Dialogar con Elena Garro en Cuernavaca
En opinión de Óscar López
La doctora y biógrafa de Elena Garro, Patricia Rosas Lopátegui, publicó hace dos años, una edición portentosa sobre la obra literaria y la vida de una de las escritoras más sobresalientes en el terreno de las letras. El libro que se encuentra bajo el sello editorial Gedisa consta de dos volúmenes: Antes y después del 68 y Retorno del exilio.
Para escribir acerca de la autora es necesario conocer muy de fondo su enorme obra literaria garriana. Y la escritora Rosas Lopátegui, es la persona indicada, ya que ha investigado muy a fondo a la autora de “Los recuerdos del porvenir”. A la profesora de literatura mexicana en la Universidad de Nuevo México, en Estados Unidos, le ha sido cuestionada su “ferviente” admiración a Garro, claro eso gracias a la intelectualidad de este país. Hasta de “santa”, se refirió una autora que preferimos el anonimato.
Notas periodísticas, entrevistas, ensayos y fotografías componen la obra de dichos volúmenes. De esas últimas entrevistas en Cuernavaca, aparecen las realizadas por la corresponsal del diario Reforma, Raquel Fierro; del Excelsior, Javier Jaramillo Frikas; Julio Aranda de Proceso, los reporteros Óscar López y Marcela Magdaleno, La Jornada Morelos y El Perro Azul; también las del periodista Francisco Guerrero Garro, La Jornada. Cabe destacar las del diario El Financiero, sección cultural que atinadamente se encontraba bajo el cargo de Víctor Roura, periodista de ligas.
“Diálogos con Elena Garro” merece ser leída y analiza, por supuesto, pues se trata de material sobre todo periodístico y de opiniones de expertos en la literatura. Desde Cuernavaca, la autora poblana habla con reporteros, enviados y corresponsales; también por algunos admiradores que le visitaron y proveyeron de alimento para sus gatos. Elena Garro señaló en muchas ocasiones que había sido un “error volver a México”. Y dijo que hasta se le negó una casa, que en su opinión era propicia para poder “escribir mejor”.
En algunas ocasiones escuché a reporteros referirse a ellas como “trastornadas”; que las visitaban por sus escándalos y sus vaivenes con Octavio Paz. Bueno hasta en sus momentos de carencia registraron con material fotográfico la miseria en la que vivía porque “ellas mismas así lo querían”. Elena Garro, me confió René Avilés Fabila fue objeto de “morbo y humillación”. Hasta de “revoltosa”, como la tituló el diario Excelsior en una edición nacional cuando la narradora presenta su última novela Inés, en la universidad del estado.
Porque “partícula revoltosa” a “revoltosa” tiene una distinta connotación. Claro, si se lee desde un punto de vista metafórico.
La escritora Patricias Rosas Lopátegui reúne en gran medida cada uno de lo materiales por autores como es el caso de Carlos Landeros, La China Mendoza, Luis G. Basurto, Gustavo Sainz, Carlos Monsiváis, César Güemes, entre mucho otros. Reporteros, corresponsales y estudiantes congregan la obra de la doctora. Las autoridades de cultura en su momento y la propia Universidad Autónoma del Estado de Morelos jamás quiso reconocerlas en vida. La UAEM guardó silencio y, hasta la fecha, ha preferido callar, aunque lance diatribas por la paz y dignidad.
Personajes como Gutierre Tibón, Erich Fromm, el filósofo Ricardo Guerra Tejada, Vlady, Felipe Santander, por citar algunos, fueron la excepción en el estado y también de suerte, un tiempo y una época muy distinta. El caso de Elena Garro y Helena Paz es otro: es el signo del olvido.