¿Y la post pandemia, Don Cuahu?
En opinión de José María Román Román
Sabemos que del gobierno federal no podemos encontrar más respuestas al problema que las raquíticas y obsoletas que se han publicado, que estamos a merced del destino, sin líder nacional válido y con capacidad para enfrentar el gravísimo dilema que tendrá enfrente la sociedad mexicana a raíz de las consecuencias finales que fatalmente producirá el COVIT 19. Sabemos que el segundo responsable que debería establecer la ruta a seguir para la sociedad Morelense una vez que los estragos finales de los que vivimos se presente es el Cuahu, sabemos en ese deportista hemos tenido un líder agazapado, suertudo, eso sí, que está en el palacio de gobierno del estado, que se alimenta de nuestros impuestos, que mantiene ociosa por una necesidad la burocracia, pero que tiene la autoridad para establecer por cuenta propia del estado, junto con su sociedad los mecanismos necesarios, indispensables para mirar el devenir del futuro de toda la sociedad del estado y decidir.
Aún no lo he mirado, o al menos no me he enterado de sus asiduos trabajos y reuniones con los sectores estatales que obligatoriamente formarán parte del trabajo a realizar para reconstruir lo que sea posible una vez que esto concluya. No lo he mirado convocando personalmente a los liderazgos, no lo he mirado saliendo de esa carísima casa de gobierno, abandonar sus comodidades y tomar por si miso, incluso por encima de sus equipos de dizque equipos de trabajo y asumir las riendas en sesudas reuniones prácticas con las Cámaras de Comercio, con los industriales, con los líderes del campo, los obreros, con incluso los líderes religiosos para formar un frente común que nos permita vislumbrar que se va hacer para enfrentar la crisis que cada día se mira será más grave una vez que esto concluya o más o menos concluya y se haga necesario reactivar de cierta forma las actividades económicas. Y no es que quiera y me urja como gobernado que se reactive todo en las condiciones que tenemos, pero éste muchacho no se ha abocado personalmente a ser objetivo y realista con la gente, con su pueblo, con nuestra sociedad.
Esto no puede durar indefinidamente hasta encontrar una vacuna, sería idiota y absurdo porque se ha dicho hasta el cansancio que eso, ni será rápido y ni será posible y ni siquiera en corto tiempo estará al alcance de Juan Pueblo. ¿Luego entonces…?
El alimento no puede esperar para que se produzca o a que AMLO apoye y decida, cuando hemos visto que lo que apoya es la demagogia, no podemos esperar que apoye al pequeño y mediano empresario, menos en serio al ambulante. Hemos visto, eso sí como los apoyos campesinos han sido tardíos y equivocados, escasos y mediocres para las necesidades de la producción del alimento. Hemos visto migajas que a cuenta gotas y más enunciativas y raquíticas que verdaderamente útiles al pequeño y mediano empresario necesitado. Lo hemos visto más interesado en irse a dar banderazos a proyectos superfluos como la refinería dos bocas y el tren Maya donde se invertirán fabulosas cantidades de dinero necesarias que para permitir la sobrevivencia decorosa de los que o producen los impuestos para pagar esos caprichos presidenciales en tiempo de crisis o producen el empleo y los impuestos: en los comerciante y los campesinos. Esos comerciantes y esa clase media tan vital para cualquier gobierno, de la ideologías que se quiera porque es ahí, en el campo, en su comercialización, en el rejuego del movimiento económico de quien vende y de quien da servicios donde está la clave para reactivar la economía de la que tantos millones y millones de empleos dependen. Las fábricas producen, transforman, los otros, distribuyen entregan, venden lo que es una necesidad primarias de los consumidores que somos todos. Pero no, no hay más que caprichos, más que obtención de votos como alimento a las ambiciones ideológicas de un hombre que se niega asimismo y que niega la realidad de la historia de los pueblos de la humanidad.
¿El Cuahu? ¡Pobre Cuahu!, lo miro miedoso, agazapado, sin saber qué hacer. Sin siquiera tener una idea de la responsabilidad que tiene enfrente. Sencillamente se sacó la lotería con el cargo y ahora ignora qué hacer para gastar ese dinero político que de pronto lo volvió millonario social. Le entró con todo por venganza contra un nefasto Graco al que le ha hecho lo del viento a Juárez: ¡nada! pero una vez que venció no supo cómo administrar su triunfo, no supo ni sabe qué hacer con el peso de la obligación.
Hoy, ya, hoy, debería tener consensos personales, sin equipo, él con la gente y los liderazgos del pueblo tomar decisiones por encima de todo. Pero no, no lo está haciendo, no lo va hacer. Hoy está Cuahu por debajo de todo, sin programas, sin proyecto, sin sociedad que lo respete y de la que se dé a respetar por su capacidad, o su cultura (no hay que exigirle tanto) pero al menos con der capacidad de sensatez, de raciocinio ante el problema. No se necesita ser letrado, dijeran los viejos.