Serpientes y escaleras - ¿Qué esperar de la gobernadora?

En opinión de Eolo Pacheco

Serpientes y escaleras - ¿Qué esperar de la gobernadora?

Margarita González Saravia se ha fijado metas muy altas. Quiere trascender.

 

¿Qué esperar de la gobernadora?

Con personas y proyectos, la futura gobernadora de Morelos está delineando lo que quiere hacer en el estado los próximos seis años desde el ejecutivo; no pretende flotar, hacer lo que se pueda o superar a su antecesor, sus metas son altas, pretenciosas y demandarán de su equipo un compromiso profesional y personal a la altura de las circunstancias. No sé si Margarita González Saravia logrará todo lo que se propone, pero lo va a intentar.

Las últimas semanas se han ido develando los nombres de quienes estarán al frente de las diferentes áreas del gobierno estatal; uno a uno hemos visto a las y los elegidos por la jefa del ejecutivo, a quienes concede su confianza y en quienes recaerá la responsabilidad de que las metas se logren.

A diferencia de otros tiempos en donde el gabinete se presentaba de golpe, en esta ocasión se ha ido mostrando por áreas y en cada caso resalta la regla que imperará en su administración: honestidad, lealtad, compromiso, dedicación y resultados.

No todas las figuras que estarán al lado de la gobernadora sobresalen por su carisma, trayectoria o experiencia, como en cualquier gabinete hay claroscuros, existe polémica y dudas por las historias de vida de algunos de los futuros funcionarios que van en sentido contrario del compromiso de honestidad firmado públicamente.

Es ahí donde el reto de los colaboradores aumenta, porque a pesar de que ciertos actores no deberían volver a estar en un cargo público, la gobernadora les otorga la oportunidad de probarse, de pertenecer a una administración que apuesta muy alto y en donde su titular predicará con el ejemplo. Ojo: la designación es un chance que se puede terminar en cualquier momento si los elegidos cometen un error o no dan resultados.

Margarita González Saravia tiene una idea clara de lo que pretende hacer en seis años y la selección de su gabinete es el camino para lograrlo; antes de que inicie el sexenio la gobernadora ha rectificado en al menos dos ocasiones en casos donde ya se había definido a un secretario y no tengo duda de que cuando arranque la administración tomará la misma decisión si los funcionarios seleccionados no están a la altura del reto o comienzan a actuar de manera distinta a la norma establecida.

Margarita González Saravia ha generado la idea de que puede cambiar las cosas y modificar para bien la marcha del estado, pero también existe la opinión que su gabinete está dividido, que no todos los (y las) funcionarios designados deberían estar en el gobierno y que más de uno nada tiene nada que ver con lo que ofrece la gobernadora.

Y es cierto: el gabinete que veremos en el próximo sexenio está lejos de ser excepcional, de hecho luce menos atractivo que otros, con figuras sin experiencia, de pasado cuestionable y poco reconocimiento público. La apuesta de esta administración es por la inclusión, la paridad y el pago de facturas, lo cual genera contrastes, pero sobre todo dudas, porque se privilegian conceptos teóricos y no un razonamiento funcional basado en experiencia y capacidad.

Hay nombramientos que son un acierto, como Juan Salgado Brito, pero también hay otros en los que, dada la trayectoria, personalidad y capacidad profesional de las personas, difícilmente lograran las metas fijadas en esa administración. “Con estos bueyes hay que arar” decía mi abuelo; y es justamente con este equipo con el que la gobernadora deberá conducir a Morelos a buen puerto.

La selección de colaboradores no deja mucho margen de maniobra al régimen, porque con un equipo así, la mayor parte del trabajo lo deberá hacer la jefa del ejecutivo. El bono democrático con el que iniciarán debe ser bien administrado porque no durará mucho y precisamente por ello deberán ser cuidadosos de los pasos y las decisiones que tomen; el arranque será el sello de lo que veremos a lo largo del sexenio.

Esta semana se presentará la última parte del gabinete, la más esperada; se hará formal la designación de Juan Salgado Brito como secretario de gobierno, de Javier García como jefe de la oficina de la gubernatura, de Edgar Maldonado como consejero jurídico y del titular de la próxima secretaría de seguridad pública estatal. Detengámonos por un momento en este punto.

La gobernadora y su equipo han sido cuidadosos de no revelar el nombre del futuro jefe policiaco de Morelos, queda claro que se trata de alguien que tendrá el visto bueno de la federación, quizá enviado desde México, pero que al ocupar una secretaría deberá cumplir con los requisitos de ley.

En este punto hay dos temas que vale la pena destacar: para que la secretaría de gobierno funcione correctamente se le tienen que regresar las atribuciones que le fueron retiradas al inicio de este sexenio; en el caso de la futura secretaría de seguridad, valdría la pena que, como se ha hecho con su símil de la Ciudad de México, se le concedan facultades de investigación que la fortalezcan y ayuden a que haga un mejor trabajo.

Armar un equipo estatal va mucho más allá de poner nombres al frente de las áreas; lo que está haciendo la gobernadora es replantear el funcionamiento del ejecutivo, creando nuevas secretarías, eliminando otras, evitando duplicidad de funciones y reduciendo el gasto operativo para que la carga burocrática no se eleve.

Con la experiencia que le concede haber participado desde hace muchos años en la administración pública en los tres niveles de gobierno, González Saravia sabe perfectamente lo que se debe hacer para que la administración funcione, para que el ejecutivo se coordine con los otros poderes y el estado camine en sincronía con la federación.

Los funcionarios son la última parte del proyecto, la más notoria porque se trata de mujeres y hombres en las que recaerá la responsabilidad de dar resultados, pero más allá de ellos está la definición de una estrategia de gobierno que toma muchos aspectos en consideración y que en el caso específico del sexenio que está por iniciar, tendrá como ejes fundamentales la política y la comunicación, porque de ellos dependerá que el trabajo se pueda realizar y los logros se aprecien.

La expectativa que despierta la próxima gobrnadora es alta; el reto de Margarita es enorme.

·         posdata

Cuauhtémoc Blanco ya dio su primera nota como diputado federal: invitó los tacos a los diputados en el marco de la votación de la reforma judicial.

A su lado estuvo un personaje de su calibre, Sergio Mayer, un tipo mediocre, oportunista y frívolo que no tiene ningún conocimiento legislativo, pero forma parte de la manada de Morena en San Lázaro.

Al futbolista se le ve cómodo en su nuevo rol como representante popular, sabe que solo tiene que levantar la mano cuando le digan, acudir a las sesiones y llenar la curul para que la coordinación parlamentaria haga lo que quiera con su voto.

En este punto el panorama para el futbolista es cómodo: hizo de lado la responsabilidad del ejecutivo estatal, se alejó de un estado donde solo duerme y de gente con la que no tiene empatía; le queda mucho tiempo para hacer lo que quiera, aunque ahora sin cargo al erario morelense.

Pero no todo será miel sobre hojuelas en la vida política del futbolista: en el congreso federal es un diputado raso, sin influencia en la burbuja, ni fuerza como la que tuvo cuando gobernaba Morelos; aunque sus percepciones como legislador federal serán buenas, no tienen nada que ver con lo que se embolsaba como jefe del ejecutivo, ni tendrá la capacidad de hacer negocios, ayudar o proteger a sus amigos, como lo hizo desde el gobierno estatal.

Todas las acciones y decisiones que tomó como mandatario serán sujetas a revisión y podrían dar pie a investigaciones y denuncias por parte del nuevo gobierno. La responsabilidad que conlleva el cargo no termina con el sexenio, él y sus colaboradores deberán explicar por varios años sus actos, justificar sus decisiones y enfrentar legalmente las denuncias que seguramente se presentarán.

Cuauhtémoc Blanco habló mal de Margarita González Saravia desde que la nombraron directora de la Lotería Nacional, la atacó cuando la designaron candidata y jugó en su contra en la campaña. Su mala relación quedó de manifiesto desde que nunca quiso platicar con ella, ni como precandidata, ni como candidata, ni como gobernadora electa; la cuestionó públicamente frente a Claudia Sheinbaum, la dejó sola en el proceso electoral, no la felicitó por su triunfo en las elecciones y la única ocasión en la que se refirió a ella fue cuando dijo que ganó “gracias al trabajo que hemos hecho en este gobierno”.

El futbolista rompió unilateralmente la relación con la gobernadora electa. Si en el futuro se le presenta algún tema relacionado con su responsabilidad como jefe del ejecutivo, tendrá que recurrir a ella o a la presidenta, porque su protector, el presidente Andrés Manuel López Obrador, ya se habrá ido a su rancho de Chiapas.

·         nota

Cuentan que el ex auditor Gerardo Casamata quiere regresar a la administración pública estatal en la Secretaría de la Contraloría de la siguiente administración, al lado de Alejandra Pani.

Como titular de la Auditoría Superior de Fiscalización, Casamata Gómez fue cuestionado reiteradamente por vender protección a alcaldes, pedir dinero a cambio evitar sanciones y extraviar expedientes.

Derivado de ello en 2015 fue condenado a prisión y su nombre fue incluido en el Registro Nacional de Servidores Públicos Sancionados a través de Procesos Resarcitorios y con resolución definitiva.

Sería un grave error de la futura contralora permitir que un sujeto con tan malos antecedentes forme parte de su equipo; una decisión así pondría en duda su trabajo y el mensaje de honestidad del nuevo gobierno.

Las faltas atribuidas a Gerardo Casamata Gómez no son historias, se trata de hechos tangibles, verificables y sancionados por la ley.

·         post it

En su momento así contó David Monroy, en Milenio, la historia del ex titular de la ASF:

“Gerardo Casamata Gómez, ex Auditor Superior de Fiscalización de Morelos, fue arraigado y obligado a exhibir una garantía de 250 mil pesos, al ser imputado por la Procuraduría General de Justicia (PGJ) como responsable de "extraviar" expedientes que incriminan a ex alcaldes en acciones de corrupción como desvío de recursos y peculado.

Un juez de control y juicio oral del Poder Judicial estatal, ordenó además a Casamata no salir del estado de Morelos en las próximas semanas y acudir semanalmente a firmar ante la Unidad de Medidas cautelares y Salidas Alternas del estado de Morelos (UMECA), pues encontró que los elementos expuestos por la fiscalía son suficientes para iniciarle dicho proceso.

Desde hace un par de años, Casamata Gómez ha sido denunciado por Diputados locales de las 51 y 52 legislaturas, como responsable del desvío de información, protección de actividades corruptas de diversos ex presidentes municipales, de la venta de protección a éstos y también de intercambiar protección por favores o cantidades económicas.”

·         redes sociales

Las piezas se acomodan poco a poco en el congreso local. La figura que vale la pena observar es Jazmín Solano, por su rol como presidenta de la Mesa Directiva.

Si hace bien su trabajo, la diputada se convertirá en la figura clave de la gobernadora en el parlamento morelense.

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