Breves de Abogados y Políticos - Indigno TSJ

En opinión de Alejandro Corona Markina

Breves de Abogados y Políticos - Indigno TSJ

La escena del viernes pasado, parecía más propia de un tianguis o mercado sobre ruedas, donde un grupo de comerciantes disputa con otro los espacios para la venta de productos chinos. Pero no, realmente se trataba de un grupo de magistrados, presionando a la secretaria general de acuerdos (perteneciente al grupo rival), para que diera fe de la sesión extraordinaria, donde -de acuerdo a su convocatoria- se mandaría al magistrado Luis Jorge Gamboa Olea, a la Sala de Cuautla.

El espectáculo ocurrió en el pasillo del primer piso, en las afueras de los juzgados Noveno y Cuarto, donde hubo de todo: gritos, amenazas, discusión, gente armada y sólo faltó la música de la “Arrolladora” y el tradicional grito de “se compran, colchones…”, para completar el cuadro de arrabal. Una vergüenza que los morelenses tengamos un Poder Judicial tan de baja calaña.

 Y es que es tan malo el giro como el colorado, es decir: no hay ni a cuál irle de los dos grupos que disputan el control del Poder Judicial. Ambos buscan intereses personales y  son nefastos para la administración de justicia.

Todo comenzó el día 19 de marzo, cuando en sesión del pleno, en el desahogo de la orden del día, comenzó una discusión entre el magistrado presidente Luis Jorge Gamboa, con la magistrada María Luisa Sánchez Osorio (esposa del ex fiscal Uriel Carmona Gándara); ella le reclamó supuestos comentarios misóginos (no mencionó de qué tipo, ni dónde o cuando se expresaron), así como la falta de pago de aguinaldo. Allí, Gamboa Olea aprovechó para exhibirla como incompetente, por haber perdido un amparo para hacer exigible el cobro de su aguinaldo, mismo que se trata de un amparo prácticamente de “machote”, que la gran mayoría de los altos funcionarios promueven y ganan en los juzgados federales, pues por ocupar posiciones donde no son subordinados laboralmente, la Ley del Servicio Civil no los contempla como trabajadores con derecho a dicha prestación. Pero se promueve el juicio fundamental y listo, se ordena el pago. Pero a la magistrada María Luisa Sánchez Osorio, insólitamente le fue negado el derecho por parte de la justicia federal (no se sabe si no supo hacer su demanda de amparo) y por eso Gamboa no perdió la oportunidad de echárselo en cara.

La discusión subió de tono, pues literalmente se estaban arrebatando la palabra a gritos, por lo que un grupo de magistrados aprovechó para pedir que se agregara un punto a la orden del día y analizar la destitución inmediata de Luis Jorge Gamboa Olea. Éste pidió verificar el quórum pues de los 15 magistrados que iniciaron la sesión, se salieron unos para romper el mismo y eso mismo hizo el propio Gamboa Olea.

Y comenzó el show: amenaza de bomba (los magistrados contrarios al presidente del TSJ se negaron a abandonar el recinto); alerta sísmica; corte de energía eléctrica; un supuesto ataque de tos que le dio a la secretaria general de Acuerdos (gente de Gamboa Olea); la sustitución de ésta funcionaria; la destitución de Gamboa Olea; la designación como nuevo presidente de Juan Gabriel Vargas Téllez y una toma de protesta ridícula: en penumbras, con luz de un celular, donde no sabían a quién le correspondía realizar el acto protocolario, ni qué se dice en el mismo, por lo que el propio Vargas Téllez “se mató solito” y como pudo dijo “Sí protesto”.

Desde lo alto del edificio, una trabajadora gritaba a manera de festejo: “tenemos nuevo presidente”, “tenemos nuevo presidente…” como si estuviera en las luchas o en un estadio de fútbol.

¿Faltaba algo? Sí, la irrupción de la Fiscalía Especializada en Combate a la Corrupción, el ajonjolí de todos los moles, instancia que cerró la presidencia, la secretaría general de acuerdos y el salon de plenos, con hombres armados y un despliegue digno de una narco serie.

Valiéndoles a los magistrados un cacahuate las apuraciones de los justiciables, se suspendieron las labores y los términos en todos los juzgados y salas de segunda instancia del edificio de Leyva 7.

Hay perversidades en ambos grupos. Por el lado de los adversarios de Gamboa Olea, al afirmar que los juzgados federales han reconocido al nuevo presidente Juan Gabriel Vargas Téllez. Pero lo que hizo fue “apersonarse” en un juicio de amparo, con el acta de la sesión que celebró con los magistrados contrarios a Gamboa Olea, pero eso no significa que existe una validación absoluta de su persona como presidente del Poder Judicial en el ámbito federal.  En tanto, su intento de ser reconocido en las instituciones de los poderes Ejecutivo y Legislativo, topó con pared, en la ceremonia misma del aniversario del natalicio de Benito Juárez, donde se invitó como representante del órgano jurisdiccional a Luis Jorge Gamboa Olea, mientras que en la Cámara de Diputados, tampoco le dieron respuesta favorable al oficio que dirigió, informando del cambio. Por su parte, Gamboa Olea se niega a pactar o conciliar con sus pares.

Hace bien la gobernadora Margarita González Sarabia, en exhortar a las partes a dirimir sus diferencias y además de mandar el mensaje de que en tanto no exista una definición contundente, no puede reconocer a Juan Gabriel Vargas Téllez, como presidente.

Nos fata todavía ver mucho de esta película, pues mientras Gamboa Olea pretende la nulidad de la sesión donde fue destituido, sus enemigos quieren que la misma se reconozca oficialmente. Lo único bueno es que estos magistrados dejarán de hacer daño a la administración de justicia, una vez que aplique localmente la reforma judicial.