Serpientes y escaleras - Conciliar, el reto
En opinión de Eolo Pacheco
No hay plazo que no se cumpla: el domingo tenemos que ir a votar
Conciliar, el reto
Este domingo los mexicanos elegiremos a la próxima presidenta de México y los morelenses a nuestra primera gobernadora; en ambos casos hay dos opciones con posibilidad de ganar: Claudia Sheinbaum o Xóchitl Gálvez para dirigir el país y Margarita González o Lucía Meza para conducir el estado. Gane quien gane su reto inmediato y más importante es reconciliar a los ciudadanos y dejar atrás la campaña. Gobernar nunca ha sido tan difícil como ahora.
Centrémonos en el plano local: en un par de días los morelenses acudiremos a las urnas a elegir a la primera jefa del ejecutivo estatal en un ambiente turbulento y de incertidumbre, luego de muchos meses de contienda electoral que se caracterizaron por el ataque, las mentiras y las acusaciones, con una campaña que estuvo marcada de violencia y las amenazas, y candidatas que se dirigieron únicamente a sus huestes, por lo que nunca lograron conectar con la sociedad.
La mediocridad de las campañas es lo menos importante en esta historia, lo de fondo es lo que ocurre en la entidad desde hace años, antes de que comenzara la carrera por la gubernatura y que continuará después de que se haya definido a la próxima gobernadora. Me refiero a los enormes problemas que tiene el estado: a la violencia, la inseguridad, los altísimos niveles de corrupción, la impunidad, los diferendos políticos, el enfrentamiento entre poderes y por supuesto el severo atraso económico.
El tono utilizado en estas campañas abonó al clima de enfado que prevalece en la entidad porque tanto en el plano federal como en el país los partidos dividieron al país en una lógica de buenos y malos, dejando de lado las propuestas. Para unos el mensaje fue la consolidación de la transformación que empieza con la expulsión de quienes consideran malos por esencia, mientras que los otros propusieron dar un giro para que regresen los menos malos. Reitero: en todos los casos las propuestas quedaron en segundo término.
Todo lo que se diga sobre lo que las candidatas y candidatos pudieron haber hecho en este proceso electoral es ocioso porque ya no hay marcha atrás: en ambos bandos se definió una estrategia que se llevó al límite, que apostó a ganar sin tomar en consideración el reto que será gobernar.
Y no podía ser de otra forma, el tono empleado por la oposición fue muy duro desde el principio y la respuesta tuvo que ser igual; el centro de esta campaña fue siempre el enojo colectivo y la identidad partidista: unos exaltando la molestia contra el régimen que concluye y los otros alentando a sus seguidores a no permitir el regreso de los corruptos.
Este domingo 02 de junio la gente calificará con su voto lo que se hizo en las campañas, pero sobre todo lo que ha hecho a lo largo de casi seis años el presidente de México.
Tengamos claridad en algo: la del 2024 es una elección que en gran medida representa una calificación a Andrés Manuel López Obrador: la oposición en todos sus niveles colocó el enfado contra la 4T como eje de sus campañas, promoviendo el cambio a partir de los errores, empezando por el fracaso en la estrategia de seguridad; y Morena se puso a la sombra del presidente, de su gobierno y de sus programas, alentando a sus seguidores a darle continuidad a la transformación, para que los apoyos continúen llegando.
La lucha en la campaña no fue igual, porque salvo algunas excepciones, no fue un duelo de propuestas ni entre candidatos: fue una lucha contra todo lo que representa el presidente Andrés Manuel López Obrador, para bien y para mal, por eso ha sido reiterado que el reto de la oposición es vencer a la marca.
Lo que las y los candidatos pudieron hacer en campaña para ganar ya se hizo y nada más se puede hacer, en los días que faltan para que se instalen las urnas el trabajo de los equipos se centra en las estructuras, en quienes cuidarán el voto y defenderán a los partidos en las mesas de votación.
No importa quien gane la elección dominical, el país y el estado serán los mismos el lunes 03 de junio, con serios problemas económicos, elevadísimos niveles de corrupción, violencia e inseguridad que han rebasado al estado y seguramente un fuerte debate post electoral en donde quien pierda alegará que hubo fraude.
La próxima gobernadora de Morelos debe tener claro que a pesar de lo compleja que fue esta campaña, la parte más difícil será gobernar un estado dividido, enojado y agraviado por los últimos gobiernos. Pasada la elección lo que queda es una sociedad enfrentada, fragmentada, dividida por los partidos políticos en buenos y malos, dependiendo de quien hable.
Dada la vorágine del proceso electoral a los equipos de campaña no les preocupó otra cosa más que ganar a como diera lugar; para hacerlo se valieron de cualquier estrategia, dejaron de lado la moral, rompieron cánones de respeto y civilidad y se adentraron en la campaña más oscura, grotesca y deleznable de la historia moderna.
Al hacerlo provocaron un caldo de cultivo que aún no dimensionan, es decir, elevaron exponencialmente el encono, dividieron al estado y causaron un daño social que corresponderá a la siguiente administración enfrentar y tratar de resolver. Fueron tantos y tan fuertes los ataques mutuos que es impensable que el perdedor asuma cívicamente su derrota y sus seguidores reconozcan el triunfo de la rival.
Esto se trasladará a la gobernabilidad del régimen que viene: la gobernadora protestará el cargo de un Morelos dividido, con mucha gente resentida y grupos dispuestos a provocar discordia desde el primer minuto. Es difícil pensar que el régimen entrante tendrá, como los anteriores, una luna de miel ciudadana, es decir, un tiempo prudente de paz y tolerancia para atender los asuntos pendientes. La presión comenzará desde el minuto uno.
La ferocidad de las campañas y el discurso estridente anuló la posibilidad de que la ganadora sea reconocida por propios y extraños, por el contrario, gane quien gane el panorama del gobierno siguiente será de muchísimos retos, con una enorme presión social y una urgente necesidad de conciliación.
Sea Margarita González Saravia o Lucía Meza Guzmán quien se alce con el triunfo en las urnas, su primera acción, aún antes de protestar el cargo, deberá ser llamar a la conciliación y trabajar por la unidad; la ganadora debe dejar atrás la lucha política, las diferencias partidistas y los rencores personales. Será muy difícil que quien pierda acepte, pero quien gane debe intentarlo hasta lograrlo.
Recordemos la máxima política de mi querido Juan Salgado Brito: en política debe haber diálogo, mucho diálogo. Y cuando se acabe el diálogo, más diálogo.
La próxima jefa del ejecutivo no podrá gobernar sola.
· posdata
La oferta política para los electores de Cuernavaca es terrible y quienes aquí vivimos deberemos elegir entre lo menos malo que nos presentan los partidos.
Los candidatos a la diputación federal es un ejemplo, pero no el único: ahí tendremos que decidir entre un violentador y deudor alimentario como Sergio Estrada Cajigal, hoy preso en un penal de Quintana Roo y Sandra Anaya, una figura arrogante, sin preparación y políticamente arribista, cuyo único mérito para ser candidata es que la impuso el gobernador.
Si vemos las diputaciones locales la historia es igual o peor: en el distrito uno compiten Daniel Martínez Terrazas, un sujeto corrupto que lucra con las siglas de su partido y junto con su familia han hecho de la derrota un negocio y Sergio Pérez, un accidente de la democracia, repudiado dentro de su propio partido, afecto a la traición y al billete.
En el distrito dos la historia no cambia: Andrea Gordillo, una joven que como diputada mostró muy rápido su gusto por el dinero fácil y la corrupción y Patricia Torres, una política arrogante, despreciable como ser humano y por supuesto, profundamente corrupta.
Votar por alguien de otro partido no es opción, porque significa darles votos y con ello vida y dinero a partidos que viven del erario y que son negocio de sus dirigentes.
Lo más sano en este caso es anular la boleta y dejar un mensaje de reclamo a los partidos, por ofrecernos lo peor de sus huestes.
· nota
Esta semana la Coparmex presentó las cifras de violencia contra candidatos y políticos en México, señalando que las actuales son las elecciones más sangrientas de la historia.
Según la Confederación Patronal de México los incidentes de violencia política son 26% más que en el 2021, con 45% más asesinatos.
En una encuesta que realizada entre los empresarios afiliados “se identifican 12 entidades del país donde se considera que hay riesgo para la seguridad de los candidatos y 17 municipios que tienen riesgo por estas causas”.
Las entidades en donde los empresarios consideran que existen riesgos para la seguridad de los candidatos son: Sonora, Chihuahua, Tamaulipas, San Luis Potosí, Jalisco, Guanajuato, Michoacán, Guerrero, Morelos, Tlaxcala, Puebla y Chiapas.
Entre el primero de enero y el 27 de mayo de 2024 se registraron 116 incidentes de violencia política, 26% más de lo registrado en el 2021. Del total de incidentes, 55% fue contra precandidatos, candidatos y familiares de ellos.
A lo largo de las campañas se han asesinado al menos a 30 candidatas y candidatos de diferentes partidos, según organizaciones independientes, aunque la Secretaría de Seguridad Federal ha admitido solo 22.
A esto se suman las decenas de amenazas, atentados y solicitudes de seguridad de aspirantes a ayuntamientos, diputaciones, senadurías, gubernaturas y la propia Presidencia.
Hay 553 candidatos que pidieron protección a las autoridades federales ante el alza de amenazas y el temor de ser víctimas de un atentado como ha ocurrido con sus homólogos y se estima que poco más de 3 mil 474 elementos de las fuerzas armadas trabajan para protegerlos.
La organización Votar Entre Balas destaca algunas de las entidades con más asesinatos en lo que va del año, siendo que hay estados en los que se reportan hasta 45 hechos violentos.
Morelos está considerado como uno de los estados más peligrosos en lo que va del proceso electoral 2024 y posiblemente de los que serán más violentos para los políticos y autoridades electorales en las elecciones y posteriormente.
Antes del asesinato del candidato suplente a la alcaldía de Cuautla estos eran los números sobre violencia electoral reportados en Morelos:
Ataques a candidatos: 9.
Ataques a autoridades electorales: 1.
Ataques a familiares de candidatos: 2.
Ataques a fuerzas de seguridad fuera de combate: 3.
Ataques a funcionarios: 9.
Ataques a instalaciones: 4.
Ataques a militantes de partidos: 1.
Total: 29 ataques.
· post it
La salida de Jorge Arizmendi de MC estaba programada desde la semana pasada; fue operada, dicen, por el exgobernador Graco Ramírez. Ayer el rector de la Unicuac hizo pública su decisión de apoyar a la candidata del FAM, dándole la espalda al partido que lo postuló y a su candidata. Como Arizmendi otros candidatos también se han ido de Movimiento Ciudadano.
Quien logró que esto ocurriera fue el exgobernador Ramírez Garrido, pero para que el hecho se consumara fue determinante la falta de liderazgo, talento y calidad moral de su dirigencia estatal y su candidata a la gubernatura. Graco metió mano negra, pero el éxodo habría sido impensable si MC tuviera dirigentes menos corruptos.
Electoralmente hablando Jorge Arizmendi no representa nada; su decisión afecta más a Movimiento Ciudadano de lo que ayuda al FAM o perjudica a Morena.
¿Quiénes son los primeros en abandonar el barco?
· redes sociales
El próximo lunes regresa Cuauhtémoc Blanco como gobernador.
¿A quién le entregará la administración estatal? ¿A Margarita o a Lucía?
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