Serpientes y escaleras - Morena, los escenarios cambian

En opinión de Eolo Pacheco

Serpientes y escaleras - Morena, los escenarios cambian

En política nunca hay ganadores ni perdedores absolutos. Todo es temporal.

 

Morena, los escenarios cambian

De alguna u otra manera los consejeros de Morena superarán el entuerto en el que se encuentran; lo harán a la buena o a la mala, pero lo tienen que hacer porque deben avanzar hacia el proceso de sucesión. El hecho de que Ulises Bravo deje de ser consejero y presidente de Morena no resta fuerza a la corriente afín a Cuauhtémoc Blanco, por el contrario, podría suceder que con el reacomodo de piezas el hermano del gobernador obtenga dos posiciones más en el consejo y se haga de la mayoría. En política los escenarios cambian constantemente.

El pleito al interior del partido no es casual ni gratuito, representa el preámbulo del proceso para definir las candidaturas del 2024 e implica confrontaciones abiertas que rebasan el discurso de unidad y transformación. Luego de la inhabilitación de Bravo Molina lo que sigue es definir quién ocupará la presidencia y para ello existen algunas hipótesis: 1- Que se repita la elección, en cuyo caso Ulises Bravo tendrá 26 de los 50 consejeros. 2- Que se quede la secretaria general, que es aliada de Ulises Bravo. O 3- Que asuma la presidencia quien ocupó el segundo lugar en la elección, gente de Rabindranath Salazar.

La decisión sobre el futuro de Morena en Morelos la tomará la dirigencia nacional de Morena; Mario Delgado es aliado de Cuauhtémoc Blanco, aspira a la jefatura de gobierno de la Ciudad de México y necesita del apoyo del gobernador de Morelos para fortalecer sus aspiraciones políticas. Ergo: es muy probable que la decisión que tome el CEN del Movimiento de Regeneración Nacional favorezca al futbolista.

En política las lealtades son subjetivas, temporales y siempre dependen de acuerdos e intereses; del lado de Rabindranath Salazar hay 24 consejeros que están firmes en su posición, pero no se pueden considerar leales al funcionario federal, ni convencidos de su proyecto, simplemente se trata del acomodo coyuntural ante un enemigo en común y la posibilidad de que la corriente del gobernador les quite el control del partido.

Del lado opuesto la historia no es distinta, la sumatoria tiene que ver con la capacidad de operación política del hermano del gobernador, pero se mantendrá en función de que las promesas se cumplan y todos los participantes reciban lo que les ofrecieron. De ninguna manera puede considerarse un bloque leal a Ulises Bravo, ni convencido del proyecto de gobierno de Cuauhtémoc Blanco, simplemente son piezas de un ajedrez político que, como muchas veces en el pasado, funcionan solo por un tiempo.

El manejo de un partido como Morena es sumamente complicado, más que el de cualquier otro; el primer factor a considerar en esta institución es que combina en sus entrañas a figuras tradicionales de izquierda, a seguidores radicales del presidente Andrés Manuel López Obrador y a muchos personajes que llegaron de todos los demás partidos políticos. La mezcla es por sí misma una bomba de tiempo porque en ella chocan los ideales con los intereses y en el caso de la corriente Cuauhtemista, se topan con todo lo opuesto a lo que ideológicamente promueven.

Es en este punto donde el bloque tradicional tiene su punto de apoyo más sólido; basta con que se alborote un poco a obradorismo para generar una rebelión interna y un cisma que si bien no es capaz numéricamente de ganar una elección constitucional, sí puede fracturar al partido y aniquilar las posibilidades de triunfo de cualquiera en Morena.

El escenario para ambos bandos es complejo porque el riesgo de fractura es latente y los afectaría a todos; si los consejeros no encuentran un punto de coincidencia que les permita transitar hacia una reconstrucción pacífica y atenúe la rebelión en ciernes, lo que veremos en los próximos dos años será una guerra de guerrillas que traspasará las fronteras del partido y colocará al gobierno estatal en la mira de la sociedad con ataques que surgirán desde la base mirenista.

Tengamos algo claro: desde hace varios meses son los propios actores políticos de Morena quienes hablan de los procesos judiciales abiertos contra varios integrantes del gabinete estatal, los que relatan historias que refieren actos irregulares cometidos por figuras cercanas al primer círculo de poder y detallan los caminos a través de los cuales se puede acceder a información que lastime al gobernador y a los suyos.

Hasta ahora todo se mueve en el terreno de rumor, sin documentos ni elementos de prueba tangibles, pero si la pelea interna continúa no se puede descartar que este tipo de expedientes, sí existen, comiencen a circular y se conviertan en piezas discusivas de campaña que aprovecharían los partidos opositores, pero sobre todo correrían libres a través de las redes sociales.

Se trata de un escenario kamikaze, pero de ninguna forma irreal; esta misma circunstancia han estado todos los demás partidos cuando no hay acuerdos internos; el canibalismo político es una práctica común en el escenario de poder, sobre todo en una institución como Morena, que le abrió la puerta a lo peor de todos los partidos.

Del lado oficial seguramente pensarán que esta posibilidad se puede anular si desde México se pone en paz a la disidencia y el propio presidente da la orden; falso: en ese escenario lo único que ocurriría es que los personajes visibles del partido guardarían las formas, como lo hacen ahora, pero emprenderían un ataque más intenso a través de sus estructuras y con los recursos a su alcance. Ni el propio Andrés Manuel López Obrador sería capaz de detener una rebelión morenista en Morelos.

Hasta ahora las cosas le han salido bien al hermano del gobernador, hasta este momento los pasos dados le permitieron avanzar y convertirse en una figura sobresaliente de la 4T local, pero no todo luce sencillo en su futuro, su inelegibilidad es un golpe muy duro porque aunque tenga más consejeros que los otros, sin él al frente del proyecto en cualquier momento su escenario puede cambiar.

Item más: de cara a la sucesión los cuauhtemistas son los que más tienen que perder, porque en un escenario de crisis serían ellos los perseguidos, contra ellos se enfocarían las baterías sociales y los primeros en atacarlos serían los de Morena. Por esa razón es que ese bloque, aunque mayoritario, deber ser el más interesado en buscar la unidad.

En política la lealtad y las alianzas económicas no duran. Pregúntenle a Gayosso.

  • posdata

Hoy más que nunca el manejo de la narrativa es clave en la comunicación pública; con una sociedad observante y participativa, la información que generan las autoridades no solo debe ser oportuna, tiene que ser atractiva e inteligente para que influya en el pensamiento colectivo. El cambio al que todos los gobiernos apuestan empieza por la percepción.

La comunicación social se ha ido transformando al ritmo de las nuevas tecnologías, no así las estrategias y formas de trabajo en muchas instituciones. Lo común en otros tiempos era la emisión de boletines y el reparto de fotografías en un mismo plano. Los envíos eran mecánicos, se hacían varias veces al día y con la certeza de que la información oficial era incuestionable. Hoy ya no es así.

El primer reto que enfrenta la comunicación pública está en los espacios virtuales, pero no en las páginas informativas, en los influencers o los comunicadores free lance; el punto medular radica en los lugares que nadie controla, que se mueven a partir de tendencias y con datos que inmediatamente llaman la atención: las redes sociales.  

Las campañas negras a través de boots o páginas fake no sirven de nada, tampoco los portales informativos que no van más allá de un reducido grupo y solo repiten historias a favor o en contra de alguien. Influir en las redes sociales implica un esfuerzo mayor.

La comunicación pública empieza en los medios formales tradicionales que han podido evolucionar al ritmo de las nuevas tecnologías e incluye los demás canales de expresión social. La información que generan las instituciones debe ser constante, oportuna y atractiva para el lector al que se dirija; a diferencia de pasado cuando la comunicación era unidireccional, hoy se tiene que hacer pensando en los diferentes espacios, grupos sociales y edades del público objetivo.

Atendiendo lo anterior viene la parte fina de trabajo: la narrativa. Una vez que se tiene el contenido hay que saber comunicarlo de manera correcta, con las palabras adecuadas y pensando en los resultados que se persigan. Casi siempre los gobiernos se enfrentan con situaciones adversas, sobe cuando son temas relacionados con la seguridad, de ahí que la forma se vuelve fondo y a pesar de que no se puede cambiar la realidad, sí es posible transmitir ideas que permitan, si es el caso, atenuar o controlar la crisis.

Todo lo anterior (y más) implica un trabajo permanente y una capacitación constante que en suma logre combinar elementos teóricos y prácticos para alcanzar el objetivo deseado. Obviamente este tipo de cosas las deben dominar a la perfección los jefes de prensa.

Veámoslo las cosas desde un ángulo distinto, poco ortodoxo, pero real: muchas veces lo más importante en la estrategia es lo que no se publica.

  • nota

La oleada de violencia desatada en Morelos en las últimas semanas ha generado alarma en los ayuntamientos, puso en alerta a las autoridades del estado e hizo voltear al gobierno federal; no es la primera vez que vemos una situación así, pero los hechos nunca dejan de ser alarmantes. La fuerza, inteligencia y movilidad de los grupos criminales supera al estado y expone un problema muy serio, creciente y peligroso. Los hechos ocurridos en Yecapixtla mostraron que ahora las agresiones incluyen a inocentes.

Desde hace varias semanas el gobernador Cuauhtémoc Blanco ha encabezado las mesas de seguridad en donde participan funcionarios de los tres niveles de gobierno y de los tres poderes del estado; el esfuerzo por frenar la inseguridad y la violencia es permanente, pero hasta ahora infructuoso porque la situación no mejora.

El escenario es complejo por donde se vea y se complica cuando ocurren situaciones como las del jueves pasado, en donde además de un ataque directo existen daños colaterales que cuestan vidas.

En este punto vale la pena hacer una reflexión sobre la situación real en la que nos encontramos: oficialmente a Morelos han llegado, en suma, miles de efectivos de la Guardia Nacional que vienen a fortalecer las tareas de prevención del delito y pacificación. De manera oficial, porque en la realidad son muy pocos los elementos federales que se quedan en el estado. Explico: los uniformados llegan en camiones, posan para la foto y luego se van a hacer lo mismo en otro estado.

Platicando con funcionarios estatales y municipales la reflexión es la misma: los miembros de la Guardia Nacional que están en el estado son muy pocos para las necesidades que se tienen y la situación se agrava cuando la mayoría acude solo unos cuantos días y casi todo el tiempo están recluidos en un cuartel.  

Caso distinto sucede con la Semar: cuando los marinos vienen a Morelos lo hacen por una tarea específica, casi siempre inician con labores de inteligencia, realizan investigaciones y luego implementan operativos que concluyen con la detención de varias personas. El problema es que al término de estas acciones los uniformados también se van.

En esta historia hay varios aspectos que se deben tomar en cuenta para entender el contexto de la situación: para cumplir eficientemente con las labores de seguridad y prevención del delito Morelos necesita más de 12 mil policías y actualmente solo tiene 3 mil. La situación es complicada por distintas razones y empieza por el hecho de que son muy pocas las personas que responden a las convocatorias para formar parte de la estructura policial. La respuesta a esta situación la dio el propio comisionado de seguridad José Antonio Ortiz Guarneros “Nadie quiere arriesgar su vida por 8 mil pesos mensuales”

Desde hace varios años Morelos se ha convertido en un espacio que disputan diversos grupos criminales; hay, según lo han comunicado las autoridades estatales, 15 grupos que pelean a sangre y fuego en varios puntos del estado y 3 líderes criminales a quienes se atribuyen los actos de violencia.

Qué tenemos entonces: un estado con presupuesto insuficiente para seguridad, con un cuarto de los policías que se requieren, autoridades coludidas con grupos delincuenciales y la presencia de más de una docena de cárteles.

¿Cómo ganar esta batalla?

  • post it

Así reaccionó el gobernador Cuauhtémoc Blanco a la masacre de Yecapixtla:

"No les puedo decir el nombre, pero son tres personajes, los vamos a detener, los vamos a agarrar, no les podemos decir el nombre pero son tres personajes que han venido haciendo daño como los anteriores que hemos detenido y hay que buscarlos, se tiene que investigar, el fiscal tiene que investigar, es él el que tiene que investigar, acuérdate que es un torneo que organizó el presidente municipal, entonces la Fiscalía es quien tiene que investigar, lo que sí debemos hacer es seguir trabajando en coordinación"

  • redes sociales

Mientras no tengamos más policías, ninguna estrategia de seguridad funcionará, dice el comisionado Ortiz Guarneros.

Ok ¿Y mientras qué hacemos?

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