El Tercer Ojo - Un apretón de tuercas al asunto del covid-19 ¨otras notas sobre consecuencias sociales¨ (Cuarta parte).
En opinión de J. Enrique Alvarez Alcántara
Decía ya en la trilogía de colaboraciones que preceden a ésta, que según estimaciones de la CEPAL: “La pandemia de la enfermedad por coronavirus (COVID-19) llegó a América Latina y el Caribe en un momento de debilidad de su economía y de vulnerabilidad macroeconómica”. (05/20_1).
Asimismo, sentenciaba sin duda alguna: “la dinámica de la pandemia del coronavirus, que trae consigo una combinación de choques externos e internos, será la causa de la mayor crisis económica y social de la región en décadas, con efectos muy negativos en el empleo, la lucha contra la pobreza y la reducción de la desigualdad”. (05/20_1).
Adicionaba a la anterior, como muestra de la naturaleza de estas consecuencias: “Junto al aumento de la desocupación, se espera un marcado deterioro de la calidad del empleo. El trabajo informal es la fuente de ingresos de muchos hogares de América Latina y el Caribe, donde la tasa media de informalidad es de aproximadamente un 54%, según estimaciones de la OIT. (…) Muchos de estos trabajadores no tienen acceso a servicios de salud de calidad y, dadas las características de su trabajo, están más expuestos al contagio. Asimismo, sus ingresos son generalmente bajos, por lo que cuentan con una capacidad de ahorro limitada para hacer frente a períodos prolongados de inactividad. Tampoco disponen de mecanismos de sustitución de ingresos, como los seguros de desempleo, que generalmente están vinculados al trabajo formal”. (05/20_1).
Para concluir la presentación de esta primera radiografía del Panorama Económico que se vislumbra para América Latina y El Caribe y, particularmente para México, dejemos una primera conclusión: “La CEPAL estima que para 2020 (es decir, ya) la tasa de pobreza aumentaría hasta 4,4 puntos porcentuales y la pobreza extrema 2,6 puntos porcentuales con respecto a 2019. Esto implica que la pobreza alcanzaría entonces al 34,7% de la población latinoamericana (214,7 millones de personas) y la pobreza extrema al 13% (83,4 millones de personas). También se espera un aumento de la desigualdad en todos los países de la región, con incrementos del índice de Gin de entre el 0,5% y el 6,0%”. (05/20_1).
Posteriormente, en un segundo documento reciente, la CEPAL presenta más nítidamente el panorama desolador: “En todos los escenarios, I) la pobreza y la pobreza extrema aumentarían en todos los países; II) En el escenario alto, los mayores aumentos de la pobreza extrema se darían en México, Nicaragua y el Ecuador ; III) También en el escenario alto, la pobreza en general aumentaría especialmente en la Argentina, México, el Ecuador y el Brasil; IV Resalta la particular vulnerabilidad de las tres mayores economías de la región (…) El impacto hasta aquí descrito considera únicamente las consecuencias de la pandemia en el mercado laboral y la pérdida de ingresos asociada. En caso de reducirse las remesas provenientes de familiares que migraron, se acentuará la situación de pobreza de quienes las reciben en sus países de origen. Esta reducción es probable ante el fuerte impacto del COVID-19 en la región y en países extrarregionales receptores de migrantes latinoamericanos y caribeños, como los Estados Unidos y España”. (05/20_2).
Finalmente, la misma CEPAL señalará: “La crisis que sufre la región en 2020, I) con una caída del PIB del 5,3%, será la peor en toda su historia. Para encontrar una contracción de magnitud comparable hace falta retroceder hasta la Gran Depresión de la década de 1930 (-5%) o, más aún, hasta 1914 (-4,9%); II) Los efectos de mediano plazo en materia de reorganización de la producción y del comercio internacional en términos de localización y tecnológicos son importantes. Los escenarios posibles que aún están abiertos son por lo menos tres: a) continuación de la globalización, pero sobre la base de nuevos modelos de gobernanza más receptivos al multilateralismo y la corrección de las desigualdades entre países; b) soluciones de alcance exclusivamente nacional; c) o una acentuación de la regionalización; III) Para la gran mayoría de los países de América Latina y el Caribe, las soluciones de alcance exclusivamente nacional no serían viables por razones de economías de escala, tecnológicas y de aprendizaje; y IV)Es posible que la mejor solución sea una nueva globalización con una gobernanza proclive a
la inclusión y la sostenibilidad, pero para participar activamente en esa nueva globalización, América Latina y el Caribe deben integrarse productiva, comercial y socialmente. Para ello, la coordinación de los países de la región en materia macroeconómica y productiva es crucial para negociar las condiciones de la nueva normalidad, particularmente con la urgencia de la actual crisis y en el mediano plazo: las del financiamiento para un nuevo estilo de desarrollo con igualdad y sostenibilidad ambiental”. (05/20_3)
Como podemos apreciar, en todos los escenarios analizados y proyectados, la probabilidad de las consecuencias de naturaleza socioeconómica o sociopolítica son dramáticas y, en ninguno de estos, nuestro país, queda exceptuado.
Por otra parte, para dimensionar la mitigación y afrontamiento de este panorama desolador, mediante políticas públicas de mediano y largo plazo, en la siguiente colaboración (quinta y última), analizaremos las propuestas que el Gobierno de AMLO y la 4T proponen.