Escala de Grises - Temblor[es]
En opinión de Arendy Ávalos
Luego de que colectivas y mujeres feministas tomaran las instalaciones de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) en la Ciudad de México, el sismo tuvo réplicas en distintos puntos del país. En Michoacán, Veracruz, Aguascalientes y Puebla las protestas fueron el epicentro de la solidaridad.
Las mujeres en el Estado de México, en la periferia, también tomaron las oficinas locales de la CNDH para pedir justicia por las mujeres asesinadas y por las víctimas de la violencia de género, y para exigir la renuncia de Grisel Barrientos (directora del Instituto Nacional de la Mujer).
La reunión de organizaciones, colectivas feministas y mujeres comenzó a las 2 de la tarde, aproximadamente. Al anochecer, la toma pacífica de las instalaciones era un hecho. Sin embargo, en la madrugada del viernes, quienes protestaban en contra de la violencia la vivieron en carne propia.
Elementos de la policía municipal del EdoMex ingresaron a las instalaciones de la Comisión de Derechos Humanos del Estado de México (CODHEM) y agredieron con golpes y jaloneos a las manifestantes, fotógrafas y periodistas que se encontraban ahí; incluidas mujeres embarazadas y menores de edad.
Además, detuvieron a 13 mujeres (una de ellas embarazada, otras dos menores de edad) que fueron llevadas a la Fiscalía de Atizapán y, no obstante, fueron maltratadas física y psicológicamente. No fueron liberadas hasta la tarde del 11 de septiembre. En las horas de incertidumbre, las usuarias de Twitter difundieron la poca información que se tenía al respecto.
Algunos nombres, algunos videos de las agresiones, el color y marca de los carros en los que se llevaron a las manifestantes e información como que no eran vehículos oficiales o que ni siquiera contaban con placas para ser identificados. Todas las irregularidades y las pruebas suficientes para que la rabia nos inundara más, si es que aún es posible.
Las mujeres que sufrieron heridas y golpes de gravedad ya presentaron quejas ante instancias más competentes (esperemos) y acudirán a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) para denunciar los abusos de los que fueron víctimas.
Al respecto, la Fiscalía General de Justicia del Estado de México informó que se detuvo a las 13 personas bajo el delito de ocupación ilegal de un inmueble destinado al servicio público. Ese argumento es equivalente a un “¡Weeey, las paredes!”, pero más institucional. Ojalá esa efectividad para defender los inmuebles la destinaran para defender la integridad y seguridad de las mujeres.
La lista de agresiones abarcó golpes con puño, ahorcamiento, lanzamiento de objetos a las personas, la quebradura del parabrisas de un coche y amenazas de muerte. Sin embargo, las autoridades se deslindaron de estas acciones y afirmaron que los elementos de su policía no pudieron cometer semejante atrocidad:
“Esta institución rechaza que haya sido utilizada fuerza desmedida y se haya llevado a cabo un procedimiento ilegal en contra de alguna persona”. Deberíamos aclararles que la “fuerza” utilizada fue innecesariamente violenta y que no se llevó un procedimiento ilegal, fueron varios. Tal vez con esa exactitud sí aceptarían su culpa.
El gobernador del Estado de México, como es costumbre de quienes han ocupado ese puesto, se deslindó de lo ocurrido. Para no romper la tradición, yo creo. “El Gobierno del Estado de México reprueba las acciones llevadas a cabo por la [su] fiscalía en contra de las mujeres que se manifestaron en la CODHEM”. Esa declaración vacía es equivalente al silencio.
En resumen, ninguna autoridad del Estado se hizo responsable de lo ocurrido. Están cumpliendo perfectamente el protocolo de lavarse las manos. Nada más que el virus de la injusticia ni el jabón lo quita. No se perdona. No se olvida.
La Antigrita
Mujeres víctimas de violencia de género, madres de mujeres asesinadas, familiares de personas desaparecidas, colectivas, organizaciones y mujeres feministas convocaron el pasado lunes 14 de septiembre a una “Antigrita” en las antiguas instalaciones de la CNDH en la Ciudad de México, hoy “Casa de Refugio Ni Una Menos”.
La inauguración del evento estuvo en la voz de las mujeres que mantienen la toma del inmueble, quienes hablaron desde el balcón y afirmaron: “La patria no nos representa”. El lugar estuvo rodeado por decenas de mujeres que escucharon los testimonios de víctimas y participaron en las diferentes muestras culturales organizadas, entre ellas, rutinas de stand up.
Que tiemble el estado, los cielos las calles. Que tiemblen los jueces y los judiciales. Hoy a las mujeres nos quitan la calma. Nos sembraron miedo, nos crecieron alas. Fue la primera estrofa del himno feminista “Canción sin miedo” que corearon las asistentes, mientras se tomaban de las manos.
Esas mismas mujeres fueron a exigir justicia, a expresar su dolor, su miedo y a seguir luchando, desde sus trincheras, para que todas podamos ser libres, para que podamos estar seguras. Fueron a exigir que se garanticen los derechos humanos de todas la personas, a exigirles a las autoridades que trabajen para erradicar la violencia de género.
¡Que tiemblen los machistas [y quienes tengan que temblar] que América Latina será toda feminista!
Septiembre
Hace un año escribí en mi cuenta de Twitter que septiembre es el mes de los nudos en la garganta, las ganas de llorar y la empatía. Pasa desde hace 35 años, cuando el terremoto movió a la ciudad más grande del mundo. Pasa desde hace tres años, cuando el terremoto nos volvió a mover desde adentro para respirar un aire distinto.
A partir de este año, las ganas de llorar y la empatía estarán acompañadas de sororidad y apoyo a las mujeres que, todos los días, salen a reclamar justicia por los feminicidios, la impunidad, las personas desaparecidas, que salen a levantar el puño y a exigir justicia.
Somos epicentro:
@Arendy_Avalos