Desafíos y retos de juzgar con perspectiva de orientación sexual y expresión de género
En opinión de Hertino Avilés Albavera
A lo largo de los años, nos hemos percatado de los logros que se han obtenido con el movimiento de las comunidades LGBT, quienes, en la búsqueda de sus derechos, han ido erradicando los perjuicios que la sociedad tenía con relación a su orientación sexual.
Desde principios del decenio de 1990, los mecanismos de derechos humanos de las Naciones Unidas han venido expresando su preocupación por las violaciones a los derechos de las personas pertenecientes a las comunidades LGBT; y para erradicar la discriminación han creado mecanismos que buscan evitar se sigan transgrediendo derechos humanos.
Estos mecanismos abarcan a los Órganos de Tratados creados para supervisar el cumplimiento por parte de los Estados de los tratados internacionales de derechos humanos.
Si bien es cierto, en México se han implementado diversas políticas públicas encaminadas a erradicar la discriminación a las personas LGBT, no menos cierto es que, aún falta mucho camino por recorrer.
Lo anterior es así, puesto que, en la actualidad podemos ver más leyes encaminadas a erradicar la discriminación en contra de las personas pertenecientes a las comunidades LGBT, y que buscan respetar sus derechos humanos.
Dentro de los grandes cambios que se han logrados, podemos encontrar la inclusión de principios tendientes a garantizar sus derechos político electorales o bien su derecho a contraer matrimonio.
No debemos pasar por alto, que uno de los parteaguas que ha permitido el respeto a los derechos humanos, es nuestra Suprema Corte de Justicia de la Nación, quien ha emitido resoluciones que han permitido el reconocimiento de las personas LGBT, dentro de las diversas leyes con las que cuenta nuestro país; surgiendo con ello un protocolo para juzgar con perspectiva de orientación sexual, identidad y expresión de género y características sexuales.
Claro está, que la inserción de dicha perspectiva en la impartición de justicia se ha convertido en un reto para los juzgadores, ya que han enfrentado un choque cultural y jurídico; en primer lugar, este choque cultural surge ante una sociedad mexicana con una visión arraigada de desigualdad histórica.
La realidad es que la dinámica social exige una mayor apertura y la utilización de la perspectiva, sin embargo, habrá que comprobar si los propios impartidores de justicia son capaces de adaptarse a las nuevas necesidades sociales y jurídicas y lograran cumplir con el reto de juzgar con perspectiva de una orientación sexual, dejando de lado las barreras culturales y jurídicas.