Golpe de Estado
En opinión de Carlos Morales Cuevas
Se desploma el silencio,
cae golpeando las rocas;
brazos de la montaña.
La sombra de la muerte lo mira a la distancia;
intenta escuchar el crujir de sus huesos.
El silencio sigue cuesta abajo.
La ciudad abre sus fauces.
La muerte, sonriente, cincela el epitafio.
Ni la escuálida vida,
ni el Dios polizonte de este viaje, saben qué hacer.
Extendiendo sus grandes alas negras,
se eleva el rugido del tiempo.
Con sus ojos teñidos de miedo,
la noche deambula sin rumbo.
La soledad, ya no podrá hablarle al espejo.
El eco ha dado un golpe de Estado.
Hay un enterrador cavando en el infierno.
El silencio vuelve al polvo,
al polvo en el que todo florece,
todo… todo menos lo eterno.