Escala de Grises - Buena memoria

En opinión de Arendy Ávalos

Escala de Grises - Buena memoria

Hace poco más de una semana, al ser cuestionado respecto a las protestas feministas, el presidente de la República respondió que las mujeres son libres de manifestarse, pero les advirtió que los conservadores estaban metidos en el movimiento, pues “la derecha es muy hipócrita y dada a la manipulación.

Como si esas declaraciones no fueran suficientes, la semana pasada, el presidente dijo que su gobierno está a favor de las mujeres: “No somos machistas. Venimos de un movimiento de izquierda”.

Durante su conferencia matutina, para reforzar la idea anterior y ganarse la credibilidad de quienes escucharan, argumentó que las mujeres ocupan el mayor porcentaje de beneficiarios en los programas sociales. Por ejemplo, ocupan el 50.8% de las becas para estudiantes. Dato que, según el presidente, es un excelente indicador, “porque antes estudiaban más los hombres que las mujeres”.

Además, señaló que quienes manejan esos programas son mujeres: “Eso demuestra que hay igualdad, que no es un gobierno machista. “Los machistas son los conservadores”, pues él fue el primer gobernante en dar la misma participación a ambos sexos y apoyó la paridad.

Pretender que el gobierno no es machista o que es “feminista” —como dice Marcelo Ebrard— implica muchas más acciones que pronunciar un discurso poco convincente. Vamos a refrescarnos un poco la memoria.

¿No fue el mismo AMLO quien canceló los recursos para las estancias infantiles? ¿No fue el exsecretario de Hacienda, Carlos Urzúa, quien dijo que las abuelas podían cuidar mejor a los infantes? ¿No fue AMLO el que dijo que los feminicidios eran culpa del neoliberalismo? ¿No fue Claudia Sheinbaum quien criminalizó las protestas feministas? ¿No fue Irma Eréndira Sandoval quien se pronunció en contra del paro nacional de mujeres porque estarían “tentadas a lavar platos”?

¿No fue el fiscal general quien propuso eliminar el tipo penal de feminicidio? ¿No fue Yeidckol Polevnsky quien pidió a las feministas más creatividad en sus protestas? ¿No fue el director del Instituto de los Mexicanos en el Exterior, Roberto Valdovinos, quien recibió cinco quejas por hostigamiento laboral y acoso sexual? ¿No fue el mismo Marcelo Ebrard quien, después de las protestas feministas, insinuó que le habían hecho al gobierno “lo que el viento a Juárez?

Las preguntas podrían seguir, ya sabe que aquí tenemos buena memoria. Como le dije, se necesita más que un discurso. El machismo está inmerso en todos los círculos, en diferente medida, pero en todos los aspectos de la vida cotidiana. No es exclusivo de los neoliberales, de la religión, de los hombres o de las mujeres.

Ojo. Esta columna no es una cátedra del “buen feminismo”, nada más es un llamado a la coherencia. Si el gobierno de AMLO no fuera machista, entonces no hubiéramos tenido que enfrentarnos a ninguna de las situaciones anteriores; no estarían matando a una mujer cada dos horas y media en el país todos los días.

Como le dije hace algunas Escalas, paridad no es equidad. Pretender que poner al mismo número de hombres que de mujeres en el mismo lugar, institucionalizar el “Día Naranja” cada mes, crear cursos o competencias para que participen únicamente las mujeres, no se acerca a la palabra solución. La violencia de género está en el trato, en las conversaciones, en las imposibilidades que tienen esas mismas mujeres de romper el techo de cristal.

Durante el último mes, las primeras planas de los periódicos nacionales han mostrado, por lo menos, una nota respecto a la violencia de género. Claro, es importante visibilizar el problema y hablar de él; sin embargo, eso no basta. También hay que cuestionarnos, ver con ojos críticos lo que hacemos y lo que no (que, a veces, es más importante), salirnos del privilegio, empatizar… La lista es larga, pero por algo se empieza.

La epidemia a la que nos hemos acostumbrado, no se arregla nada más con darles dinero a los sectores vulnerables o con inaugurar instancias, programas y campañas que estén mal enfocados. El machismo lo sufrimos todas las personas, pasa todos los días y está en constante incremento, aunque el gobierno se cuelgue la medallita de “ser feminista”.

“Si [en la oposición] tienen problemas con nosotros, que no se disfracen de feministas, porque eso es hasta inmoral”, dijo López Obrador. Tal vez él también debería reflexionar al respecto.

 

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