El Tercer Ojo - Cerrando algunas ideas sobre la concepción del filósofo Sudcoreano Byung-Chul Han sobre la sociedad contemporánea

El Tercer Ojo  - Cerrando algunas ideas sobre la concepción del filósofo Sudcoreano Byung-Chul Han sobre la sociedad contemporánea

Una vez cerrado el ciclo de las tres digresiones que anteceden a esta colaboración, amables lectores que siguen El tercer ojo, me propongo concluir con este cuarto artículo la tríada de textos dedicados al pensamiento de Byung-Chul Han, sobre los rasgos y características que nos permiten identificar esta era y sociedad.

 

El primero de los artículos se intituló ¿Sociedad del Cansancio? (https://www.elregional.com.mx/el-tercer-ojo-sociedad-del-cansancio); el segundo, ¿Sociedad insensible? (https://www.elregional.com.mx/el-tercer-ojo-sociedad-insensible) y, el tercero, ¿Sociedad del miedo y del odio? (https://www.elregional.com.mx/el-tercer-ojo-sociedad-del-miedo-y-del-odio).

 

Hoy, valorando algunas de las ideas del filósofo, sociólogo y psicoanalista esloveno, Slavoj Žižek, expuestas en su libro Pandemia, La Covid-19 estremece al mundo (Anagrama, España, 2020), me aproximo a terminar con una serie de tesis que presentaré para la reflexión y análisis.

 

Refería que Byung-Chul Han en su trabajo sobre La Sociedad del Cansancio manifiesta sin duda alguna: “El comienzo del siglo XXI, desde un punto de vista patológico, no sería ni bacterial ni viral, sino neuronal”. Y, agregaba yo: “Pues bien, al parecer, la realidad histórica se encarga, a cada momento, de desmentir nuestras creencias. Hoy, ciertamente, seguimos atrapados en una época viral que, además no sólo es patológica y lo que derive de ella en sentido clínico; sino que, no lo reconoció el filósofo sudcoreano, tiene una serie de manifestaciones durante la misma y de una proyección a más largo plazo. Empero, todavía más, lo que define como “neuronal’, no es únicamente ‘neuronal’”.

 

Expresaba en dicha colaboración que: “Serios, actuales y documentado estudios relacionados con las ‘patologías’ que considera Byung-Chul Han las enfermedades neuronales (tales ‘como la depresión, el trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH), el trastorno límite de la personalidad (TLP) o el síndrome de desgaste ocupacional (SDO) definen el panorama patológico de comienzos de este siglo’) muestran claramente que trascienden los sistemas neuronales (…) Las enfermedades de origen viral, como el COVID-19, que no previó Byung-Chul Han, coexisten con las que él denomina neuronales y trascienden con creces el enfoque antibiótico e inmunológico, para afrontarlos y derrotarlos”.

 

Dice el filósofo sudcoreano que la sociedad se halla bajo los efectos del aburrimiento y el cansancio, razón por la cual, ya no luchamos para transformarla, sino que nos mimetizamos con ella y la aceptamos, derrotados tal cual. Sim embargo, consideré desde ese momento que aún no estamos agotados y cansados hasta la indefensión total y absoluta, ¡Vamos!, no hemos tocado fondo.

 

En la siguiente colaboración presenté la otra característica que, según Han define nuestra sociedad; La primera es la Sociedad del Cansancio o el Aburrimiento, pues bien, la segunda es la de una Sociedad Insensible o Indolora.

 

Según decía en esa segunda colaboración: “Parece que el hilo conductor de la reflexión del filósofo es ‘el dolor’; ahora bien, hablar del dolor debe exigirnos precisar el sentido y significado que adquiere tal concepto en esta época. Nos es dable admitir –expresaba yo— que el término ‘el dolor’ no solo se refiere al evento fisiológico que sentimos y tenemos consciencia de su presencia indeseable y que tratamos, por todos los medios posibles, de eliminar. De aquí sobreviene el término que contempla los recursos contra ese dolor y que denominamos ‘analgesia’ (...) Sin embargo, cuando utilizamos el sustantivo ‘el dolor’ no sólo reducimos a este significado su acepción. También asumimos que podemos referirnos, sin duda, al ‘dolor emocional, psíquico o moral (…) De la misma manera, asociados al dolor (en cualquiera de sus acepciones) vienen, como mellizos, el sufrimiento, el miedo y, consecuentemente, todos los comportamientos orientados hacia la eliminación o evitación de los mismos. Para este conjunto de rasgos que acompañan al dolor se emplea, muy infrecuentemente, un término de naturaleza psicológica y que se emparenta, insensiblemente, con la psicopatología. El concepto en cuestión es de la ‘algofobia’”.

 

Es este el sentido semiótico que da pie a Byung para su exposición.

 

Desde luego que en esta era pandémica, y la pospandémica largamente anhelada, sin duda alguna, el dolor psíquico está presente, y no solo por los efectos de la pandemia misma; decía ya que, “aunada a ésta, los grandes problemas que le han precedido y persisten (la violencia estructural y sus consecuencias, la pobreza y sus secuelas, la inseguridad e incertidumbre, etcétera), nos colocan ante una sensación de inminencia del dolor, un miedo a que efectivamente se presente, una indefensión ante el mismo, incertidumbre y, teniendo la certeza de que quienes asumen la responsabilidad de afrontar exitosamente estas calamidades, son no sólo ignorantes e incompetentes para tener éxito en esta tarea, sino que, además, no quiere hacerlo, tenemos la certidumbre de que hagamos lo que hagamos, el dolor es inevitable. No sólo indefensión, sino desesperanza y sinsentido”.

 

Ante esta realidad, por lo demás agotadora, no disponemos de algún recurso psicológico –individual y colectivo—, según el filósofo que parece más psicólogo, que nos proteja y nos dé seguridad y tranquilidad; en consecuencia, pareciera que, como quienes trataron de inmunizarse contra los venenos ingiriendo a microdosis el mismo veneno para hacerse resistente a ellos e ir incrementando la dosis para incrementar la resistencia e inmunidad, debemos por procedimiento similar, asimilar el dolor para inmunizarse al dolor. ¿De qué manera? Tornándonos insensibles al dolor. Dejar de sentir el dolor. Es decir. Para abatir la algofobia y el dolor mismo una manera relativamente segura es negar el mismo dolor y hacerse insensibles al mismo.

 

Sociedad del Cansancio o Agotamiento y Sociedad Insensible o Indolora nos dejan vacíos y sin sentido, presas del mimetismo y la autoeliminación o extinción de lo propiamente humano, alienados totalmente.

 

Finalmente, y en un tercer nivel de análisis, Byung considera que, indefectiblemente quedaremos envueltos por una pérdida de nuestra singularidad, y que nos veremos inevitablemente subsumidos y fundidos en un espacio-mundo de lo igual; insensibles, indoloros, agotados, cansados, sin rasgo alguno que nos identifique y nos relacione con otros, quedamos presos de la igualdad.

 

Pero aún agregará, con el propósito de caracterizar nítidamente a la Sociedad del Miedo y del Odio: “Las inseguridades sociales unidas a la desesperación y a un futuro sin perspectiva (…), La certeza de la inevitabilidad del dolor y la angustia” demandan una fortaleza indolora e insensible, ¡Vamos! Impenetrable. Esa insensibilidad, ese cansancio o agotamiento, esa estructura indolora e impenetrable, nos torna, sin darnos cuenta, en seres únicos, solos y aislados e incomunicados (pero paradójicamente dentro de una vorágine de datos, informaciones y redes que matan las relaciones con los otros, con otras mismidades con forma propia).

 

Progresivamente, dice Byung, hemos sido atrapados por lo igual, que no lo mismo. Somos iguales porque estamos vacíos y huecos, porque estamos desposeídos de una mismidad que le dé sentido a nuestra existencia; para hallarla entonces inventamos o creamos un “enemigo” que no proporciona identidad y pertenencia.

 

Naturalmente “los otros”, al tornarse en nuestros enemigos deben ser expulsados de “lo nuestro”. Ese “lo nuestro” que nos une, nos identifica y, también nos separa de los otros a quienes debemos expulsar o liquidar o eliminar.

 

Es aquí donde tenemos la tríada de rasgos y características que definen, según Byung-Chul Han, nuestra sociedad actual.

 

Slavoj Žižek, por su lado, citando a Byung-Chul Han expresará: “Impulsados por la exigencia de perseverar y no fracasar, así como por la ambición de la eficacia, nos hemos convertido en personas que se sacrifican y delinquen al mismo tiempo, personas que entran en un torbellino de demarcación, autoexplotación y hundimiento. Cuando la producción es inmaterial, todo el mundo posee los medios de producción. El sistema neoliberal ya no es un sistema de clases propiamente dicho. Ya no está formado por clases que mantienen un antagonismo mutuo. Eso es lo que explica la estabilidad del sistema”.  Y agregará críticamente: “Han arguye que los sujetos se convierten en explotadores de sí mismos: «Hoy en día todo el mundo es un trabajador que se autoexplota en su propia empresa. Ahora todos somos amos y esclavos al mismo tiempo. Incluso la lucha de clases se ha transformado en una lucha de clases interior contra uno mismo.» El individuo se ha convertido en lo que Han denomina «el sujeto-logro»; los individuos ya no se consideran sujetos subyugados, sino «proyectos: siempre se están remodelando y reinventando», cosa que equivale a «una forma de compulsión y constricción: de hecho, a una forma de subjetivación y subrogación más eficaz». Como proyecto que se considera libre de limitaciones externas y ajenas, el yo ahora se subyuga a sí mismo a limitaciones internas y autoconstricciones, que adquieren la forma de un logro y optimización compulsivos.

 

Para Han la Sociedad, en esencia deja de existir y de ser, para reducirse a los individuos aislado y peleando contra los “molinos de viento” que dentro de su cabeza fluyen subjetivamente como “entes” que lo tiene en crisis psicológica. He allí la fuente de la “Era neuronal”.

 

Ya antes, Jean-Pierre Changeux, neurofisiólogo francés, planteó en su libro: L'homme neuronal. París, Ayard, 1983, tesis, fundadas neurofisiológicamente, sobre la idea de lo neuronal en el ser humano y, muy particularmente, sobre la explicación de lo psicológico teniendo como sustento la actividad neuronal.

 

Ello, desde luego, nada tiene que ver con las ideas de Byung-Chul Han.

 

Según mi punto de vista Han reduce y psicologiza los rasgos de nuestra sociedad eliminando las aristas socioculturales, sociopolíticas y socioeconómicas, pero ello será objeto de otras colaboraciones.