Observador político - Cuauhtémoc Blanco: la cloaca que sigue apestando a Cuernavaca

En opinión de Gerardo Suárez Dorantes

Observador político - Cuauhtémoc Blanco: la cloaca que sigue apestando a Cuernavaca

“Dónde le rasquen, le encuentran pus de podredumbre”. Así de contundente es el retrato de la carrera política de Cuauhtémoc Blanco Bravo, quien no solo ha sido un pésimo gobernador de Morelos, sino que sigue siendo un lastre para la capital, Cuernavaca. Después de 10 años viviendo de la política —tres como alcalde de Cuernavaca, seis como gobernador y ahora como diputado federal de Morena—, el exfutbolista sigue negando la evidente realidad: su presencia en el poder solo ha dejado más pobreza, corrupción y crisis económica a su paso.

LA HERENCIA MALDITA.- La gestión de Cuauhtémoc Blanco en Morelos será recordada no solo por su distanciamiento de las responsabilidades públicas, sino también por el desmantelamiento progresivo del estado que, hoy, carga como un lastre la administración de Margarita González Saravia. Un legado lleno de fiestas, pachangas, viajes a costa del erario y una corrupción que, poco a poco, se va develando. Pero lo más grave de esta herencia no es solo la frivolidad de su mandato, sino la deuda colosal que dejó al pueblo morelense.

Más que un gobernante, Blanco Bravo se comportó como un "figurín" que paseaba entre escándalos, dejando en segundo plano las verdaderas necesidades de la gente; su paso por la administración no estuvo marcado por acciones transformadoras, sino por una falta de compromiso con el bienestar de las y los morelenses. Al final, lo único que dejó fue una herencia económica de casi siete mil millones de pesos.

Y es que, a pesar de que el mandatario de entonces, Graco Ramírez, dejó una deuda, Blanco decidió evadirla en lugar de asumir la responsabilidad, reduciendo apenas 400 millones del crédito refinanciado con Banobras y, lo más grave, sin tocar el capital. Solo se limitó a pagar los intereses, sin ofrecer solución alguna para mejorar la situación financiera del estado. Es un acto de irresponsabilidad que se traduce en una enorme carga para la administración de González Saravia, que ahora deberá asumir esta deuda desde 2013.

Pero la herencia no solo es económica. Cuauhtémoc Blanco también dejó un panorama político lleno de rencores y enfrentamientos personales, la politización de conflictos y la criminalización de la oposición fueron su sello distintivo. Los diputados locales no fueron ajenos a su actitud autoritaria. El Cuauh, a través de su jefe de prensa, no dudó en exhibir a los legisladores en anuncios espectaculares, despojándolos de su dignidad y acusándolos, casi sin pruebas, de delincuentes.

Empero, el exgobernador no fue el único en involucrarse con el crimen organizado, como lo evidencian las fotos con miembros de células delictivas, pero su respuesta ante este hecho fue tan descarada como evasiva: se limitó a decir que se toma fotos con todo el mundo, incluidos los narcotraficantes. La impunidad fue la constante de su gobierno, y no sorprende que las pruebas de corrupción vayan saliendo a la luz de a poco.

Hoy, la gobernadora Margarita González Saravia se enfrenta a la peor parte de este legado. La deuda heredada, sumada a un clima político tóxico y un desprecio por las instituciones, ponen a prueba su capacidad de gestión. Mientras Cuauhtémoc Blanco sigue disfrutando de su retiro, la población morelense es la que paga las consecuencias de su irresponsabilidad.

TAMBIÉN EN LA CAPITAL.- Lo más reciente, es el nuevo descalabro para los ciudadanos de Cuernavaca, resultado de un juicio que, desde su inicio, olía a corrupción. Y como siempre, quienes lo pagan son los habitantes de la ciudad que, tras años de promesas vacías y engaños, hoy se ven obligados a afrontar una deuda millonaria, una herencia maldita de la administración de Cuauhtémoc Blanco.

El exgobernador había anunciado con bombo y platillo al inicio de su periodo en la capital en el 2016 obras de pavimentación de las calles como “donaciones” de empresas, cuando en realidad, estas fueron cobradas y ahora el municipio de Cuernavaca debe más de 100 millones de pesos.

A pesar de los esfuerzos del alcalde José Luis Urióstegui Salgado por administrar con responsabilidad y austeridad, priorizando el pago de las deudas de los anteriores gobiernos, la situación sigue siendo insostenible. La síndica del Ayuntamiento de Cuernavaca, Paula Trade Hidalgo, ha advertido que la pérdida del juicio deja a la administración actual con las manos atadas; el municipio no solo está obligado a pagar una deuda exorbitante, sino que este pago pone en riesgo varios programas y proyectos que, hasta ahora, se habían planteado con esperanza para mejorar la ciudad.

EL ORIGEN DE LA DEUDA.- En Cuernavaca, lo que parecía ser un acto de buena voluntad por parte de algunas empresas, como Servicios y Comercializadora Cuautla, J&W Constructores y Grupo Constructor Consormarj, pronto se convierte en una intrincada red de corrupción que reveló la falta de transparencia y el abuso de poder.

Y es que, fue a lo largo de la administración de Cuauhtémoc Blanco Bravo cuando fue alcalde de Cuernavaca, cuando estas empresas reencarpetaron varias vialidades del municipio bajo la bandera de "donaciones", pero lo que debería ser un acto altruista en beneficio de la comunidad se pone en tela de juicio, al descubrirse que los fondos empleados provienen de recursos de procedencia ilícita.

Fue en marzo de 2016, la regidora del desaparecido Partido Social Demócrata (PSD), Amelia Fernández, presentó una denuncia ciudadana en la que señalaba que las obras de reencarpetado, que abarcaron al menos 11 vialidades (según documentos oficiales, incluso 16), fueron financiadas por empresas cuyo origen de recursos no era claro. Solicitaron, además, que la Contraloría municipal investigara las condiciones en las que estas obras se realizaron, ya que las “donaciones” de las empresas no eran tan transparentes como pretendían hacer creer.

La denuncia no solo involucraba al exgobernador Cuauhtémoc Blanco, sino también a su círculo cercano, entre ellos Roberto Yáñez Moreno, entonces secretario general del ayuntamiento, y el titular de la Secretaría de Obras Públicas, quienes fueron señalados por presuntos delitos de administración y uso indebido de recursos públicos.

Hoy, por estos errores y actos de corrupción de Cuauhtémoc Blando el pueblo de Cuernavaca tendrá que pagar más de 100 millones de pesos a través del Ayuntamiento capitalino.

Por cierto, mañana iniciará en la Comisión Instructora del Congreso de la Unión, el proceso de desafuero contra Cuauhtémoc por el presunto intento de violación en contra de su media hermana… salió fino el futbolista.

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