Inclusión Educativa en la UAEM - La complejidad histórica de la inclusión en la Universidad: Legado

En opinión de Eliseo Guajardo Ramos

Inclusión Educativa en la UAEM - La complejidad histórica de la inclusión en la Universidad: Legado

La universidad es la institución educativa más antigua con la que contamos hoy en día; ocho siglos antes de la creación de la educación primaria infantil. Surgió en la Edad Media en una ciudad de Italia. La Universidad de Bolonia fue la primera universidad, data de 1088 y hasta el día de hoy sigue funcionando. Lo mismo ocurre con la universidad de Oxford, Inglaterra, que fue la segunda, en 1096; la Universidad de Paris (la Sorbona), en 1257, siendo la tercera; y, la Universidad de Salamanca, en España, en 1218. Todas están vigentes.

 

La Universidad de Boloña se formó a iniciativa de los estudiantes de los Colegios de Artes, en el sentido amplio de las artes. Colegios, que constituidos por “colegas”, de ahí la denominación de Colegio. Tales estudiantes invitaron a quienes podían ser sus maestros. A esta asociación de docentes y dicentes, se debe la denominación de universidad, no a lo que se cree por muchos de que trata con el conocimiento universal. Es importante tenerlo en cuenta, porque las universidades que no consideran a los estudiantes paritariamente no cumplen con la condición original de la misma. Los fundadores de Oxford, fue a la inversa, siguió el ejemplo de Bolonia, que cundió rápido, pero fueron los profesores quienes tomaron la iniciativa e invitaron a sus alumnos a conformar esta asociación académica. La Sorbona, siguió en su creación a partir de una heterogeneidad de Colegios. Para poderse comunicar entre sí, por los múltiples idiomas de origen, adoptó el latina como lengua universitaria. Por ello, donde quedó asentada la universidad, se ganó el nombre de “barrio latino”. Salamanca, fue la primera del mundo hispánico. Procuró que entre sus alumnos no fueran exclusivamente de la nobleza, adoptando de origen pobre, y “capaces”.

 

En América, la primera universidad se la disputan entre México y Perú, de acuerdo con la fecha que se quiera tomar en cuenta. 1551, fue la Real y Pontificia Universidad de México. Antes que la de Universidad de Harvard, que se fundó hasta 1636. Tenía fines clericales y aristocráticos. La Real y Pontificia Universidad de México, se cerró en la Independencia y se volvió abrir como Pontificia Universidad de México, ya no Real. Pero ésta que seguía siendo aristocrática y de las familias altos recursos económicos -aunque no aristocrática-, se cerró en 1867. La separación la Iglesia y Estado, con las Leyes de Reforma de Benito Juárez, le dificultaban que fuera “Pontificia”. La Escuela Nacional Preparatoria, cumplía con los estudios universitarios de la época. Fue hasta 1910 que Justo Sierra, siendo secretario de Instrucción Pública abrió la Universidad Nacional de México. La poblaban los jóvenes de clase media alta y alta, con una exigua aristocracia. En 1929, la universidad adquiere la autonomía y se convierte en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). El periodo postrevolucionario permitió que las clases medias urbanas acudieran a la universidad. Incluso, comenzaron a matricularse a la universidad mujeres, en proporciones cada vez mayores, pero todavía pocas mujeres. Y casi nulas mujeres en las ingenierías y ciencias. Después del movimiento del 68 las clases medias bajas y de obreros y campesinos llegaron a la universidad en proporciones cada vez mayores. Hubo una explosión demográfica de mujeres en la universidad. Se masifica la universidad al grado de la falta de cupo en la misma. Cobran autonomía las universidades estatales. Se abren más universidades, amén de que el Politécnico ya tenía presencia nacional en el país.

 

Se fortalece el sistema de educación superior tecnológico y se descentraliza la matrícula. En los años 90ª se abren nuevas figuras, como las universidades tecnológicas y universidades politécnicas. Que no son universidades en el sentido estricto, pero al denominarlas así para atraer las aspiraciones de los jóvenes que ya no tenían cupo en las universidades autónomas. Y, en los años 2000 se inauguran las universidades interculturales. Para la población de grupos originarios, que ya demandaban estudios universitarios. A estas, podían ingresar jóvenes indígenas y mestizos.

 

Actualmente, desde los años post 2000, en México hay presencia notoria de jóvenes con discapacidad, de todas las discapacidades y en todas las universidades, autónomas, tecnológicas, politécnicas, interculturales. También, se ha expresado la no discriminación de jóvenes con identidades del LGBTTTIQ+.

 

El año pasado la Universidad de Salamanca, España lanza un Programa denominado “UniverUSAL: universidad inclusiva”. Da gusto saber que en estos proyectos hay personas, como Ana Belén, que en los 90ª impulsaron la Conferencia Mundial de Salamanca y que impactó en la inclusión en la Educación Básica, verla ahora comprometida con la Educación Superior, pero desde una universidad que tiene más de 800 años de vida.

 

Como puede advertirse la universidad ha ido incluyendo a poblaciones que antes estaban excluidas. Y no deben abrirse espacios para ellos, por aparte, pueden y deben ingresar a todos los espacios, por legendarios que estos pudieran ser.

El legado de las universidades fundantes es el de la inclusión cada vez mayor de todos sectores sociales. Es la enseñanza de siglos de existencia, desde la Edad Media hasta nuestros días ¿O alguien puede detener la historia?

 

educacioninclusiva.egr@gmail.com