Serpientes y escaleras - Capacidad o carisma

En opinión de Eolo Pacheco

Serpientes y escaleras - Capacidad o carisma

Capacidad o carisma

La discusión es constante en las mesas políticas, sobre todo cuando se acercan los procesos electorales: para algunos el ejercicio de gobierno es una tarea que demanda gente preparada, con experiencia, sensibilidad y liderazgo, otros refieren que todo eso es importante, pero para gobernar primero hay que ganar la elección y ello depende más del carisma de los candidatos. Las instituciones necesitan a los mejores, pero las elecciones las ganan quienes suman más votos.

Los últimos gobernadores de Morelos encajan perfectamente en este supuesto, hemos tenido personajes carismáticos como Sergio Estrada y Cuauhtémoc Blanco, figuras con una ampla experiencia política como Jorge Carrillo Olea o Graco Ramírez y un tipo serio, pero totalmente insípido como Marco Adame. Hasta ahora no ha llegado ninguno que combine capacidad, carisma y liderazgo.

De cara al 2024 hay figuras con distintos atributos que se ofrecen como buenos gobernantes, pero pocos parecen resaltar como candidatos; en todos los espacios en disputa comienzan a surgir personas que intentan hacerse notar y trabajan por una candidatura. Las postulaciones más codiciadas están bajo las siglas de Morena, porque ese partido encabeza la preferencia electoral, pero como se vio en la elección del 2021 el perfil del candidato puede hacer que las cosas cambien.

Cuernavaca es una muestra de que la fuerza de un partido no es suficiente, ni define la elección; en el 2021 Morena arrancó el proceso electoral con 15 puntos de ventaja y ello hizo que la dirigencia del partido se confiara e impusiera un personaje desconocido para la militancia, pero sobre todo un fuereño, sin arraigo y representante de todo aquello que la sociedad repudiaba.

El resultado no sorprendió a nadie: el abanderado del Movimiento de Regeneración Nacional y los candidatos en los distritos locales perdieron, el primero porque la sociedad capitalina rechazó una nueva imposición y los segundos porque se trataba de figuras sin liderazgo, sin carisma y sin representatividad, que lo único que tenían para ofrecer eran las siglas de la 4T.

La que viene en Morelos no será una elección igual a las anteriores, porque aunque el Movimiento de Regeneración Nacional aparece en el papel como la fuerza política más aceptada, en la tierra de Zapata la esperanza en la 4T no es la misma que en aquellos estados en donde nunca ha gobernado ese partido. Explico:

El triunfo del Morena en otros estados deriva de la expectativa que genera el movimiento obradorista, porque contrasta con la vieja y despreciable manera de gobernar del PAN, PRD y PRI, pero particularmente porque frente a lo ya conocido, la Cuarta Transformación es una ilusión de que las cosas pueden ser mejores. En Morelos ya hemos visto gobernar a Morena en los municipios y en el estado, porque aunque la militancia de Cuauhtémoc Blanco está en el Partido Encuentro Social, a nadie le queda duda que es un soldado del presidente y un gobernador de Morena.

Por eso hay que medir la siguiente elección de manera distinta a la del 2018 y tener cuidado de que en el circo de la democracia los enanos no le crezcan a la 4T. En este momento pocos tienen dudas de que Morena ganará la elección y como en los mejores tiempos del PRI asumen que el reto más grande no está en ganar la elección, sino en obtener la postulación. Como en el mejor momento del partidazo ahora la candidatura depende única y exclusivamente del presidente, aunque se disfrace con cualquier método de selección democrático.

Hoy la línea federal parece estar trazada a favor del subsecretario de gobernación Rabindranath Salazar, a quienes la mayoría le conceden la fortaleza de estar cercano al presidente; sus seguidores lo consideran el candidato natural porque “se la deben” aunque no alcanzan a describir algún otro atributo que haga pensar que como gobernante haría las cosas mejor que los últimos mandatarios.

Rabindranath es un hombre decente, amable, que nunca le dice que no a nadie, pero que solo ayuda a su familia; su llegada a la gubernatura abre la esperanza de tiempos mejores para el estado porque se trata de un tipo de buen trato, aunque resalta el hecho que su familia, empezando por su mamá, tendrán un rol preponderante en su administración.

Luego aparecen dos alcaldes bien calificados, pero contrastantes en personalidad: Juan Ángel Flores y Rafael Reyes destacan del resto de los ediles por la manera como conducen sus municipios y la buena calificación que sus paisanos dan a sus ayuntamientos; el de Jiutepec es un hombre ordenado, metódico, pero con poco carisma, mientras que el segundo es un alcalde sensible, de manejo práctico y con una personalidad que le brinda la mejor calificación social de todos los personajes de Morena en el estado.

Cualquiera de los tres son figuras que los morenistas aceptarían como candidatos a la gubernatura del estado, porque los tres mantienen un estrecho vínculo con la militancia y permanentemente hacen trabajo de partido. El punto por reflexionar es que solo con el apoyo de la estructura ninguno de los tres ganaría una elección constitucional, porque la diferencia de votos para el triunfo proviene de la sociedad apartidista y esa necesita de otros factores para conectarse con los candidatos.

Si la elección dependiera de la capacidad de los precandidatos, tomando en cuenta a todos los partidos, la decisión estaría entre Rabindranath Salazar o Rafael Reyes, de Morena y Francisco Sánchez, del partido Acción Nacional, los tres entienden y manejan bien la administración pública, tienen experiencia de gobierno y han dado resultados como gobernantes.

Pero si la elección deriva del carisma de los candidatos y de su habilidad de conectarse con los ciudadanos, las figuras más atractivas son el morenista Juan Ángel Flores y el abogado José Luis Urióstegui, el primero por su carisma personal y facilidad para relacionarse con la gente y el segundo porque a la vista de muchos representa una opción seria, profesional y honesta, sin duda la mejor que puede tener la oposición en Morelos, según la opinión de algunos.

Obviamente hay más personajes que intentan colocarse en estos y otros espacios, pero me parece que estos son los que por el momento atraen más atención de la gente. Dentro de los partidos la decisión para la candidatura será política y fallo de una sola persona; en la calle la última palabra la tendrá la gente y ahí no contarán los resultados formales de un gobierno o las cualidades técnicas de la persona, sino la empatía de los candidatos con el ciudadano.

Para ganar una elección se requieren votos y los votos muchas veces no derivan de un acto racional, son consecuencia de un sentimiento.

  • posdata

Hace algunas semanas el Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y Justicia Penal presentó el ranking 2021 de las 50 ciudades más violentas del mundo; el estudio considera que México se ha consolidado como el epicentro de la violencia urbana y señala que por quinto año consecutivo una ciudad mexicana destaca como la mas violenta del mundo. Se trata de Zamora, en el estado de Michoacán.

De las 14 ediciones anuales del ranking, en 8 la ciudad más violenta del mundo ha estado en México; en el estudio del año 2021 las ocho ciudades más violentas del orbe fueron mexicanas. México es el país con más ciudades violentas del planeta con 18 de 50.

El Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y Justicia Penal considera que la estrategia de “abrazos y no balazos” que ha implementado el presidente Andrés Manuel López Obrador contribuyó al aumento de los delitos y la violencia, pues ha consistido principalmente en dejar a los grupos criminales en absoluta libertad de asesinar, desaparecer personas, extorsionar y robar.  

Cuernavaca es el único municipio morelense que aparece en este sangriento listado; la capital de Morelos, según el ranking, está dos lugares debajo de Acapulco Guerrero y dos por encima de Irapuato Guanajuato.

El problema de inseguridad y de violencia en la capital morelense es real, es tangible y se refleja en la percepción que tienen la población. Resolver un asunto de este tipo no es fácil ni rápido y generalmente afecta a las demás áreas operativas del gobierno, porque los hechos de sangre superan a los logros de la autoridad.

El reto no es sencillo y resolverlo solo es imposible, sobre todo con una policía de chocolate.

  • nota

Para muchos las recientes apariciones del exgobernador Graco Ramírez en eventos públicos provocan morbo; muy pocos reconocen al tabasqueño como un buen gobernante y a pesar de que no simpaticen con el gobernador actual, ninguno se atreve a hablar bien del tabasqueño en público.

Para Cuauhtémoc Blanco y para su equipo, empero, el regreso del perredista debe observarse con más cuidado, porque su reincorporación a la vida pública lo volverá un personaje político sumamente peligroso para el régimen, sobre todo cuando concluya el sexenio.

Digámoslo en pocas palabras: todo aquello que el futbolista ha dicho de su antecesor y todos los procesos legales que ha impulsado en su contra se replicarán en su persona y su equipo con el patrocinio del tabasqueño.

Graco Ramírez es ladrón, pero no es tonto y si le dan margen de operación es muy perverso. Conste.

  • post it

El debate entre Cuauhtémoc Blanco y José Luis Urióstegui por el tema de la inseguridad continúa; como si se tratara de las coplas que protagonizaron Pedro Infante y Jorge Negrete en la película Dos tipos de cuidado, los gobernantes se lanzan mensajes a través de la prensa, cada vez más subidos de tono.

El primero en hablar fue el alcalde capitalino: dijo que los problemas de inseguridad y violencia derivan de la falta de equipo con el que cuenta la ciudad, señaló que su gobierno tiene pocas patrullas, que no tiene radios, por lo que sus policías se comunican a través de teléfonos celulares y que solo algunas cámaras de seguridad funcionan.

La respuesta del gobernador no se hizo esperar y vino en el mismo tono: el mandatario recordó que quien decidió abandonar el convenio de seguridad estatal y fue él y que ahora tiene que asumir las consecuencias de sus actos sin evadir su compromiso como responsable de la seguridad en la ciudad; a pesar de que dejó el convenio nosotros les estamos ayudando, “pero el presidente municipal no debe poner pretextos ni evadir su responsabilidad”.

Al iniciar la semana el alcalde retomó el tema y señaló que no firmó el mando coordinado porque no da resultados, no funciona: “En Cuernavaca decidimos no continuar con el mando coordinado porque no da resultados y eso lo vemos actualmente en municipios en donde todavía permanecen en el mando; el problema de inseguridad no se resuelve de la noche a la mañana, pero en Cuernavaca han disminuido varios delitos; principalmente tenemos un problema de percepción”.

Veremos si el debate continúa o ambos gobernantes dejan la polémica por la paz. Lo real, lo tangible, lo que se puede ver todos los días es que la inseguridad es latente en todos los municipios del estado y la situación no mejora; con o sin mando coordinado de policías las cosas están mal.

  • redes sociales

Unas horas más tarde de que el alcalde entregó diez unidades nuevas a la policía municipal, una camioneta oficial sufrió un incidente de tránsito cuando los elementos que la manejaban se pasaron un alto y embistieron a un vehículo particular.

Lo bueno es que todas las patrullas están aseguradas y el proveedor las cambiará inmediatamente en caso de sufrir un siniestro. Eso al menos dijo el alcalde José Luis Urióstegui.

Unas clasesitas de manejo no caerían mal a algunos uniformados.

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