Árbol inmóvil - La caída del Congreso

En opinión de Juan Lagunas

Árbol inmóvil - La caída del Congreso

De ser presidente de la Mesa Directiva del Congreso, Alfonso de J. Sotelo retornó a su hábitat: “figura gris”, sin poder, ataviado de una escasez de liderazgo continua. No estuvo exento de las fauces de la corrupción, puesto que fue “señalado” de cometer malos manejos de las finanzas del Legislativo. Para camuflar su mezquindad (y “arrebatos” monetarios), puso a una “encargada de despacho” a “modo” en la ESAF: América López. Entonces, la persuasión hacia sus pares emergió como por arte de magia, sabiendo que estaban cometiendo una anomalía.  

            El retraso, bajo su gestión, es histórico: designación pendiente de seis magistrados del Poder Judicial, comisionados en el IMIPE, conflictos municipales, iniciativas varadas, diálogo estéril, discrepancias estridentes y un prolijo etcétera. La sucesión hacia la 55 legislatura se dará en términos de: tareas incompletas, felonía, sedición y negligencia.  

            Además, fue señalado de proteger a Marcos “N” (quien enfrenta una acusación de abuso sexual en contra de una fémina). Todo tiende a despeñarse. Nadie se escapa. Verbigracia, si la caída de Constantinopla -en manos de los turcos otomanos- se produjo en 1453, ¡cuantimás la del llamado “Ponchito”! 

            Ah, pero se blindó ante los artefactos tecnológicos audiovisuales, que siguieron sus instintos sobre la línea de la nula emancipación (generada a causa del prorrateo injusto de recursos económicos). La libertad de prensa es un desvarío preciso, único.  

            El acabose de lo incoherente fue la negativa de ampliar el presupuesto al OPLE, en medio de una justa cívica atípica, a causa de la propagación de la pandemia. Desde distintos flancos, se logra divisar la ignorancia (en este caso, de la titular de la Junta Política y de Gobierno, la “morenista” Ariadna Barrera Vázquez). No sé si haya sido una instrucción del Ejecutivo. El tiempo podría revelar la verdad. Se solicitaron 243 millones para el ejercicio fiscal del 2021; empero, los diputados consideraron aprobar 179 millones de pesos… Comicios en vilo… ¿A quién le importan ahora? 

            A finales de agosto (plazo constitucional), el inmueble de los asambleístas “improvisados” ingresará en la estela del desierto. Para entonces, los nuevos inquilinos estarán asomándose bajo el estilete de la demagogia (ésta es una constante; un mal endémico, una carta periódica que no posee remitente, ni letras sistémicas). Al final, unos salen y otros llegan. El que nunca se aleja es el hedor nauseabundo de la descomposición, que se pega, cual herrumbre, a las paredes, sillas, papeles, voces, pronunciamientos y demás adminículos.  

            El desplome de la Cámara revela un accidente (deliberado) de más de 20; se suman: colaboradores, asesores, coordinadores de prensa, aduladores y otros. El panorama es un teatro sin testigos, que disemina el abuso entre la opinión pública. Todo se sabe. El destiempo se encarga de la difusión.  

 

ESLABÓN PERDIDO 

            La falta de visión del INE y el OPLE trae consecuencias. Las vicisitudes que los supervisores y capacitadores enfrentan -en campo- es un ejemplo nítido: no hay garantías de nada. Aquéllos enfrentan inseguridad, contagios de covid-19, pánico y rechazo de los ciudadanos. Nadie, a estas alturas, quieres ser funcionario de casilla. Los árbitros tuvieron tiempo para anticiparse y tomar decisiones. No fue así; la inercia (apoplejía) los condujo sobre el abismo de la inoperancia. El trabajo del último eslabón (de la organización de los comicios) fue subestimado.