El tercer ojo - La vida después de la lesión medular
En opinión de J. Enrique Alvarez Alcántara
Estimados seguidores de nuestra columna semanal El tercer ojo, esta ocasión he optado por titular esta colaboración con el título que lleva el libro Después de la lesión medular: Relatos en primera persona (Alicante, Letramé, 2023), del grupo de trabajo integrado por Melina Longoni di Giusto, Mariela Degano, Daniela Ramos Usuaga y Juan Carlos Arango Lasprilla.
He optado por dedicar esta colaboración a presentar y recomendar ampliamente la lectura de este pequeño libro que no por ello deja de ser, a su vez, enorme; lo es porque contiene en sus primeros capítulos una muy sucinta y sencilla descripción de la anatomía de la médula espinal y la columna vertebral, una explicación de lo que se considera una lesión medular y sus consecuencias más recurrentes –tanto en sentido clínico como psicológico— para quienes sufren tales eventos, así como también la importancia que poseen las actividades de intervención rehabilitatoria –en todos los aspectos de la dinámica de vida y vivencias de quienes sufren tales eventos y trátese del propio paciente o de los seres más próximos a ellos—; por otro lado, estos contenidos conceptuales se estructuran con un lenguaje tan sencillo y claro que “cualesquier mortal” puede comprenderlos sin un bagaje profundo en los ámbitos de la salud o la medicina.
Asimismo, una vez realizada esta labor descriptiva y explicativa, los autores presentan de viva voz de quienes han afrontado –con todas sus vicisitudes— los traumas y lesiones medulares, en primera persona, una serie de reflexiones y narrativas sobre el significado que adquiere en sus vidas haber sido objeto de estas lesiones, así como las estrategias de compensación que propician las condiciones favorables para superar las dificultades y condiciones que derivan de tales sucesos y tener éxitos, superando los fracasos. Un total de catorce breves historias de vida nos dan plena muestra de que, más allá de las lesiones y situaciones traumáticas, de las nuevas dificultades y circunstancias que hay que superar, siempre e invariablemente, la vida continúa; que la actitud ante la vida es una de las llaves esenciales en la búsqueda de la apertura de nuevas puertas al mundo y la posibilidad de lograr la autorrealización.
Me quiero detener aquí para realizar una pequeña digresión.
Los usos contemporáneos de la narrativa académica y clínica han reducido al sujeto de la actividad psíquica a la casi nada. Los criterios en uso para exponer y presentar estas cuestiones en los artículos científicos o capítulos de libro, en conferencias o presentaciones en congresos, han sido subyugados a la nueva moda descrita como la argumentación “basada en evidencias”, han mandado al cesto de la basura los “estudios de caso” así como los “estudios longitudinales”; en este sentido han “sugerido normas” de citación, formatos de organización de los escritos y presentaciones, presentación inexcusable de las “evidencias” –sean estadísticas, de citación, de muestras amplias de “sujetos” y de exposición de resultados y conclusiones— y, sin duda alguna, la omisión y eliminación de las casos únicos.
Pues bien, este libro, contra lo que pudiera uno imaginar al leer el título del mismo, no se enmarca dentro de los cánones académicos y científicos de exposición. Se centra esencialmente en los casos únicos e irrepetibles de seres humanos concretos colocados, bajo estas circunstancias, dentro de naciones que se hallan en nuestro continente, por debajo de las márgenes del Río Bravo. Este hecho los acerca demasiado a nuestra realidad latinoamericana.
Tal vez por ello, tanto profesionales de la salud, como familiares, amigos, conocedores de alguien que ha sufrido una lesión medular, pueden, sin duda alguna, leer el libro, comprenderlo y empatizar con quienes sí se encuentran dentro de los márgenes de la discapacidad derivada de las lesiones medulares, sean los propios personajes o quienes les acompañan en esta travesía.
Para finalizar, las personas que escriben y editan el libro tratan de extraer, además de las conclusiones, una especie de aforismos y sentencias que sirven de expresiones ejemplares para seguir reflexionando; vayan algunas de ellas como una muestra de su grandeza:
· La vida no termina con la lesión medular, todo lo contrario, a partir de ahí es que realmente se empieza a vivir.
· Discapacidad no significa incapacidad.
· La lesión medular no sólo afecta a la persona que la tiene, sino que también afecta a su familia.
· Al principio, todo el mundo suele estar a tu lado acompañándote y dándote ánimo. Sin embargo, en la medida que pasan los meses y los años, son sólo aquellas personas que nos quieren de verdad las que siempre permanecerán ahí con nosotros.
· La sexualidad va más allá de la genitalidad. La sexualidad después de una lesión medular no se acaba, simplemente cambia, se transforma, se adapta.
· No hay que dejarse vencer por la adversidad. La vida está llena de cosas positivas y hay que buscar y reconocer estas cosas en cada una de las actividades que hacemos en el día a día. Quizás garantizar la felicidad a largo plazo es complejo, pero sí podemos disfrutar de esos momentos de felicidad que hacen a lo cotidiano.
En fin, bástenos esta sucinta descripción para invitarlos a leer este libro.