Repaso - Misiones culturales: Situación en Morelos
En opinión de Carlos Gallardo Sánchez
La situación de las Misiones Culturales en nuestra entidad, dependientes del Instituto de la Educación Básica de Morelos (IEBEM) y bajo la coordinación de la Dirección de Educación Elemental que conduce Belem Montes de Oca Gómez, presenta dos aristas lamentables: la no promoción laboral de quienes laboran en ese subsistema y, como consecuencia, el clima de incertidumbre con sus sesgos de corrupción por cuanto a la asignación de plazas o ascensos.
Sobre el primer aspecto, quedó formalmente expuesto en un documento enviado a Delfina Gómez Álvarez, secretaria de Educación Pública, fechado el 8 de junio de este año, en el que se puntualiza, entre otros puntos igualmente importantes y no resueltos, lo referente a las Misiones Culturales:
“Demandamos sentido de equidad y justicia a nuestro nivel educativo y pedimos en justa aplicación de la ley que se diseñen los parámetros de evaluación conforme el ingreso y promoción vertical y horizontal que oferta el USICAMM. Así como acceso a las claves de E1335 a los compañeros con clave E1331 de acuerdo al artículo 158 de la Ley General del Trabajo.”
Enterado de lo que acontece en ese y en otros sectores laborales de la educación, principalmente por el acompañamiento que realiza en la exigencia para la solución de problemas que afectan a diversos grupos de docentes y trabajadores de asistencia y apoyo a la educación, el profesor Yossmin Castillo Castrejón comentó el tema en una entrevista que concedió en la plaza de armas de Cuernavaca, hace como cuatro meses:
“Tenemos el caso de Misiones Culturales [...[ los maestros no le tienen miedo a la evaluación, la tienen miedo a la corrupción que impera en el IEBEM. Ellos quedaron fuera de la ley, No hay examen para ingreso, promoción vertical y promoción horizontal. Ellos están pidiendo que los evalúen para cumplir con la ley, para que no se estén dando las plazas como lo hacen ahorita: eres mi chofer, te doy una plaza; eres mi amigo, te doy otra plaza; ah, tú ya estás en el sistema, te hago director”. Estas aseveraciones de Yossmín Castillo se complementan con la reciente versión de asignación discrecional de cerca de 10 plazas.
Desde luego que en este subsistema hay posibilidades de mejora, dadas las categorías laborales existentes. Veamos: de acuerdo con el Tabulador de Sueldos correspondiente al año 2013 (no pude conseguir en Internet uno más reciente), emitido por la Dirección de Personal y Relaciones Laborales, existen las siguientes categorías: Inspector de Misiones Culturales (con seis niveles salariales), Jefe de Misión Cultural (con seis niveles salariales) y, Maestro de Misión Cultural (con siete niveles salariales). Los sueldos mensuales de ese año oscilaban, el menor, de siete mil 747 pesos, hasta el más alto, de 44 mil 902 pesos.
Si el acceso a esos nombramientos no se da mediante concurso de oposición, como lo informa el profesor Yossmín Castillo, cobra mucha fuerza la versión de que allí impera el cuatachismo. ¿Quién podría dar la versión oficial al respecto?
De refilón
¿A quién se referiría Yossmín Castillo con la expresión: “¿eres mi chofer?, te doy una plaza”. Sería bueno saberlo.
Rebaba
Para quienes tienen viva la memoria histórica, sabrán que el origen de las Misiones Culturales es digno de no olvidar. Surgieron en el contexto de lo que se llama la Escuela Rural Mexicana, que dejó huella en la mística del ser maestro en nuestro país.
Desestimar ese pasado honroso y sólo ver a las Misiones Culturales como agencia de colocaciones es deleznable. Por ello me parece legítimo el reclamo de justicia y equidad para quienes en ese ámbito educativo han empeñado su compromiso docente, frente a otros que sólo han llegado a devengar un sueldo por el favor de algunos “influyentes” .
Ya tendré oportunidad de platicar con personas como la maestra María Zully Yahuitl Ramírez, quien se desempeña precisamente en ese espacio educativo. A riesgo de que se le trate de intimidar por su activismo para la dignificación de la tarea formativa encomendada a las Misiones Culturales, se le identifica como una convencida defensora de los derechos laborales en ese subsistema.
María Zully estudió en la Escuela Secundaria Técnica Uno de Palmira, tiene una especialidad cursada en la Escuela Particular Normal Superior “Lic. Benito Juárez” y es hija de dos maestros misioneros, quienes anduvieron de comunidad en comunidad desempeñando dignamente esa tarea. Algún día escribiré sobre su experiencia y sus testimonios. Hay que escuchar a esos docentes que con esfuerzo verdadero tratan de cumplir con la tarea encomendada.
E mail: profechon@hotmail.com