El Tercer Ojo - Breve historia de la medicina y de la relación médico-paciente (Trigésima sexta parte)

En opinión de J. Enrique Álvarez

El Tercer Ojo - Breve historia de la medicina y de la relación médico-paciente (Trigésima sexta parte)

Hacia los orígenes y desarrollo de la psiquiatría, neurología y neuropsicología

 

Dando continuidad a nuestra historiografía de la neuropsicología, podemos considerar que, hasta el primer cuarto del siglo XX, debido a la crisis estructural que la psicología mostraba y que varios psicólogos reconocieron y evidenciaron; y considerando que tanto la neurología como la psiquiatría, más allá de los trastornos y síndromes que cada una por su lado abordaba, eran incapaces de permitir el surgimiento de la neuropsicología.

 

“Ésta, como una rama del conocimiento psicológico, encuentra sus orígenes en los trabajos realizados en la ex URSS por Alexander R. Luria; además de ello, tanto en Francia como en los Estados Unidos de América, se desarrollaron trabajos que utilizan el término neuropsicología y, sin embargo, lo refirieron tangencialmente como una rama de esta disciplina del conocimiento científico (…) Baste citar los libros de Donald O Hebb (1959) The Organization of Behavior: A Neuropsychological Theory o el texto de Julian de Ajuriaguerra y Henri Hécaen (1964) Le Cortex Cérébral. Étude neuro-psycho-pathologique, como muestra algunos de los primeros documentos donde se utiliza el término neuropsicología, para resaltar que ésta encuentra sus orígenes explícitos desde los comienzos de la segunda mitad del siglo XX” (J. Enrique Alvarez, Historias de Vida y Algo Más, Fondo Editorial Latinoamericano BookYachay).

 

En la estructura interna de dichos trabajos se pone de manifiesto que la neuropsicología, como una rama del conocimiento científico, tiene por objeto: “Estudiar y comprender, o elaborar modelos teóricos o prácticos sobre el impacto de los daños al encéfalo en la organización psicológica y de la personalidad”. (J. Enrique Alvarez, historias de Vida y Algo Más).

 

A partir de este momento la neuropsicología ha mostrado que tiene como objetivos estudiar y comprender, o elaborar modelos teóricos y prácticos sobre el impacto de los daños al encéfalo en la organización psicológica y de la personalidad. De la misma manera, se observan tres ámbitos de acción: el diagnóstico neuropsicológico, el diseño de estrategias de intervención neuropsicológica que favorezcan la rehabilitación o el desarrollo psicológico, y la investigación de la organización neuropsicológica que subyace a los procesos psicológicos superiores.

 

No resulta ocioso reconocer que, como en los casos de la neurología y la psiquiatría, por no decir en general de la medicina, el impulso de la neuropsicología en el siglo XX se encuentra estrechamente relacionado con los conflictos bélicos (Primera y Segunda Guerra Mundial, la Guerra Civil Española, las Guerras de Korea, Viet-Nam, las perpetuas guerras de alta y baja intensidad en Oriente Medio, etc.).

 

Douglas Bowden, en el prefacio al libro El Hombre con su Mundo Destrozado, en su versión castellana, editada por editorial Granica de Buenos Aires, Argentina, en el año de 1973 y escrito por Alexander R. Luria, manifiesta este fenómeno de la siguiente manera: “Este libro es algo más que la historia de un caso clínico: es una lúgubre curiosidad de la guerra”; Oliver Sacks en la introducción al mismo libro en su versión inglesa, editada en el año de 1987, expresará: “La Segunda Guerra Mundial, con su trágica incidencia de daños severos al cerebro proveyó un amplio campo de estudio para la nueva neuropsicología, y el trabajo de Luria The Restoration of Function After Brain-Injury muestra la presencia de un nuevo campo de tratamiento de estos pacientes”.

 

En el epílogo del mismo libro, escrito por el propio Luria, intitulado Si no fuera por la guerra, lo expresa dramáticamente: “¿Cuántas tragedias ha creado la guerra? ¿Cuántos hombres murieron, quedaron mutilados, despojados de toda posibilidad de una vida productiva? ¿Quién sabe cuántos de aquéllos a quienes la guerra destrozó y mutiló habrían podido ser grandes personas, los Lomonósov, Pushkin, Mendeléiev, Tolstoi, Dostoievski, Tchaikovsky, Pavlov y Gorki? (…) A no ser por la guerra hace ya mucho tiempo que el mundo habría sido un gran lugar en el cual vivir”.

 

Así como en la psiquiatría el Trastorno por Estrés Postraumático (TEPT), sucedáneo de las guerras, las afasias, amnesias, alexias, agnosias, apraxias, etcétera, se ampliaron enormemente. (Continuará)