Atender sin entender la diversidad: la realidad del retorno a la escuela

En opinión de Alfonso Fermín García Millán

Atender sin entender la diversidad: la realidad del retorno a la escuela

¿Porqué a mí?, ¿qué voy a hacer?, pueden ser cuestionamientos que se hacen algunos docentes al encontrarse población en situación de vulnerabilidad, lo cual puede verse como una dificultad o como un reto, eso dependerá de las experiencias de aprendizaje adquiridas.

 

Tratar de atender sin entender una discapacidad, una condición o una variable de la diversidad paraliza, preocupa, enoja, desespera o frustra.

 

Y cuando se llega a la escuela se pueden encontrar dos posibilidades:

  • Atender como vivimos en ambientes en los que la segregación, la discriminación era normalizada.
  • Atender como aprendimos en la posibilidad de brindar seguridad, dar confianza y trabajar en lo que se le dificulta, pero desde lo que sabe hacer.

 

Es importante reconocer que en el plano real se vive la exclusión, podríamos reflexionar cómo fue nuestra instancia en la escuela y recordar momentos agradables o desagradables con referencia a la inclusión y seguramente podríamos reconocernos en algún lado de la moneda.

 

Actualmente podemos encontrar estudios como el realizado por MEJOREDU que en 2020 refieren que las poblaciones a las que no se ha logrado garantizar su derecho a la educación son, la población con discapacidad, indígena y migrante; aunado a factores que obstaculizan el derecho a la educación como la pobreza, el bajo ingreso y la marginación que se ven reflejadas en las escuelas a través de la discriminación por la forma de vestir o el arreglo personal, el peso o estatura, la edad, la clase social, el lugar donde se vive, las creencias, entre otras. (ENADIS, 2017).

 

Hoy podemos ver cómo el sistema legitima acciones que contribuyen a que este escenario pueda seguir observándose si no somos capaces de revertir la mirada de un retorno obligado a las aulas que no contemple los matices que ha dejado el COVID – 18, la segregación y exclusión preexistente por la falta de empleo, la pobreza, los decesos familiares que ante el miedo o la necesidad no se encuentran en posibilidades de que el alumnado regrese a la escuela.

 

Retomo una frase recuperada en el texto de Fromm (1971) “debemos recuperar nuestras capacidades, atrevernos a pensar y a saber, a usar la razón, recurrir a la libertad” cuestionarnos en lo que nos decía Kant (1971) “que el ser humano es lo que la educación hace de él”, ¿será que no podemos cambiar lo que en esta frase decreta un destino? “Educar conlleva a conformar y capacitar seres optimistas ante nuestras capacidades y posibilidades de resolver problemas, de enfrentarse a dificultades y situaciones en las que podamos vernos implicados, en ilusionarse y convencerse de que con nuestras aptitudes tenemos la posibilidad de alterar el curso de la historia”. (Vázquez, 2018)

 

Como refiere Alicia Molina (2010) nos encontramos ante la posibilidad de modificar la manera de cómo se mira, cómo se trata, cómo se conceptualiza, cómo se margina y excluye, cómo se frena o se impide vía actitudes, relaciones y formas sutiles o evidentes de discriminación a las personas con discapacidad, una condición o una variable de la diversidad.