Observador político - Se formó el “TUCOC”, Todos Unidos Contra Cuauhtémoc
En opinión de Gerardo Suárez Dorantes

El intento por parte de Morena de seguir protegiendo al exgobernador de Morelos, pone de manifiesto lo que parece ser una descarada falta de compromiso con la justicia; y es que Blanco, originario de Tlatilco, es el protagonista de un largo historial de escándalos políticos y actos de corrupción, y aún así, sigue gozando de una protección que raya en lo absurdo y el cinismo. Por ello, se ha formado el “TUCOC”, Todos Unidos Contra Cuauhtémoc y las 251 diputadas federales del PAN, PRI, MC, PT y MORENA se han sumado para frenar la impunidad que pretenden contra el exfutbolista.
CUAUHTÉMOC: IMPUNIDAD Y DESPRECIO POR LA JUSTICIA.- Si de algo sirve, ya no está Andrés Manuel López Obrador para seguir protegiendo al exseleccionador nacional y quien desde que llegó a la política, Cuauhtémoc Blanco ha sido la cara de la ignorancia y el cinismo en su peor forma: incumplimiento de acuerdos, enfrentamientos con diversos sectores de la población y, lo que es peor, una cadena de irregularidades financieras como el desvío de recursos millonarios y el nepotismo, al incluir a su familia en la nómina del gobierno estatal.
Sin embargo, lo más reciente, que es incluso más grave, es el presunto intento de violación contra su media hermana. ¿Acaso este es el tipo de liderazgo que la sociedad merece?
A pesar de sus continuos ataques a la política, el Cuauh, sigue presentándose como un hombre sin miedo, citando su famosa frase: "Quien nada, nada teme". Pero esa arrogancia es solo un reflejo de su ignorancia y omisión ante las irregularidades que, más temprano que tarde, terminarán siendo investigadas.
La verdad es que las acusaciones que se avecinan, en especial las relacionadas con su comportamiento inapropiado y la corrupción que ha dejado a su paso, deben ser atendidas con seriedad y, por encima de todo, con justicia.
En una muestra clara de su falta de responsabilidad, los integrantes de la Comisión Instructora decidieron protegerlo, desechando un dictamen que ya estaba listo para sancionarlo; esta acción irresponsable refleja una falta de voluntad para enfrentar los escándalos internos de su propio partido.
Aun y con ello, esta decisión, algunos grupos parlamentarios han decidido tomar una postura firme y enérgica frente a la impunidad, encabezadas por las 251 diputadas que representan a diversos grupos parlamentarios —como el PAN, PRI, Movimiento Ciudadano, el Verde Ecologista y, hasta cierto punto, Morena—, estas mujeres y algunos legisladores varones han comenzado a unirse para exigir que Cuauhtémoc Blanco enfrente las consecuencias de sus actos.
LA PROTECCIÓN DE MORENA, CÍNICA.- Lo peor de todo es la postura del partido en el poder, que parece dispuesto a seguir protegiendo lo indefendible. Al igual que ocurrió durante los seis años de Andrés Manuel López Obrador, se intenta encubrir lo inaceptable, haciendo caso omiso de la voluntad popular y de las víctimas que han sufrido bajo el régimen de Blanco.
Si Cuauhtémoc Blanco tiene, aunque sea un mínimo de vergüenza y honestidad, debería dar un paso al costado y separarse del cargo de diputado federal para enfrentar las acusaciones que se están acumulando en su contra. Su actuación como político ha sido una sucesión de actos erróneos, y si alguna vez creyó que su imagen de exfutbolista lo protegería, se equivoca profundamente. La sociedad no tolerará más el abuso, la impunidad ni la defensa a ultranza de quienes han mostrado no tener el mínimo respeto por la ley ni por la ética.
Es momento de que las instituciones respondan a la exigencia popular, y de que, por fin, la justicia alcance a Cuauhtémoc Blanco Bravo, sin importar su pasado ni su posición dentro del poder.
OMISIÓN E HIPOCRECIA EN SAN LÁZARO.- En el contexto político actual, donde el empoderamiento femenino debería ser una prioridad, resulta lamentable ver cómo algunas representantes populares se convierten en cómplices del silencio y la impunidad al no tomar una postura firme ante situaciones de violencia y abuso de poder. Un ejemplo claro de esta deshonestidad política es la actitud de ciertas diputadas federales que, pese a ocupar cargos de relevancia, se han mostrado indiferentes o, peor aún, protectoras de aquellos que han mostrado comportamientos absolutamente inaceptables.
Por el contrario, hay otras como Meggie Salgado, que han decidido tomar la batuta y, desde un inicio, han sido valientes al impulsar un proceso de justicia con perspectiva de género, con la clara intención de que los delitos de género no queden impunes; la diputada ha alzado la voz, no solo como mujer, sino como una representante de todos aquellos que exigen que los privilegios, como el fuero constitucional, no sigan siendo un escudo para los poderosos, especialmente cuando se trata de delitos graves como el que enfrenta Cuauhtémoc Blanco Bravo.
Esta valentía contrasta enormemente con la actitud de otras legisladoras que, en lugar de hacer lo correcto, prefieren alinearse con intereses políticos o personales.
LAS PROTECTORAS.- Una de ellas es Sandra Anaya, quien en su calidad de exsecretaria de Administración en el gabinete de Cuauhtémoc Blanco ha optado por callar ante las acusaciones graves en su contra, quizá por mantener su lazo de amistad con el exgobernador. La indiferencia de la empresaria de los mariscos hacia las víctimas de Cuauhtémoc Blanco, por más que se lleve en el mes de la mujer, revela las verdaderas prioridades de una parte de la clase política: anteponer la lealtad hacia los amigos y las conveniencias personales, en lugar de defender los derechos de las mujeres y las víctimas de abusos.
Otro caso que resalta la falta de coherencia es el de la diputada Ariadna Barrera Vázquez, quien, en su momento, traicionó a Morena al impulsar la candidatura de su padre por el partido Verde Ecologista, lo que provocó una fractura y una derrota en su municipio a Morena. Esta actitud, marcada por la falta de principios y acuerdos, se repite ahora con su silencio absoluto en torno al desafuero de Cuauhtémoc Blanco. Ariadna, hija de Quintín Barrera, exdirigente fundador de Morena y recientemente expulsado del partido guinda, sigue sin pronunciarse sobre el proceso que involucra al exgobernador, demostrando una vez más su incapacidad para anteponer la justicia y la ética sobre los intereses personales o partidistas.
Por último, la situación de la diputada federal por Cuautla, Cindy Winkler, del Verde y la coalición de Morena y PT, a quien la política ha intentado ocultar en el anonimato, resulta aún más alarmante. Esta legisladora parece estar buscando pasar inadvertida, “nadando de muertita” en un mar de complicidad, sin ofrecer una sola palabra sobre los graves hechos ocurridos en su municipio, como el video que vincula al alcalde Jesús Corona Damián con grupos delictivos. Y ahora, ante la polémica de Cuauhtémoc Blanco, tampoco se ha pronunciado. Parece que el bienestar de las mujeres de Morelos y la justicia para las víctimas de abuso no están entre sus prioridades.
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