México y Morelos. Las dos visiones de la violencia
En opinión de José María Román Román
Inició ayer la Caravana de la paz o por la paz que encabeza el señor Javier Sicilia y los LeBaront, una caravana que busca lo que este país no ha encontrado y que ningún gobierno desde Fox a la fecha, incluyendo a AMLO han sabido encontrar o no ha querido o podido encontrar: La justicia, que es lo que finalmente traería la paz a la sociedad tanto de Morelos como de la nación.
Andrés Manuel, el Presidente, ha dicho que no los recibirá lo que es evidentemente una falta de tacto, pero algo más, una falta de sensibilidad y respeto por lo que representa la caravana. No es Sicilia o los LeBaront los que llevan el mensaje, no ellos, los personajes públicos llevan los sentimientos sociales que se manifiestan en la caravana, es la sociedad a la que se debe AMLO y Cuauhtémoc Blanco la que porta el mensaje a través de estos señores que igualmente han sido víctimas de la delincuencia, lo mismo que cientos de miles y quizá millones de Mexicanos. Negarse a recibirlos y darles certeza de un cambio de estrategia que sí resuelva este problema es darle la espalda a la sociedad que lo eligió en el caso de AMLO.
¿Qué representan estos señores en el angustiante drama que cotidianamente vive la sociedad? La respuesta está ahí, en cada uno de sus pasos, en cada una de sus congojas, en cada una de sus palabras: Nos representa a todos. Negarse a recibirlos es una bofetada a la necesidad que tiene la sociedad de que su gobierno a través de las leyes y a través del trabajo cotidiano cumpla con su función para entregar al gobernado esa tranquilidad tan necesaria para vivir y trabajar en paz y con honradez. Esa es la función de AMLO y esa es la tarea de Cuauhtémoc Blanco y eso por desgracia ninguno de los dos la ha entendido o en su caso la han mal entendido. Lo digo porque la respuesta de ambos es igualmente inútil e inservible en una sociedad necesitada y hasta hace poco más de un año esperanzada de que estas dos personas nos dieran y nos entregaran el cumplimiento de su palabra para formar y seguir en la brecha de una paz tan vital para las familias de cada mexicano.
Llevan éstos mexicanos una esperanza, un deseo, una aspiración de una mejor sociedad, de un cambio en el paradigma social que vivimos, no llevan sus deseos personales y el gobernante aún no entiende o se niega a entender y eso es deprimente porque juraron al tomar el cargo que cumplirían con las leyes y no lo han hecho desde momento mismo en que la impunidad es la única vertiente que se tiene para combatir a la delincuencia. Ni el Gobernador, extraño personaje de la sociedad Morelense, inculto, impreparado, improvisado, ha sabido presionar a la fiscalía y al Congreso para remover o exigir resultados de la onda criminal que crece, ni AMLO ha hecho del crimen la necesidad urgente de un enfrentamiento vital para terminar desde las esferas de la ley y del poder con la mortandad de ciudadanos, incluso niños y ancianos que a diario caen a manos de la delincuencia. Hay descaro tal y excesos tan grave que el hombre primitivo está quedando rezagado. Lo vemos con la forma de destazar a las víctimas, lo observamos con la extorsión, lo miramos con el secuestro. Nadie investiga con continuidad o promueve cambios en la ley para mejorar las condiciones de vida del mexicano. AMLO solo promete abrazos, Cuauhtémoc, solo tiene desde tiempos electorales el verbo del combate al crimen, pero solo de saliva.
Porque en los hechos, sucede todo lo contrario: Las cifras crecen, hacen más bulto ante la cara del gobierno y ante un congreso local inútil, despilfarrador y ambicioso que no hace su tarea en Morelos. Un congreso, socio del gobierno, pero algo más delicado, socio del delincuente, al menos por omisión al no remover o exigir cuentas claras al fiscal y al señor Guarneros que se supone debe prevenir lo que no previene. No nos sirven ni el Congreso, ni el gobernador, ni el fiscal, ni el señor Guarneros. Todos han sido un equipo de nada, ni se mira por dónde van dar resultados ante tanta mortandad.
Apenas dos días salieron a la luz los datos del Consejo Ciudadano que nos dice lo grave que tenemos en nuestras calles: Creció en 2019 el secuestro y la extorsión en Morelos. En México el año pasado ha sido el más violento (35 588 Asesinados y solo los conocidos y registrados) de que se tenga memoria y Andrés Manuel se la pasa mirando al pasado en lugar de enfrentar el presente, echándole la culpa a los fantasmas de los conservadores, cuyos nombres anuncia y nunca da y menos castiga de sus fraudes y corrupción. Basta mirar a Cuautla para ver el dilema del delito que crece. Gobernar así es perder miserablemente el tiempo y jugar con la vida de los habitantes. Así no se puede, así ninguna sociedad avanza, así todos perdemos, incluyendo los malos gobernantes.