Romantización del peligro

En opinión de Lorena Elizabeth Castillo

Romantización del peligro

Los hechos que por desgracia han enlutado a numerosas familias, por los casos de feminicidios, deben movernos como sociedad y entre familiares, amigas y conocidas, a correr la voz de las señales de alerta, ante lo que podemos designar como “riesgos encubiertos” o “peligros disimulados”, tanto para mujeres como para hombres.

Nos referimos a las relaciones riesgosas que, digámoslo abiertamente, son veladas o encubiertas por el enamoramiento y la romantización de actitudes y gestos que tarde o temprano, en numerosos casos terminaron en la desaparición y la muerte de una mujer. No es afán de alarmismo ni exageración; las cifras de unos y otros delitos de alto impacto contra mujeres hablan por sí solas.   

Cuando la persona está “cegada por el amor” es necesario que su círculo cercano esté alerta, para detectar si la pareja de una mujer o de un hombre, emite rasgos de riesgo. Claro, dicha tarea es un desafío, ya que personas disfuncionales o de plano psicópatas, suelen ser personas encantadoras y manipuladoras, sobre todo, insistimos, en lugares públicos o entre amistades y familiares. 

Pese a esas actitudes de pantalla es factible detectar, por ejemplo, la falta de empatía o compasión hacia la mujer o hacia los demás, como también la pareja manipuladora y autoritaria que impone siempre su voluntad. 

Hay también evidentes mentiras y engaños de forma habitual que él o ella pretenden minimizar, además de control y dominación, todo lo cual es negado por quien incurre en tales artimañas; esto con absoluta falta de responsabilidad, con la seguridad de que la parte afectada olvida o pasa ´por alto tales excesos, porque está enamorada o enamorado.

Pese a las evidencias de un desorden de conducta y como primeras muestras de un proceder acumulativo y a la larga, riesgoso, muchas víctimas potenciales disimulan o minimizan tales maltratos, por factores como la baja autoestima, inseguridad, miedo a la soledad, incluso, ante la novedad de enamoramiento súbito y tempestuoso.

Como se puede observar, tales gestos estaban normalizados y socializados hasta hace algunos años y eran descritos como: “si te busca a toda hora y quiere saber dónde andas y con quién, es porque le interesas”, “si te engaña es que todos los hombres son así” y “si te cela es porque te quiere...”, todo lo cual, queda claro que aparte de machismo, se trata de indicios de inminente peligro de maltrato y abusos.

Si, además de todo lo anterior la pareja experimenta cambios de humor repentinos y extremos, inestabilidad emocional o reacciones exageradas, no respeta los límites y las necesidades de la mujer o del hombre y aquella se siente culpable o avergonzada por la relación, es aislada de su entorno… es hora de pedir ayuda.

¿Cuántos desenlaces fatales y agresiones de todo tipo se evitarían detectando éstas señales de advertencia? Emprendamos la vital tarea de promover la detección oportuna de un futuro ataque y cultivemos entre todas y todos, la cultura de pedir orientación y apoyo.