Árbol inmóvil - Lisístrata y el Congreso

En opinión de Juan Lagunas

Árbol inmóvil - Lisístrata y el Congreso

Lisístrata (incognoscible disolvencia) es una obra griega clásica, cuyo autor es Aristófanes. Aquí, se plantea una huelga sexual de las mujeres, como una condición para terminar con las cruentas pendencias. Guardando las proporciones analógicas (con la cabida de la inercia circunstancial), algo similar sucede en la 54 Legislatura, donde siete congresistas, dizque empoderadas, condicionan el devenir de la validación consensual. Desde que el Frente Progresista de Mujeres emergió, hace unas semanas, las escisiones se han acentuado. Utiliza dos discursos: 1. El manifiesto y… 2. El latente.

            En torno al primer punto, debo decir que recurre a la demagogia -per se- y manipulada (por las añagazas de Tania Valentina; una fémina sin liderazgo). Sobre lo segundo, le apuesta al truncamiento de la soberanía, para que la erosión se extienda en el recinto de “Guillermo Gándara”. No le interesa, en lo más mínimo, el avance (que se traduce en legislar con un sentido social). La pluralidad de su interior se ha vuelto un poder fáctico legal, que recurre al asolamiento, con el objetivo de confundir a la opinión pública.

            Las ideologías de ese Frente se han olvidado. La ciudadanía pasó a un cuarto plano. Casi al unísono, motivadas por un albedrío diabólico, sus integrantes exponen las mismas palabras (le dan un esquema sistémico, conforme a la desidia) ante los representantes de los medios de información (las “focas”, incluidas). Ah, y se encolerizan, como si fuera cierto. Recién, así se condujo Blanca Nieves Sánchez, cuando, rodeada de estudiantes de la máxima casa de estudios (el dos de octubre, en la explanada del Congreso), protagonizó un capítulo más de la simulación: gritaba que no la tocaran, porque “¡es violencia política!” (he ahí los videos, que aún circulan por las redes tribales). De risa…

            En la obra helena (que se representó por primera vez en 411 a. C), se divisa una pugna entre hombres y mujeres. Éstas se guarecen en la Acrópolis, que aquéllos intentan -en vano- conquistar). Las del Frente se refugian en sus posturas funestas e infaustas; los otros, en los pretextos estériles y, sobre todo, en las acusaciones. El caso, en suma, es que conservan maniatado al Poder Legislativo, como si fuera una especie de terreno infecundo, que se puede poseer sin ningún certificado notarial. Un retorno al salvajismo; se trata de 20 incompetentes en la tramoya de la hambruna insaciable (de poder). Un amigo me dio la clave: lucha de egos y servilismo. Ni más.

            Además, el dramaturgo eleva a la heroína. Lisístrata prevé mediar el brete. Y se acaba el episodio beligerante…

En el caso de esta Legislatura, en que todo es incuria (y, en gran medida, traición y transfuguismo), el final “feliz” será el entierro de las pretensiones políticas de cada uno. Van a sobrevivir, sí, pero en el olvido. Ahí, donde la deriva se seca, como la caída de una hoja (en plena primavera). La sucesión de las manecillas hará lo propio, por medio de sus degradaciones…

 

A LONTANANZA

            El descontrol de la ira. El factor soberbia, que se acentuará en los tres poderes. Es lamentable vivir en Morelos: entre la ineficacia de las autoridades, el desempleo y la hipocresía, nada vale la pena. Ahora, hasta la comunidad académica de la UAEM es manipulada por la ansiedad de una diputada desértica. Esto va a culminar en el desequilibrio.

 

ZALEMAS

            El panorama es sombrío en la noche… Tus ojos se cierran afuera del féretro. Sobre la arena indiferente, donde las olas sucumben, la idea de la muerte se sobrepone. Ya no es necesario asomarse a la ventana. ¿Para qué? El aire asfixia; el polvo se queda en las manos.

            En “Caverna”, José Emilio Pacheco entresaca los vocablos de la consternación:

Es verdad que los muertos tampoco duran

Ni siquiera la muerte permanece

Todo vuelve a ser polvo

 

            La vida va o se fuga, como tu cabello (dentro de la oscuridad del atardecer, justo en el intervalo del besuqueo repugnante). El rapsoda sigue…

 

Pero la cueva preservó su entierro

 

Aquí están alineados

cada uno con su ofrenda

los huesos dueños de una historia secreta

 

Aquí sabemos a qué sabe la muerte

Aquí sabemos lo que sabe la muerte

La piedra le dio vida a esta muerte

La piedra se hizo lava de muerte

 

Todo está muerto

En esta cueva ni siquiera vive la muerte.

 

            Todo está exánime. Nadie me lee. (Hasta el próximo jueves…).