Escala de Grises - La Historia como justificante

En opinión de Arendy Ávalos

Escala de Grises - La Historia como justificante

El pasado domingo, durante un evento en Salamanca, el presidente de la República Mexicana expresó que una de las principales fortalezas del país es su cultura (o culturas). “México se fundó hace más de 10 mil años”, expresó (muy convencido de que estaba en lo correcto); además, dijo que es gracias a este pilar que México puede levantarse ante cualquier adversidad (temblores, hambrunas, incendios, corrupción, etc.)

Esta declaración se volvió viral y las reacciones en redes como Facebook y Twitter no se hicieron esperar. Se podían encontrar desde memes hasta argumentos que justificaban lo dicho por el presidente o capturas de libros en los que se podían leer fragmentos sobre la evolución de la humanidad.

Un día después de esta situación, López Obrador fue cuestionado en su conferencia matutina al respecto. “Tiene que ver con la antropología, ¿desde cuándo se conoce que existe el hombre en América? Pues desde hace alrededor de cinco, diez mil millones de años”. La respuesta estuvo acompañada del sustento brindado por las obras de José Vasconcelos y José Iturriaga, personajes a los que el presidente citó.

Un porcentaje representativo de la opinión pública le reclamaba a la historiadora Beatriz G. Müller por no “enseñarle” a su esposo cuestiones básicas como que la cultura madre, a la que usó como referencia, tiene —aproximadamente— 3,200 años de antigüedad. A ver, vamos a dejar clara una cosa. La señora Gutiérrez Müller no tiene la culpa de las barbaridades que diga el presidente, ella no fue (ni es) su maestra, no está en sus obligaciones educar a su marido.

La responsabilidad (o la culpa, como usted prefiera) recae en las manos de las y los asesores, no solo por no tener datos precisos sobre algo tan particular como los años que lleva la humanidad en este continente; sino también por no tener un plan y discurso estructurados para un evento público como el que se llevó a cabo en Salamanca.

No se trata de prohibir ciertos temas o de controlarle la lengua al presidente, porque ya vimos que no se puede (con todo respeto, como diría él). Se trata de establecer los ejes bajo los que se articulará un discurso, presentar fuentes en las que se pueda verificar la información y, en la medida de lo posible, apegarse a los puntos anteriores en eventos futuros.

Andrés Manuel no debería lanzar números al aire. De la misma manera, habría que informarle al presidente que, en cuestión de periodos históricos, no aplica un redondeo de tres mil a diez mil; mucho menos si son millones de años. Si esto sucede con datos conocidos por la opinión pública, ¿qué pasará con cifras de economía o seguridad? ¿“Yo tengo otros datos” será una respuesta a la que deberemos acostumbrarnos?

Si recordamos las declaraciones anteriores de AMLO, podemos alcanzar a comprender por qué consideraba una buena idea que España le pidiera disculpas a México. Este aspecto, aunque podría parecer un tanto irrelevante en comparación con las últimas noticias protagonizadas por este gobierno, no debe pasarse por alto. No es nada más mera cuestión de antropología, es un tema de Historia; esa que a la que apela La Cuarta Transformación constantemente como justificante y aparato legitimador de sus acciones.

 

Más vale prevenir que lamentar

Otro suceso del pasado lunes fue la presentación del calendario escolar por parte de la Secretaría de Educación Pública. En la mesa, presidida por Esteban Moctezuma, no solo se encontraban autoridades pertenecientes a la SEP, también había representantes de maestras y maestros de educación básica, padres y madres de familia.

Moctezuma Barragán se enfocó en la convivencia familiar como eje principal del calendario, “porque la vida moderna a veces impide esta cuestión”. Los días efectivos de clase serán 190 y los días de asueto tendrán una particularidad: priorizar la reflexión familiar sobre su existencia.

Esto, en palabras del titular de la SEP, se explica con la siguiente frase: “En las escuelas se les pedirá a las niñas y niños una experiencia sobre el tema por el cual hay asueto. Esto significa que familiarmente tendrán que hacer cualquier actividad relacionada con la fecha”.

Esteban Moctezuma remató esta frase con un ejemplo curioso. Si el tema es la Revolución Mexicana, tendrán que ir a un museo, entregar fotografías o podrán ir al monumento a la Revolución .Si en su pueblo o comunidad no hay nada relativo al tema, seguramente habrá una calle “Revolución”, se tomarán una foto en esa calle. Podrán hacer un ensayo o cualquier actividad que su creatividad les otorgue. Será una reflexión conjunta a nivel familiar.

Lo que el secretario de Educación Pública no está tomando en cuenta es que los días de asueto en los niveles básicos de educación no siempre corresponden de la misma manera con el calendario laboral de los padres y madres de familia. ¿Cómo pretende llevar a cabo este plan? ¿Cuáles serán las consecuencias para las niñas y niños que pertenezcan a una familia con pocas posibilidades de realizar este tipo de “reflexiones”?

Las escuelas a lo largo y ancho del país no son iguales a las que conocemos en la Ciudad de México. Hay que tomar en cuenta que la mayor parte de la población perteneciente a las escuelas públicas de educación básica no cuenta con recursos suficientes para tomar fotos, revelarlas o imprimirlas. La medida no puede reducirse únicamente de tomarse una foto en la calle “Hidalgo” el día de la Independencia.

“Queremos introducir la historia a los hogares”, remató Moctezuma. Si los planes de estudio en esta materia estuvieran bien estructurados y a las maestras y maestros se les brindaran los recursos para aplicarlos de manera correcta, las y los niños no necesitarían un refuerzo constante sobre lo que sucedió el 16 de septiembre. Quién sabe. Tal vez, lo que se busca prevenir es que la futura presidenta o el futuro presidente de México diga cosas como las que hemos oído en los últimos días. No sé, se me ocurre.

 

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