Observador político - Graco Ramírez y la impunidad

En opinión de Gerardo Suárez Dorantes

Observador político - Graco Ramírez y la impunidad

En los últimos seis años, el exgobernador de Morelos, Graco Ramírez Garrido Abreu, ha sido denunciado ante la Fiscalía General del Estado por diversos delitos, así como en la Fiscalía Anticorrupción, sin que ninguna de estas denuncias haya procedido en su contra. Este hecho resalta no solo la impunidad que envuelve a figuras políticas en México, sino también la ineficacia de las instituciones encargadas de impartir justicia.

 

UN SÍMBOLO DEL FRACASO DE LA JUSTICIA.- Mientras las denuncias en su contra se apilan sin consecuencias, Graco Ramírez se pasea libremente por las calles de Morelos y, para colmo, hace campaña en la oposición. Esta situación, lejos de ser un caso aislado, es un reflejo de la profunda crisis institucional y moral que vive el país.

Es casi una burla que, a pocos días de la jornada electoral del 2 de junio, Gerardo Becerra y el Partido Encuentro Solidario (PES) vuelvan a acusar a Ramírez Garrido de haber endeudado al estado por más de cuatro mil millones de pesos a un plazo de 18 años; esta deuda, que representa el endeudamiento más grande en la historia de Morelos, es catalogada como un acto "ilegal y corrupto", pero que, insistimos, no llevará a ninguna consecuencia tangible.

El 15 de mayo de 2013, el Poder Ejecutivo solicitó al Poder Legislativo un apoyo "especial" para los municipios, bajo la "Iniciativa de Decreto por el que se autoriza al estado de Morelos, y sus 33 municipios, a contratar créditos o empréstitos y afectar sus participaciones federales como fuente de pago de los mismos".

De ahí que esta iniciativa buscaba constituir o adherirse a un Fideicomiso de administración y pago, sin embargo, apenas tres meses después, el 23 de septiembre de 2013, Ramírez Garrido informó a la Comisión de Hacienda, Presupuesto y Cuenta Pública del Congreso de Morelos que las prioridades en materia de inversión pública productiva habían cambiado, presentando nuevas necesidades urgentes según un informe de auditoría, son este tipo de maniobras, además de cuestionables, lo que demuestra la falta de planificación y transparencia en el manejo de los recursos públicos.

 

La impunidad que rodea a Graco Ramírez no es un caso aislado, sino un ejemplo más del fracaso del sistema de justicia en México para castigar a los poderosos; las instituciones que deberían proteger a los ciudadanos y garantizar la legalidad parecen estar diseñadas para mantener a la élite política y económica a salvo de cualquier rendición de cuentas.

Ante este panorama no solo perpetúa la corrupción, sino que también socava la confianza pública en el sistema democrático.

La crítica no debe centrarse únicamente en la figura de Graco Ramírez, sino en todo el sistema que permite que personajes como él operen sin consecuencias; la ciudadanía debe exigir un cambio profundo, no solo en la política, sino también en las instituciones que deben ser reformadas para verdaderamente servir al pueblo y no a los intereses de unos cuantos.

La lucha contra la impunidad y la corrupción no puede ser una promesa vacía en tiempos electorales, sino un compromiso constante y tangible por parte de aquellos que aspiran a liderar.

Mientras tanto, el riesgo es que estas denuncias se conviertan en simples herramientas políticas que, lejos de buscar justicia, solo perpetúan el ciclo de impunidad.

Es fundamental que la sociedad civil mantenga una vigilancia constante y exija cuentas claras, porque solo así podremos aspirar a un país más justo y equitativo.

La historia de Graco Ramírez es una lección dolorosa de los costos de la impunidad, y debe ser el catalizador para un cambio real y profundo en la forma en que se ejerce y supervisa el poder en México.

La falta de acciones concretas contra Graco Ramírez no solo perpetúa su impunidad, sino que también envía un mensaje desalentador a la sociedad: en México, la justicia no es para todos, este caso subraya la necesidad urgente de reformas estructurales en nuestras instituciones judiciales y de fiscalización, que actualmente están fallando en su misión de proteger el interés público y de sancionar a los corruptos.

Para lograr un cambio real, es necesario también que los partidos políticos se comprometan genuinamente con la lucha contra la corrupción y la impunidad; no basta con hacer declaraciones durante las campañas electorales; deben demostrar con acciones concretas que están dispuestos a limpiar sus filas y a trabajar por un sistema más justo y transparente.

El caso de Graco Ramírez debe ser un punto de inflexión. No podemos seguir tolerando un sistema en el que los poderosos se escapan de la justicia mientras que los ciudadanos comunes enfrentan todo el peso de la ley. Es necesario un movimiento amplio y decidido que promueva reformas estructurales profundas.

 

 

ELIASIB POLANCO, ARRIBISTA POLITICO.-

Difícilmente se puede hablar bien de Eliasib Polanco Saldivar en su desempeño como diputado de la legislatura local. Su actuación se ha caracterizado por el oportunismo y el servilismo, más que por una auténtica representación de los intereses populares.

Y es que, Polanco Saldivar fue un alfil del poder ejecutivo, ya que estuve presente en todos los eventos gubernamentales y prodigando alabanzas a la administración estatal cuando había miel. Esta actitud lo llevó a intentar desestabilizar al Congreso del Estado y a los grupos parlamentarios, al levantar tímidamente la mano para suceder a Francisco Sánchez Zavala en la presidencia de la Mesa Directiva del Congreso del Estado el año pasado.

Su intento de ascender en la jerarquía política fue infructuoso, ya que no logró respaldo alguno entre sus colegas y, al contrario, comenzó a atacar a Pancho Zavala, creyendo equivocadamente que tenía las condiciones políticas para ser el mandamás del Legislativo. Este movimiento sólo le valió ser considerado como un traidor, sin obtener ningún respaldo significativo.

Tras este fracaso, Polanco Saldivar se confrontó con el Ejecutivo, aparentemente porque no recibió lo que se le había prometido, sin otra opción, regresó al Legislativo con la cola entre las patas, forjando alianzas que no le permitieron deshacerse del mote de esquirol.

Ahora, en un nuevo acto de oportunismo, Polanco Saldivar ha sido utilizado para atacar a Margarita González Saravia a pocos días de la jornada electoral del 2 de junio.

Anunció que se investigará el comodato ofrecido en el balneario Las Estacas, una movida claramente diseñada para golpear políticamente a González Saravia. Durante meses, Polanco Saldivar se mantuvo omiso y cómplice, sin decir nada al respecto, sin embargo, fiel a su carácter arribista, sale a la palestra para congraciarse con Lucy Meza y asegurar su permanencia en la política, alegando un desempeño positivo que no es más que una fachada para ocultar sus constantes traiciones.

Eliasib Polanco Saldivar representa todo lo que está mal en la política contemporánea: la falta de principios, la traición, y el oportunismo descarado. Su actuación no sólo socava la confianza en las instituciones democráticas, sino que también perpetúa un sistema donde los intereses personales prevalecen sobre el bienestar colectivo.

Este tipo de políticos que son un lastre para el progreso y la justicia social, y su permanencia en el poder es una afrenta a la ciudadanía que merecería líderes comprometidos y honestos.

Eliasib Polanco es amiguísimo y lleva a todos lados los valores y principios del súper mega honestisimo Alito Moreno, dirigente nacional del PRI.

Por lo que en un sistema político verdaderamente democrático y justo, figuras como Polanco Saldivar no tendrían cabida, de ahí que es esencial que la ciudadanía se mantenga vigilante y exija rendición de cuentas.

No podemos permitir que los arribistas y traidores sigan utilizando el poder para su beneficio personal a costa del bienestar común; sobre todo cuando la política debe ser una herramienta para la transformación social y no un juego de ambiciones individuales.

El caso de Eliasib Polanco Saldivar es un recordatorio de la necesidad urgente de una reforma política profunda que priorice la ética y la responsabilidad pública. La lucha por un país más justo y equitativo requiere líderes auténticos, comprometidos con el servicio público y no con sus propias aspiraciones. Es hora de que la ciudadanía despierte y exija el cambio que necesitamos para construir un futuro mejor.

 

Email: gerardonoticias01@gmail.com

X: @gerardosuarez73