A Blumenkron le toca continuar la labor que comenzó Maldonado y completar un cambio estructural que ningún procurador/fiscal ha logrado desde la época de Jorge Carrillo Olea.
Los retos que tiene enfrente el nuevo fiscal general van de lo estructural hasta lo ideológico, hablamos de una institución muy poderosa, pero a la vez sumamente comprometida desde hace muchos años con intereses que van más allá de la ley, donde los titulares suelen perder el piso muy rápido y las cosas se salen de control en cualquier momento.
El reto más importante para el nuevo encargado de la procuración de justicia está en recuperar la confianza ciudadana en la institución; lograrlo es clave en un momento sumamente difícil para el país en materia de violencia. De la fortaleza que tenga la FGE dependen muchas cosas en el gobierno de Margarita González Saravia, no solo porque la inseguridad se ha convertido en su Talón de Aquiles, también porque sin paz y sin tranquilidad en las calles, cualquier otro logro del régimen quedará opacado.
Durante años la fiscalía morelense ha sido un archipiélago en donde cada área tiene dueño y desde los mandos medios hasta las oficinas especializadas se opera bajo una lógica de corrupción y complicidad. Aunque ya era parte de la dependencia desde la fiscalía metropolitana, Blumenkron debe iniciar por lo básico: ubicar a quiénes operan y para quién lo hacen, qué mandos responden a intereses criminales y dónde se ubican los focos de corrupción más urgentes. Una auditoría profunda, rotación de personal y pruebas de confianza reales son indispensables, porque sin hacerlo cualquier estrategia será un simple maquillaje.
Aunque la llegada de Edgar Maldonado fortaleció la relación institucional entre la SSP y la FGE, enfrentadas abiertamente durante todo el sexenio de Cuauhtémoc Blanco, más allá de las cabezas el divorcio entre instituciones, entre quienes investigan y quienes previenen, continúa. Y ese tipo de divorcios mata. Literalmente.
Para que el cambio iniciado hace unos meses continúe y mejore, se requieren acciones básicas como mesas de coordinación funcionales con información fluyendo en tiempo real, perfiles que hablen el mismo lenguaje operativo y estrategias enfocadas en los municipios y colonias donde se concentran los niveles delictivos más altos; Cuernavaca, Jiutepec, Temixco, Cuautla y Yautepec, por ejemplo, concentran el 70 por ciento de los homicidios del estado.
El trabajo interno debe ir de la mano del respaldo social: la gente no denuncia porque no tiene confianza en la fiscalía, sin denuncia no existe la investigación, sin investigación no hay control de crimen y sin control de crimen el gobierno se hunde. La presión social hacia el nuevo fiscal será inmediata, Blumenkron no podrá subsistir mucho tiempo con declaraciones, necesita detenciones, debe procesar a policías involucrados con grupos criminales y sancionar a los ministerios públicos que le ponen precio a la justicia. Nada restaura la credibilidad como los resultados visibles y verificables.
Los operativos que de manera conjunta llevan a cabo las instituciones del estado no cambian el panorama; no basta con detener criminales, meter a la cárcel a halcones o desarticular algunas bandas menores. Mientras el gobierno no de un golpe fuerte a las economías criminales y deje intactos a los negocios que financian el crimen, como el cobro de piso, la trata de personas, las extorsiones, el narcomenudeo, los ecocidios relacionados a la delincuencia y las redes de corrupción con gobiernos municipales, nada de lo que se haga logrará un cambio real.
Fernando Blumenkron debe ir mucho más allá de lo que se ha hecho, debe poner énfasis en la unidad de inteligencia patrimonial y económica (si es que existe), para que de manera coordinada con la UIF, se golpee las billeteras de quienes traen en jaque a los morelenses y a los negocios lícitos.
Cada fiscal que llega se vuelve rápidamente rehén o cómplice de grupos de poder: de los diputados, de presidentes municipales, del gobernador en turno o en el peor de los escenarios, de grupos criminales. Fernando Blumenkron deberá decidir a quién sirve ¿Al estado o a un grupo?
Políticamente hablando, Blumenkron no es una figura relevante, está lejos de ser un personaje reconocido más allá de su ámbito, aunque ahora con el manejo de una institución que tiene un presupuesto anual de mil millones de pesos, se ha convertido en una pieza importante del ajedrez local de poder.
Su reto es resistir a las tentaciones, no caer en la provocación de quienes le hablan al oído o de los grupos políticos que de inmediato han presumido que gracias a su patrocinio llegó al cargo. Si lo hace, si se presta al juego de otros intereses, terminará igual que sus antecesores: desgastado, desprestigiado, señalado, quizá perseguido y en el peor de los casos destituido y procesado; si no lo hace se volverá incómodo, pero será respetado. Hoy la gobernadora no requiere un funcionario dócil, necesita un fiscal fuerte, que no sea sumiso y que la ayude a resolver el grave problema de inseguridad y violencia que ahoga al estado.
El nuevo titular de la FGE debe tener claro que de lo que haga o deje de hacer en esa oficina, depende en gran medida el futuro político de Margarita González Saravia. Morelos es un estado con memoria, los ciudadanos no olvidan que la procuraduría/fiscalía ha sido el punto de quiebre de las últimas administraciones, que ahí se han gestado historias de terror y que sus titulares se han convertido en parte del problema.
En este momento la inseguridad es el reclamo mayor de la gente, el 76 por ciento de los morelenses ve en ese tema el punto más urgente por solucionar y una inmensa mayoría considera que el gobierno actual, como los anteriores, no podrá resolver las cosas, porque creen que hoy estamos peor que antes.
Si Blumenkron comienza a dar resultados y a cambiar la percepción, dará margen a la gobernadora para que en la segunda mitad de su gobierno haga ajustes de equipo o de estrategia, para que se apuntale como jefa del ejecutivo y sobresalga a nivel nacional como una figura que controló el problema y cumplió su palabra de pacificar.
Pero si la violencia se mantiene y repunta o si la fiscalía vuelve a ser escenario de escándalos o complicidades, Morena pagará un alto costo en las urnas.
Fernando Blumenkron no es un funcionario más del gabinete, es una pieza fundamental para la sobrevivencia política de este gobierno.
· posdata
La marcha del pasado 15 de noviembre no fue propiamente un estallido generacional idealista, fue más bien un punto de desbordamiento social con intención política.
No es claro aún si este movimiento cambiará el rumbo político del país o afectará al régimen (la presidenta ya dijo que no le preocupa porque está más fuerte que nunca), pero si tiene la fuerza suficiente para marcar un antes y un después en la narrativa social, si sus impulsores logran institucionalizarlo.
La Generación Z ya demostró que se puede juntar rápidamente y llamar a otras generaciones que comparten su sentir, dejó claro que silencio no es pasividad y que los jóvenes están hartos, organizados y dispuestos a protestar. Y eso Morena y el gobierno lo deben tomar muy en serio.
La estrategia de la 4T frente a la marcha volvió a ser errada, porque en lugar de escuchar una petición válida de seguridad y paz, invalidaron las demandas bajo el argumento de que no eran solo jóvenes los que marcharon.
Como en los viejos tiempos del PRI en la época de Gustavo Díaz Ordaz, el partido en el poder se asumió como la encarnación del país, trata de hacer ver que criticar a Morena es criticar a la nación y que cualquier reclamo, por válido que sea, es un acto de traición a México.
Es lo mismo que hizo el PRI en los 70´s y 80´s, lo que hizo el PAN cuando defendió la guerra contra el narco y lo que ahora hace Morena, poniendo “al movimiento” por encima de la república y sus habitantes.
La semilla de la inconformidad se ha sembrado; el tiempo dirá si florece o, como afirma Luisa Alcalde, fueron unos cuantos y la mayoría bots.
· nota
El relevo de Edgar Maldonado por Uriel Carmona marcó el final de una etapa y el comienzo de otra en la fiscalía estatal: Carmona dejó una corporación descompuesta y Maldonado apenas logró estabilizarla. Toca a Blumenkron entrarle a un terreno a donde nadie se ha atrevido a pisar: sus redes internas de corrupción, sus pactos de protección y sus lealtades oscuras.
Por primera vez en muchos años la fiscalía puede alinearse a un proyecto de estado: si el nuevo fiscal mantiene y fortalece la coordinación, la gobernadora tendrá un aliado clave; en caso contrario la crisis se profundizará y el caos comenzará antes de que lleguemos a la mitad del sexenio.
Por décadas la fiscalía ha sido una pieza de negociación con grupos criminales, con diputados, presidentes municipales y operadores que viven del caos institucional. Romper esos intereses es el verdadero punto de quiebre y el reto es muy difícil. ¿Blumenkron lo logrará? ¿Se atreverá siquiera a intentarlo? El tiempo lo dirá.
En la fiscalía no hay puntos intermedios, porque ello significaría complicidad: o se entra de lleno al trabajo de limpieza y depuración, sin protección ni apoyo a grupos de poder o criminales o se opera solo en lo superficial y ello da pie a que la corrupción renazca.
Morelos como gran parte del país enfrentan un escenario complejo, la violencia en el estado no está contenida, está en expansión y la ciudadanía ya perdió confianza en las instituciones; esa sensación se traslada a la figura de la gobernadora.
La llegada de Blumenkron a la FGE marca un momento clave, definirá con sus acciones y resultados si la fiscalía se reconstruye o termina de romperse, es la línea que separa lo que fue de lo que podría ser.
De sus logros dependerá no solo el futuro de la dependencia, también incluye la seguridad, la gobernabilidad y el futuro político de este gobierno.
· post it
Nuevamente se dio un fuerte golpe a la delincuencia en Morelos; otra vez en Yautepec. El gobierno federal destacó esta acción coordinada que representa una afectación de 35 millones de pesos a la delincuencia organizada al decomisar 123 kilos de metanfetaminas y diversos precursores químicos.
El trabajo de combate a la delincuencia se está haciendo en Morelos, el problema es que la gente aún no lo percibe y cada hecho de violencia, como los de las últimas horas, mantienen la narrativa de que estamos peor que antes.
· redes sociales
El paquete económico 2026 ya está en la cancha del congreso y el plazo máximo para aprobarlo es el 15 de diciembre. Toca el turno de los operadores, para dialogar, analizar, revisar, corregir, modificar y aprobar el presupuesto del siguiente año.
Morena tiene 12 votos, solo le faltan dos. Al menos en teoría.
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