¨Ordeñan¨ caseta de cobro ante ausencia de seguridad

La ¨cooperación¨ exigida era de 50 pesos; el contingente rodeaba los vehículos, a fin de presionar

¨Ordeñan¨ caseta de cobro   ante ausencia de seguridad
La caseta de peaje Cuernavaca-Acapulco, a la altura del poblado de Alpuyeca, fue “tomada” por un contingente que no se identificó. A través de un análisis, este rotativo constató que los integrantes adquirían entre 750 y 800 pesos por minuto.

 La caseta de peaje Cuernavaca-Acapulco, a la altura del poblado de Alpuyeca, fue “tomada” por un contingente que no se identificó. A través de un análisis, este rotativo constató que los integrantes adquirían entre 750 y 800 pesos por minuto. 

El sábado 10, las personas (algunas cubiertas con pasamontañas), entre las 12 y hasta las 14 horas, estaban solicitando 50 pesos (cuando el cobro es de 73. Éste aumenta, dependiendo de las dimensiones del automotor). Si algún vehículo se resistía, lo presionaban.  

La circulación, en ese instante, era lenta. No había ninguna autoridad de seguridad (Guardia Nacional). Así, ocho de cada 10 conductores emitían la cantidad monetaria, a efecto de continuar su periplo.  

Empero, algunos argumentaron no llevar “efectivo”; no obstante, aquéllos decían: “50 o… Lo que sea para la causa”.  

Si la cifra aludida se multiplica por 60 (minutos), se obtiene lo siguiente: 48 mil pesos, que no son recabados desde la instancia oficial. 

Lo anterior, pese a las advertencias emitidas por el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, en septiembre pasado, en el sentido de que los agentes habrían de combatir estas tareas ilícitas (a fin de evitar las pérdidas de los concesionarios carreteros).  

El paso (en la vía de comunicación terrestre), en suma, fue condicionado (al menos en el lapso descrito) por 50 pesos. Cabe expresar que, una vez “superada” esa aduana, se podía avanzar, puesto que las “plumas” del centro de cobro estaban levantadas” (con la presencia de una persona dentro del cubículo).  

Por tanto, no se otorgaba el comprobante de pago, que simboliza el seguro del usuario, en caso de un siniestro.  

En términos generales, cada carro era rodeado por tres a cuatro del grupo, que exigían la “cooperación”. 

Los vendedores (nieves, amaranto, fruta, elotes y otros) se mantuvieron alejados en ambas direcciones.  

Jorge, un chofer de enseres domésticos, expuso que esta situación “se repite muchas veces. Pago menos de lo habitual, pero creo que no es lo correcto”. Además, acotó: “como pueden ver, no hay nadie que les diga nada. Nos paran a la fuerza. No podemos hacer nada…”.  

Las altas temperaturas no impidieron el requerimiento.