Observador político - Van por el desafuero de Cuauhtémoc en el Congreso de la Unión

En opinión de Gerardo Suárez Dorantes

Observador político  - Van por el desafuero de Cuauhtémoc en el Congreso de la Unión

Lo que era un secreto a voces se ha hecho público: la denuncia por intento de violación contra Blanca Fabiola “N”, media hermana de Cuauhtémoc Blanco Bravo, exgobernador de Morelos, ha puesto en jaque no solo su imagen, sino también la del sistema político que lo cobija. Este caso no es solo un tema personal, es una llamada de atención a la impunidad que reina en un estado que aún intenta recuperarse de la violencia desatada durante su administración.

IMPUNIDAD Y CORRUPCIÓN: LA SOMBRA DEL CUAU.- La denuncia, presentada hace apenas una semana, señala que los hechos ocurrieron en la Residencia Oficial, un espacio que Blanco Bravo utilizaba en reiteradas ocasiones para reuniones, pero que también se había convertido en un símbolo del abuso de poder; la presión y las amenazas hacia su media hermana, quien laboró en su administración, evidencian un patrón de conducta que no solo es reprochable desde el punto de vista moral, sino también desde lo legal.

Es fundamental que se investigue a fondo esta denuncia, empero, el fuero que ostenta Blanco Bravo como diputado federal plurinominal por Morena plantea serias dudas sobre la posibilidad de una justicia efectiva. Y esta es precisamente su inmunidad procesal que no puede ni debe ser un escudo para eludir la rendición de cuentas, especialmente cuando se trata de delitos de tal gravedad.

No podemos olvidar que la gestión de Blanco en Morelos se ha visto marcada por una ola de violencia que dejó más de 6 mil 500 asesinatos; la ineficacia de su gobierno para hacer frente a la criminalidad y la mala gestión financiera, que dejó una deuda abultada y sin comprobar más de 3 mil millones de pesos, son pruebas irrefutables de su legado. Si Blanco logró salir ileso de estas crisis, ¿qué garantías tenemos de que enfrentará esta nueva acusación?

Cierto es que la Fiscalía General de Justicia del Estado de Morelos tiene una responsabilidad crucial en este momento, sobre todo en lo relacionado a la carpeta de investigación SC01/9583/2024 la cual, debe avanzar sin obstáculos, y por ello, las voces de quienes exigen justicia no pueden ser ignoradas. La lucha contra la impunidad comienza con el reconocimiento de que todos, sin excepción, deben rendir cuentas por sus acciones.

La ciudadanía no puede seguir siendo testigo de cómo los poderosos se escudan en leyes diseñadas para proteger sus intereses, por lo que es hora de que los actores políticos, especialmente aquellos de la oposición, presionen por una investigación exhaustiva y, de ser necesario, un procedimiento de desafuero que permita que el Cuau enfrente la justicia. La impunidad no solo afecta a las víctimas, sino que también socava la confianza en nuestras instituciones.

Cuauhtémoc Blanco, que se presenta como un ícono del deporte y la política, ahora se enfrenta a un juicio que trasciende los muros de su imagen pública; será un verdadero golpe a los líderes de Morena, desde la presidenta de la República, Claudia Sheinbaum Pardo; los diputados y senadores de Morena y en especial de las mujeres parlamentarias quienes se han pronunciado por el respeto y combate a la violencia contra las mujeres. 

LOS ENEMIGOS DE BLANCO.- Empezando por el fiscal General del Estado, Uriel Carmona, pero también diputados federales y locales, alcaldes y la mayoría de los dirigentes partidistas en la entidad jamás lograron compaginar con el americanista, debido a que fueron objeto de ataques, persecuciones y de campañas publicitarias para desprestigiarlos desde la Coordinación de Comunicación Social de su gobierno y por ello, estos personajes serán los principales demandantes hoy de que se investigue y se castigue este presunto delito.

Por ello, la sociedad morelense debe estar atenta; la justicia no puede ser un privilegio, y cada voz que alza la mano contra el abuso debe ser escuchada, es el momento de exigir un verdadero cambio, un cambio que erradique la impunidad y la corrupción de nuestras instituciones.

Este caso también resalta una triste realidad: la forma en que las víctimas de violencia y abuso suelen ser ignoradas o desestimadas. La denuncia de Blanca Fabiola “N” no es solo una historia personal; es un reflejo de la cultura del silencio que todavía impera en muchos rincones de nuestra sociedad. El miedo a las represalias, la presión ejercida por aquellos en el poder y el estigma que rodea a las víctimas a menudo las obliga a permanecer en la sombra. Sin embargo, su valentía al alzar la voz es un acto de resistencia que merece ser apoyado y amplificado.

El papel de los medios de comunicación en este contexto también es crucial. La cobertura adecuada y ética de este tipo de casos puede ayudar a romper el ciclo de silencio y a fomentar un ambiente donde las víctimas se sientan seguras para hablar. Es esencial que la narrativa no se desvíe hacia la defensa de la figura pública en cuestión, sino que se centre en el bienestar y la dignidad de la víctima. La sensibilidad y el respeto hacia quienes han sufrido deben ser la prioridad.

Además, debemos cuestionar la estructura del poder en Morelos y en todo México, ya que la impunidad no se limita a un solo individuo; es el resultado de un sistema que permite que los vínculos políticos y económicos perpetúen la corrupción y el abuso. La falta de rendición de cuentas y la protección de ciertos actores por encima de la ley son elementos que socavan la democracia y el Estado de derecho.

Es momento de que la ciudadanía se movilice y exija cambios profundos en las instituciones; la confianza en la justicia se pierde cuando aquellos que deberían servir de ejemplo son los que más abusos cometen. No es suficiente con esperar que las autoridades actúen; es fundamental que la sociedad civil esté alerta y demande acciones concretas.

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@gerardosuarez73