Repaso - Diputados: el robo de nunca acabar y la educación
En opinión de Carlos Gallardo Sánchez
Parece cuento de nunca acabar. Cada vez que en Morelos (no sé si también en otros estados) termina la gestión de una legislatura local, la gran mayoría de los diputados salientes jala hasta con el perico, como colofón a tres años de ineficiencia y rapacería. Los diputados salientes no fueron la excepción, según trascendió en medios informativos.
Tampoco es extraña la actitud de quienes llegan, pues por lo general prometen el oro y el moro; entre otras cosas, no faltaba más, la realización de una auditoría exhaustiva porque sostienen que sus antecesores inmediatos vaciaron prácticamente sus oficinas.
Con idéntica pose empezaron su gestión los que ya se fueron, “comprometiéndose” entonces, entre otras cosas, a perseguir sin concesión alguna a quienes forzaron o fingieron su jubilación y seguramente ya reciben su pensión dorada sin que nadie los moleste.
En todo esto no importa la clase de alimañas que algunos legisladores fueron. No se olvidan las trácalas que cometieron individuos como Jaime Álvarez Cisneros, Julio Espín Navarrete, Hortecia Figueroa y otros más de indistinta filiación partidista,
La impunidad con la que actuaron, permitió a varios de ellos fundar sin sobresaltos “Morelos Progresa”, un partido morralla que por fortuna tuvo una existencia efímera gracias al voto ciudadano.
Qué más quisiera uno que la legislatura local que se estrena pusiera manos a la obra para castigar a los que relevaron, siendo éstos unos verdaderos farsantes que, con sus excepciones, sólo fueron a ver lo que obtenían, sobre todo aquellos que descaradamente se pasaron de un grupo parlamentario a otro, o de los sinvergüenzas que se vendieron al mejor postor para enrolarse en las filas de otro partido morralla como fue Encuentro Social, bastión que le sirvió al cuasi gobernador Cuauhemoc Blanco Bravo para conseguir lo que requería en el empleo de recursos y sus montos.
Ahora nuevamente las condiciones están dadas para ponerle un freno a las insensateces del mandatario ex futbolista, cuya gestión sexenal será recordada como una de las peores que han padecido los morelenses.
Sin partido que lo cobije en el congreso, el tepiteño, sus parientes y sus incondicionales, estarían obligados a revisar su desempeño y salvar lo que les queda de prestigio (si han tenido alguno), porque lo que se tiene por cierto es que deben componerse. En caso contrario se estarían asomando al abismo del repudio colectivo, cosa que poco les importaŕia si persisten en hacer lo que se les venga en gana con la colaboración de los diputados entrantes y la modorra de los partidos de oposición que están más preocupados en revivir, que en servir de contrapesos para que el ejercicio del poder público no siga siendo tan errático como hasta ahora.
No habría que irse con la finta si se piensa que con algunos cambios en el gabinete blanquizco se atiende a las expectativas de la sociedad. Quitar y poner funcionarios no es garantía por sí misma de transformación sustantiva alguna.
En fin, los diputados locales actuales tienen frente a sí una oportunidad histórica y un gran reto para dignificar el poder legislativo, evitando, en primera instancia, ser comparsas o cómplices por omisión de la presente administración. Lo pueden hacer, sin radicalismos protagónicos, a menos también que empiecen con deshonor a darle cumplimiento a aquella frase de que “poderoso caballero es don dinero”.
De refilón
En este espacio he cuestionado reiteradamente el desdén de los diputados, por decirlo amablemente, hacia la educación. Ha sido mucho más lamentable que legisladores, presuntamente vinculados con ese sector, como Blanca Nieves Sánchez Arano, nada significativo emprenderán.
Allí está pendiente la esperada iniciativa de una nueva Ley Estatal de Educación, que sólo ha quedado en frustradas intentonas. Algo pretendieron las diputadas Tania Valentina y Alejandra Flores ¿Habrá en esta ocasión alguien que desde ahora preste atención a una necesidad inobjetable en ese sentido?
Rebaba
La tozudez del gobernador en funciones, con el añadido de su ignorancia supina, ha permitido que en el sector educativo, afirman muchos maestros, particularmente los de educación básica, la corrupción esté imparable y no se ve para cuándo se le frene.
Pero no sólo es el desinteŕes desde el Palacio de Gobierno. También se sospecha que apadrinan los vicios y los sesgos que les dejan buenos dividendos, como en el caso del cambio de nómina bancaria.
Quienes saben de esto, mencionan incluso de algunas maletas repletas de dinero que se hicieron llegar a alguna oficina del Poder Ejecutivo.
¿Podrán en esto intervenir los diputados locales para detener esos negocios o mejor nos resignamos a seguir atestiguando una versión muy de acá, de Alí babá y los cuarenta ladrones?
E mail: profechon@hotmail.com.
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