Juego de Manos - Con mi youtuber no
En opinión de Diego Pacheco
La semana pasada, Luisito Comunica —youtuber de origen poblano— se posicionó dentro del ojo del huracán luego de publicar una foto en sus redes sociales posando con una botella de mezcal. El licor, de nombre “Tus nalguitas serán mías”, junto con el influencer abrieron un debate que dividió a la comunidad de internautas en dos: quienes apoyaban a Luis, bajo el argumento de “es solo comedia”, y quienes condenaron el hecho, señalando que se trata de una apología a la violación. Vamos por partes.
De acuerdo con las personas que defienden al comediante, el mezcal no tiene un tinte machista, puesto que su nombre es chusco con fines de venta y este, a su vez, fue elegido antes de encontrarse con el poblano. Asimismo, este grupo señala que se está enjuiciando a esta personalidad sin tomar en cuenta sus acciones positivas, como los regalos y actos benéficos que ha realizado durante su trayectoria; a lo que vale la pena señalar que este no es un proceso de transacción, es decir, que no se puede comprar indulgencia a partir de los buenos actos. Son cosas distintas.
Por otro lado, quienes se oponen a esta postura argumentan que no se puede separar el nombre del producto, es decir, que ponerle “tus nalguitas serán mías” a una botella de alcohol —droga legal cuyo uso para fines de abuso sexual ha sido visto como algo común a nivel social— representa un punto más a la lista de acciones que normalizan la violencia sexual en contra de las mujeres y, por ende, promueven la permanencia del sistema que la reproduce.
Ahora bien, tenemos que ver el contexto en el que se desarrolla esta fotografía para comprender más a fondo el debate que se desencadena a partir de ella. Centrándonos exclusivamente en las violaciones en México, las mujeres viven un escenario sumamente peligroso. De acuerdo con cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), tan solo de enero a julio de este año han ocurrido 9,269 presuntos delitos de violación. Es decir, que presuntamente cerca de 44 mujeres fueron violadas todos los días del 1 de enero al 31 de julio de este año, ello sin contar aquellas que no denunciaron o cuyos casos no se contabilizaron.
Asimismo, hoy somos testigos de importantes movilizaciones feministas (en el plano físico y digital) que protestan en contra de la violencia de género y abogan por un país seguro, justo y equitativo. Lo que nos lleva a la frase insignia para deslegitimar las demandas de respeto y cambio social en redes: la “generación de cristal”, utilizada para referirse a un grupo de personas que “de todo se ofenden”.
Encontrar la violencia normalizada en acciones cotidianas, señalar las agresiones en chistes o comentarios y abogar por el respeto de todas las personas sin distinciones, es la gran fortaleza de las generaciones jóvenes, que hoy ponemos nuestra mira en la solución de problemas centenarios (como la discriminación, el cambio climático y la inclusión) para trabajar en la construcción de un mejor futuro. Aprendiendo de los errores y aciertos del pasado, se están construyendo las bases del progreso social, político y cultural del mañana.
No soy racista, pero…
El presidente Donald Trump encomendó a la Oficina de Administración y Presupuesto (OMB, por sus siglas en inglés) a que retirara los recursos destinado para programas antiracistas, bajo el argumento de que estos son un método de propaganda antiestadounidense con fines de división social.
A través de una carta, el director de la OMB instruyó a las agencias federales y sus directivos, a que se detuviera el gasto de impuestos dirigido hacia cualquier taller o propaganda que enseñe sobre teoría racial crítica, privilegio blanco; así como que señale que los Estados Unidos —y cualquier raza o etnicidad— es inherentemente racista o malvado.
De acuerdo con el escrito, los cursos implementados para las personas que trabajan en el gobierno federal promueven ideas antiestadounidenses, puesto que señalan “la contribución al racismo de prácticamente todas las personas blancas” así como “su beneficio de ello”, algo que, aparentemente, atenta contra los principios fundamentales que ha sostenido la nación desde su fundación.
Ojo ahí, el racismo no está relacionado con malicia y, en algunos casos, ni siquiera guarda relación con el consciente de las personas. Este no es un problema individual, sino cultural. Por otro lado, no hay que perder de vista que Estados Unidos se independizó en 1776, pero no fue hasta 1865 que se ratificó la 13º enmienda y se abolió la esclavitud del país. Entonces ¿en que momento se convierte la igualdad racial en un principio fundamental?
Un último punto por resaltar del documento es el intento de excusa del racismo que existe en el gobierno de EE. UU. “Podemos estar orgullosos de que el gobierno Federal, como empleador, tiene trabajadores de todas las razas, etnicidades y religiones” se puede leer a la mitad del tercer párrafo. Vaya, eso me suena al clásico no soy racista/homofóbico/machista, PERO que se hace antes de lanzar un comentario sumamente racista/homófobo/machista. Recordemos que nuestras amistades o relaciones personales no nos eximen de nuestras acciones violentas.
Esta decisión se da dentro de un contexto en el que las movilizaciones de Black Lives Matter han golpeado con fuerza a la administración del presidente, a partir de la omisión de responsabilidades, negación de culpas y el racismo que permea en su administración. Así, una vez más, el presidente pone berrinches y terquedad sobre el bienestar de la ciudadanía y la protección de sus derechos humanos. Ya se verá en noviembre si esto le da resultados.
Por cierto
El sábado, el Congreso del estado de Quintana Roo aprobó por unanimidad un paquete legislativo para dar pie a la Ley Olimpia en la entidad. Así este se convirtió en el estado número 24 en adoptar esta norma para sancionar los actos de violencia sexual digital.
Este es un paso importante no solo para combatir la violencia de género en la entidad —y ejercer presión para que el resto de las entidades adopten esta ley— sino que, también, representa una actualización del marco normativo para comenzar a tomar en consideración la violencia que se ejerce fuera del plano físico. Debemos seguir caminando por el camino del progreso para que nuestro país se encuentre a la altura de los retos de nuestro tiempo.
Seamos mejores: