Serpientes y escaleras - Morena y el 2024
En opinión de Eolo Pacheco
Aunque lo nieguen, todos los políticos ya están pensando en la sucesión.
Morena y el 2024
El primero de septiembre inició la 55 legislatura, la que acompañará al gobernador Cuauhtémoc Blanco hasta el final de su periodo de gobierno, si es que antes no decide retirarse del cargo para emprender una nueva aventura política. El próximo primero de enero tomarán protesta las autoridades municipales electas el 06 de junio y de ellas saldrán algunos aspirantes a la gubernatura. Los que vienen serán años intensos, eminentemente políticos y con muchas sorpresas.
Aunque en los discursos los nuevos y futuros representantes populares han hablado de dejar de lado la efervescencia electoral para enfocarse en resolver los problemas del estado y de los municipios, en muchos de ellos es imborrable la idea de competir o alentar un proyecto de gobierno que sustituya al de Cuauhtémoc Blanco Bravo.
Políticamente hablando la primera fuerza electoral en Morelos es Morena: en la tierra de Zapata predomina la ideología de izquierda y existe una marcada simpatía por el presidente de México; cada vez que Andrés Manuel López Obrador ha competido gana en este estado: en el 2006 Felipe Calderón ganó la presidencia, pero AMLO ganó en Morelos; en el 2012 el ganador de la elección presidencial fue Enrique Peña Nieto, pero en Morelos la victoria fue para AMLO; en el 2018 la victoria de AMLO fue contundente.
Veámoslo de esta manera: más que un territorio de Morena, Morelos es un estado de izquierda con una evidente identidad obradorista; los resultados del proceso electoral anterior lo confirmaron: la gente otorgó su confianza al presidente eligiendo a todos los candidatos de Morena al congreso federal, aunque entre ellos hubiera personajes grises y sin talento como Jorge Toledo o Brenda Espinoza. Entendámoslo: no ganaron ellos ni ganó el Movimiento de Regeneración Nacional, ganó el presidente López Obrador.
Localmente la historia fue distinta, el voto se dividió y en muchos lados los candidatos oficiales perdieron, como sucedió en la capital con Jorge Argüelles Victorero. Los resultados del proceso electoral de junio pasado deben ser cuidadosamente revisados por todos los interesados en la política, no solo para entender qué fue lo que sucedió, sino para poder anticipar qué es lo que puede suceder en el 2024.
En la carrera por la sucesión se deben tomar en cuenta varias circunstancias, no solo la fuerza del partido que arrancará en primer lugar. Un punto sustantivo en el análisis está en el desempeño del gobierno de Cuauhtémoc Blanco, la imagen que hacia la sociedad refleja su actuación y la forma como se comportará la oposición en los meses venideros.
Se puede suponer que el exfutbolista no concluirá su mandato porque se incorporaría a la carrera por la jefatura de la Ciudad de México, lo cual lo obligaría a dejar el cargo al menos un año antes de que concluya su periodo constitucional. En ese escenario se deben tomar en cuenta las variables que deriven de su salida, empezando por la manera como se procese la decisión, el ambiente social que deje tras su partida y el nombre de quien quede en su lugar.
Luego está la forma como Morena procese la selección de su candidato, incluyendo la posibilidad de que el abanderado sea el hoy subsecretario de gobernación Rabindranath Salazar; ese es el escenario más probable si para esa fecha Rabín continúa en su encargo y en el ánimo del presidente, recordemos que él iba a ser el candidato a gobernador en el 2018 y se sacrificó para que postularan a Cuauhtémoc Blanco. Políticamente se puede decir que el presidente se la debe, pero en política este tipo de deudas nunca son seguras, ni mucho menos garantizan el triunfo en las urnas.
Suponiendo que Rabín Salazar sea el candidato de Morena en el 2024 será indispensable que el contador regrese lo antes posible al estado, se haga presente en la mente de los ciudadanos y comience a tejer políticamente más allá del pequeño grupo que tiene a su alrededor. Si la decisión de la candidatura es política, como casi siempre ha sido, no queda duda que quien lleva mano es Rabín, pero ello está muy lejos de representar automáticamente la victoria en las urnas.
Dentro de Morena Rabín Salazar es quien controla al partido, pero la elección de junio pasado mostró que la marca no es suficiente para ganar la elección; el subsecretario sí tiene militancia y sí es un personaje obradorista, pero está alejado del estado desde hace muchos años y frente a él han crecido otras figuras con la misma identidad y militancia que, además, son bien vistos en la entidad por muchos ciudadanos, no solo militantes.
Lo pongo de esta manera: si Rabín Salazar está pensando en competir por la gubernatura tiene que comenzar a trabajar por ella desde ahora, directamente y a través de sus aliados; no dudo que figuras importantes de su partido en el estado como los alcaldes Rafael Reyes y Juan Ángel Flores lo van a ayudar, pero aún así necesita dejarse sentir entre la sociedad local y tiene que mostrarse como una opción atractiva para gobernar el estado durante los siguientes años.
El triunfo de Morena en las elecciones del 2024 dependerá de los resultados de este gobierno al terminar el sexenio, porque aunque la militancia de Cuauhtémoc Blanco sea por el Partido Encuentro Social, para el grueso de la ciudadanía el partido que gobierna Morelos es Morena, porque fueron los votos de ellos los que hicieron ganar al futbolista en las elecciones del 2018.
Un aspecto más en el análisis pasa por lo que ha ocurrido y puede suceder en Cuernavaca: el actual gobierno de la capital es emanado del Movimiento de Regeneración Nacional y Antonio Villalobos pasará a la historia como el peor presidente municipal que ha tenido la ciudad; la administración actual no solo ha sido terrible, también está relacionada con innumerables actos de corrupción y con grupos delictivos que han dañado al municipio, a las instituciones y a la gente; se trata de un gobierno soberbio, insensible, corrupto y mediocre que, además, presume tener la protección total de Rabín Salazar a través de Miguel Lucia.
Andrés Manuel López Obrador fue y continúa siendo un motivo para que muchos ciudadanos voten por los candidatos de Morena, su desempeño al frente del gobierno federal sigue estando bien calificado por la mayoría y su investidura presidencial ayuda, pero en el 2024 AMLO ya no estará en las urnas y a quien postule ese partido no tendrá la fuerza ni la imagen del tabasqueño.
Morena es la primera fuerza política en el estado y así llegará a la elección del 2024, pero no tendrá el impulso del 2018; por supuesto que quien sea el candidato del Movimiento de Regeneración Nacional será el adversario a vencer, pero para que no ocurra lo mismo que en la elección del 2021 en Cuernavaca con Jorge Argüelles es indispensable que ese partido socialice la candidatura y plantee una estrategia integral en donde el candidato sume votos y no solo se cuelgue de la marca.
Con un candidato realmente morenista con raíces en el estado el Movimiento de Regeneración Nacional sí puede ganar la gubernatura de Morelos en el 2024, pero es indispensable que tanto el partido como los interesados comiencen a trabajar desde ahora y se pongan de acuerdo.
Si les vuelven a imponer candidato van a perder.
- posdata
Para los interesados en el proceso de sucesión en Morelos estas son las figuras que desde ahora se debe observar, además de Rabín Salazar:
Del lado de Morena está el alcalde Rafael Reyes, quien ha hecho un buen trabajo en Jiutepec y es un candidato natural de ese partido porque encabeza el municipio más importante gobernado por la 4T en la entidad. Rafa es un líder nato, tiene estructura electoral propia y su experiencia política se refleja en un buen gobierno. Para ganar, empero, necesita de mucho más que su municipio, tiene que volverse un actor político estatal.
Lo mismo puede decirse del edil de Jojutla Juan Ángel Flores, quien al igual que Rafael Reyes ha dado buenos resultados en su administración y está bien calificado por sus gobernados; Juan Ángel también necesita volverse un actor político estatal y tiene que construir una base social mucho más grande que su comunidad. Ambos alcaldes son militantes de Morena y en algún momento pueden hacer de lado sus aspiraciones para apoyar a Rabín Salazar, pero eso no ocurrirá en automático. La victoria de Morena en el 2024 en la entidad depende de que los morenistas se pongan de acuerdo y postulen a alguien de Morelos.
En esta lista se deben incluir a dos mujeres: Lucía Meza y Margarita Saravia, la primera senadora y la segunda titular de la Lotería Nacional. Ambas damas tienen carrera política y méritos para competir, aunque la primera no milita en el Movimiento de Regeneración Nacional ni se ha interesado en hacer vida de partido.
Lucía tiene a favor muchos años de trabajo en la izquierda y la experiencia de muchas campañas, pero hoy le pesa su cercanía con Ricardo Monreal, un personaje que ha dejado de estar en el ánimo del presidente. Margarita sí milita en Morena, tiene vida de partido, pero nunca ha ido a una competencia electoral ni cuenta con capital político propio para jugar una elección.
Luego está el futuro alcalde de Cuernavaca José Luis Urióstegui, un abogado respetable que dio el campanazo político al ganar la elección, pero aún tiene que demostrar que era la persona ideal para gobernar la capital en el peor momento de su historia. José Luis se ha convertido de manera lógica en el candidato más importante de la oposición; aún sin ser militante se le ubica en el PAN, pero dependerá de su desempeño como edil que se vuelva una opción atractiva para el electorado.
En este caso concreto hay que observar algo: el candidato de la oposición no le ganará al de Morena solo, porque ninguno de los partidos representados en la entidad tiene la fuerza suficiente para ganar; si la oposición quiere competir es necesario concretar una alianza con muchas siglas e impulsar a un candidato atractivo. El triunfo de José Luis Urióstegui en el proceso de junio pasado fue sui generis y representó el hartazgo de la gente. Con claridad: no ganó el PAN ni el abogado, perdió Morena.
También está el diputado Agustín Alonso, un líder regional que hizo muy buen papel en el ayuntamiento de Yautepec y tendrá un rol preponderante en la 55 legislatura. El liderazgo personal de Alonso es importante y lo pone en la mesa, pero no es suficiente para concederle una candidatura, ni para hacerlo ganar. Nadie tiene duda que su familia goza de un enorme reconocimiento en su municipio, pero igual que en el caso de Rafael y Juan Ángel necesita convertirse en un líder estatal.
Luego está la necesidad de tener un partido: a Agustín Alonso lo postuló Nueva Alianza, pero es probable que en la contienda del 2024 ese partido vaya con Morena; el diputado no descarta la posibilidad de ser el abanderado de Morena, pero eso pasa por incorporación al partido y el cabildeo que haga entre su militancia. Ese camino no es sencillo porque aunque el liderazgo de Alonso está fuera de dudas, en el Movimiento de Regeneración Nacional hay muchos aspirantes a la misma candidatura. Item más: aunque las amistades no se niegan, al legislador no le conviene desde ningún ángulo que lo sigan asociando con el exgobernador Graco Ramírez.
Last but not least está el secretario de gobierno Pablo Ojeda, quien desde la oficina política del estado tiene un foro que puede ayudarlo mucho a posicionarse. Lo natural es que el gobernador tenga fichas con las cuales jugar la sucesión y la más importante es el jefe de la política interna. Ojeda es un hombre serio, prudente, conciliador e identificado con la clase política local, pero para que su aspiración tenga futuro es necesario que su desempeño y el manejo de su imagen en los siguientes dos años sea excelsa. Vistas las condiciones políticas en las que quedó el estado después de la elección, en cada conflicto el gobierno estatal se va a jugar su futuro.
Con estos personajes arranca la carrera por la gubernatura, aunque probablemente no serán los únicos a quienes se deberá tomar en cuenta. Los próximos años serán determinantes para ir sumando o restando nombres.
- nota
Tres damas alzan la mano para competir por la dirigencia del PAN en Morelos. Cualquiera de ellas sería mejor que Juan Carlos Martínez Terrazas.
- post it
Las lluvias de los últimos días ya cobraron sus primeras víctimas; Tlayacapan podría ser declarado zona de desastre tras las intensas precipitaciones pluviales. En medio de la tragedia destaca la rápida reacción de las autoridades estatales para ayudar a las familias en desgracia.
- redes sociales
Nunca lo conocí, salvo por sus publicaciones, pero a la distancia pude ver que se trataba de un hombre decente, un extraordinario fotógrafo, un ciudadano comprometido con su comunidad, con el medio ambiente, solidario con los demás y orgulloso de sus raíces. Rodrigo Morales Vázquez era un buen padre y buen amigo; su partida tomó por sorpresa a todos, fue víctima de la delincuencia.
La muerte de este hombre no debe quedar como un número más en la estadística.
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