¿Médicos en zonas de riesgos?
En opinión de José Román
Sería lo ideal porque sí hace falta ese servicio en lugares alejados, sobre todo especialistas, pero dos factores inciden: Condiciones y equipo.
Contratar a los cubanos para que sea en los lugares de riesgo donde presten sus servicios es algo que la sociedad que es la pagadora con sus impuestos con los que se les contrataría a través de sus organizaciones tendrían que verificar. Pero ese riesgo que correrían sobre todo en zonas donde la delincuencia es una constante y el riesgo de ejercer la profesión es parte de lo que la delincuencia ha manejado y utilizado para sus fines. Hemos sabido frecuentemente que sacan de sus consultorios a los médicos y los obligan a punta de pistola a atender a los heridos de sus enfrentamientos con las bandas rivales, esa es una constante que refleja la realidad sobre la inseguridad, pero habla más de la incapacidad del gobierno de garantizar al médico el que ejerza su profesión. ¿Lo hará en presidente con los cubanos, distraerá a miembros de la guardia nacional para que vigilen a los especialistas? Si la respuesta fuera que sí, la interrogante es, ¿porqué no lo ha hecho con los especialistas mexicanos, que además están sin empleo en un importante número?
¿Si algún cubano especialista sufre un atentado en la soledad de las zonas retiradas y de alto riesgo, indemnizará el gobierno a los familiares de, digamos la pérdida de su vida? Y si así se llegara a contratar, ¿por qué indemnizar a un extranjero, teniendo personal capaz en nuestra sociedad?
Reiteradamente han manifestado las organizaciones médicas de México que sí hay especialistas, que lo que no existe es la oferta del gobierno para emplearlos y sobre todo para proteger sus vidas y las de su familia que serían quienes los acompañarían. La otra dinámica es que los sueldos no corresponden a las necesidades de los especialistas, luego entonces el interés disminuye y el gobierno no valora este detalle que sí cuenta. Para lograr una especialidad en México, se requieren 10 años de estudio promedio incluyendo la de ser médico en general. Su formación, sobre todo cuando salen de las Escuelas públicas nos cuesta a todos, luego entonces justo es que los egresados aporten al menos una parte dando el servicio a las comunidades retiradas por el tiempo razonable. Pero el tema sigue siendo uno, la seguridad.
La otra circunstancia es que los médicos cubanos han egresado del sistema ruso de formación profesional y hasta donde entiendo, hay suficiente diferencia con nuestro sistema que es el occidental. No digo que no sirva, pero habría que valorar si conviene o no.
Una cosa es que a AMLO le guste traerlos y otra que a la sociedad mexicana le convenga tenerlos. Los salarios cuentan y se habla aún sin pruebas de mas de 140 mil pesos mensuales por cada cubano, dinero obviamente que hace falta que se entregue a personal mexicano y no ha extranjeros cuya profesionalidad incluso no se anuncia como acreditada. Y efectivamente, si a los mexicanos les pagamos y deducimos impuestos, a ellos debería de hacérseles el contrato, más lo obvio que es que tienen que acreditar su experiencia antes de introducirlos a nuestro sistema. Y no es a AMLO a quien le corresponde hacerlo sino a los comités médicos mexicanos que tendrían la obligación de cerciorarse de su calidad profesional.
Los equipos son otro tema, son costosos y se tiene mucha carencia de ellos en hospitales públicos. Ya deberían estar comprándolos para tenerlos listos para que sean utilizados por esos médicos que dudo mucho tenga la capacidad de manejarlos.
¿Porqué AMLO desprecia a los mexicanos? ¿Porqué se lanza a prometer y contratar solo por simpatía los dictadores inclinados a un viejo y obsoleto sistema ideológico que la historia probó con exceso que no sirve? Deberían decirle al presidente que la URSS colapsó, que su sistema fue incapaz de sobrevivir por no ser funcional con la condición humana. ¿Será tanto su ceguera que los impondrá nada más porque él manda? ¿A tal grado es su incapacidad que no mira la realidad de nuestra sociedad? Sabemos que es terco, pero su terquedad raya en lo inútil, en lo dañino, en lo perverso. El enemigo lo tenemos en casa.