Secreto a voces - La oposición venezolana: por el golpe ante el triunfo de Maduro, en 2013
En opinión de Rafael Alfaro Izarraraz
Si a un político latinoamericano le interesaba lo que ocurría en Venezuela era precisamente al presidente de Colombia, Álvaro Uribe. Con una guerrilla en su interior, violencia generada por los grupos del crimen y comprometido políticamente con EU, desde 2011 empezó a operar contra la revolución bolivariana del vecino Venezuela. Apoyó a la derecha opositora contraria a Hugo Chávez a través de un acuerdo conocido como “La salida”. Con el tiempo, se sumó la muerte de Chávez, el relevo de Nicolás Maduro y el triunfo por un estrecho margen de este último y la protesta encabezada por quien fue el representante de la derecha en los comicios, Henrique Capriles.
La oposición venezolana apostó por capitalizar la coyuntura de la sucesión. En 2014, encabezada por el opositor Leopoldo López, quien dirigió en 2002 el golpe de Estado contra Chávez, en el contexto de la crisis electoral, la baja de los precios del petróleo y el impactó económico que generó sobre el presupuesto y los programas sociales, consideraron que el pulso del país era idóneo para llevar a cabo una ofensiva golpista y destituir al presidente Maduro legítimamente ganador de la elección de 2013. Como lo expusimos en la entrega anterior a ésta, López fue detenido, encarcelado, por atentar contra las instituciones del Estado.
En 2013 las políticas y la influencia de Chávez fueron suficientes para detener la ofensiva de la oligarquía, quienes creyeron que ya sin Chávez en el camino ganarían fácilmente la presidencia al candidato del PSUV: Maduro. No pudieron, la derecha venezolana llegó a la conclusión que como en 2013 les habían hecho fraude en los comicios entonces deberían aprovechar la coyuntura para evitar que se le diera tiempo a Maduro de fortalecer su presencia ante la población y de esa manera crear condiciones para que el chavismo continuara sin el comandante. Lo que siguió a 2013 y luego 2014, fue la aplicación del plan del golpe de Estado (ver: Espronceda Rodríguez, Willian. (2017). La oposición venezolana: entre elecciones y desestabilización. Universidad de La Habana, (283), 29-43).
Los resultados de 2013 indicaron que la población le daba la confianza a Maduro para que llevara la revolución bolivariana, lo que enloqueció a la oposición que estaba esperando precisamente la muerte de Chávez. Al auxilio de la oposición llegó un aliento exterior que fue la crisis de los precios del petróleo principal herramienta de la revolución bolivariana. La oposición golpista venezolana no se anduvo por las ramas y pensaron que no iban a dejar las cosas al azar si se les presentaba la oportunidad de acabar con la revolución bolivariana por la vía extra electoral (ver: Espronceda Rodríguez, Willian. (2017). La oposición venezolana: entre elecciones y desestabilización. Universidad de La Habana, (283), 29-43).
A continuación, dice Espronceda, autor ya citado: “sintetizamos las acciones opositoras llevadas a cabo por "La salida". Estas demuestran la preparación meticulosa, dentro y fuera de Venezuela, para derrocar al gobierno de Nicolás Maduro:
- Establecimiento de una matriz mediática en la que se mostró al gobierno reprimiendo a los manifestantes. Con ese objetivo se divulgaron fotos falsas.
- Se presentó al gobierno como el responsable de los actos violentos al infiltrar grupos armados como colectivos.
- Se intentó convencer a la opinión pública nacional e internacional, de que existía una censura informativa por parte del gobierno nacional.
- Ataque mediático a través de las redes sociales, un elemento novedoso.
- Saboteo a sitios digitales de instituciones estatales.
- Establecimiento de una matriz mediática internacional en la que se percibía una situación de ingobernabilidad, un gobierno represivo y antidemocrático, como supuesta justificación para una intervención externa.
- Legitimación de las protestas opositoras a través de organismos internacionales, personalidades políticas y artistas con fama internacional”.
¿Por qué no triunfó la intentona golpista? Las movilizaciones no fueron tan relevantes como en 2002-2004. El gobierno las enfrentó con posturas pacíficas. Algunos sectores de la oposición no apoyaron la intentona golpista. La oposición ya había vivido este tipo de acciones y no tuvieron éxito. Capriles, se inclina más por la vía electoral para enfrentar al bolivarismo. La oposición reconoce el éxito del chavismo con algunas de sus políticas que le generan apoyo. FEDECAMARAS, los empresarios, tenían acuerdos con el gobierno, pues en parte no coincidía con la vía tomada por la estrategia golpista de “La salida”. Finalmente, y muy relevante, fueron las transformaciones que empezaron a ocurrir en América Latina con el ascenso gobiernos de izquierda, progresista y promotores de revoluciones pacíficas (ver: Espronceda Rodríguez, Willian. (2017). La oposición venezolana: entre elecciones y desestabilización. Universidad de La Habana, (283), 29-43).
La crisis y la caída de los precios del petróleo significó un duro golpe para las estrategias del gobierno en Latinoamérica y el Caribe, fundadas en el uso del petróleo (disminución del ingreso petrolero en un 76,5%, entre 2012 y 2016, de acuerdo a: Ana Barrios, Antonio González y Martha Grajales). Aunque Venezuela no es para nada sustituto de lo que fue la antigua Rusia para Cuba, sí fue un apoyo muy importante durante la era chavista. Lo mismo podemos decir del apoyo que significó para otras naciones como Nicaragua y países no comprometidos con procesos de izquierda pero que de todos modos no veían con malos ojos el recibir petróleo a bajo costo y hasta pagado en abonos o especie. Maduro, ya no pudo sostener estos proyectos, pero se equilibró con los ascensos de grupos progresistas como se ha mencionado (Ver Andrés Serbín y la revista Pensamiento propio, número 56).
Pero, la acción de la oposición y la crisis económica agudizaron la situación a pesar de éxito gubernamental en haber logrado parar el golpe. La inflación llega al 180 por ciento, la economía se cae en menos un cinco por ciento del PIB, escasean las medicinas, los alimentos y los programas sociales del chavismo se ven debilitados ante la crisis más complicada que vivió hasta esos momentos la revolución bolivariana. Para un segmento importante de la población había un culpable: el gobierno (ver: Sánchez Urribarri, Ra. (2016). Venezuela (2015): Un régimen híbrido en crisis. Revista de Ciencia Política, vol. 36, núm. 1, 365-381). La revolución se ve acicateada, además, por la violencia criminal impuesta por la industria de armas de EU y como estrategia política para legitimar invasiones.
Por supuesto que desde el gobierno hubo respuesta bien fundada, en parte, porque de lo que estamos hablando en estas entregas es una revolución que ha enfrentado una guerra económica en su contra, en el que la renta petrolera como parte de un entramado mundial se encuentra en disputa. Para los dirigentes venezolanos no existía una crisis en términos clásicos, en ese sentido negaban la existencia de una crisis pues le causa verdadera de la crisis se la atribuyeron al hecho de que el proceso revolucionario bolivariano estaba siendo atacado por sus enemigos (KORNBLIHTT, JUAN, & DACHEVSKY, FERNANDO. (2017). Crisis y renta de la tierra petrolera en Venezuela: crítica a la teoría de la Guerra Económica. Cuadernos del Cendes, 34(94), 002-030).
De cualquier manera, lo importante es aquello en lo que desemboca y que veremos más en detalle en la próxima entrega. Aquí los datos. En 2015, la revolución bolivariana pierde por segunda ocasión una elección. Primero, en 2007 en donde la población rechaza declarar al Estado venezolano como un Estado socialista, entre otras tantas propuestas a las que niega su apoyo. En 20215, de acuerdo al Consejo Nacional Electoral, en las elecciones de 2015, en las que se eligen representantes a la Asamblea Nacional, la Mesa de Unidad Democrática (MUD) alcanza el 65.27 por ciento del total de la votación. Logra 109 escaños. El PSUV, del gobierno de Maduro, obtiene el 32.83 por ciento. Con 55 representantes a la Asamblea.
El triunfo opositor en 2015 va abrir una coyuntura en donde la oposición se aferra al triunfo de 2015 que desea traducirlo en un ponerle fin a la revolución bolivariana. (Continuará).