Serpientes y escaleras - El destino de la legislatura

En opinión de Eolo Pacheco

Serpientes y escaleras - El destino de la legislatura

Es demasiado pronto para que el congreso se encuentre en una situación tan complicada.

 

El destino de la legislatura

El arranque del primer periodo ordinario del congreso local fue bueno y por muchos aplaudido; no era para menos: los diputados que se fueron brillaron por su mediocridad y por repetir los mismos actos de corrupción que sus antecesores y varios de quienes llegaron al parlamento portaban buenas cartas credenciales tras su paso por el gobierno municipal. Cuatro meses después la situación se complica y parece que nuevamente tendremos una legislatura que lamentar. ¿A qué le apuestan los diputados?

Si observamos el actuar de nuestros representantes populares a partir de sus discursos tenemos un congreso noble, representativo y sensible; todos hablan de apoyar a los demás, de sacar adelante al estado del rezago en el que se encuentra, de atender a los sectores más desprotegidos y de actuar con responsabilidad.

El problema aparece cuando comparamos las acciones con los hechos: algunos de quienes llegaron enarbolando la bandera de la juventud, las causas ciudadanas, la lucha de género y la honestidad rápidamente mostraron que lo que en verdad los motiva es el dinero. El síndrome del naco apareció muy rápido en la sede del legislativo cuando de la noche a la mañana algunos representantes populares cambiaron su modesto vehículo por una lujosa camioneta nueva, demostrando que, como aquel viejo comercial de la Lotería Nacional, lo que en verdad les gusta es la lana.

Este tipo de acciones aparentemente intrascendentes y superfluas son las que más golpean la imagen de las instituciones, sobre todo en aquellas en donde históricamente hemos visto actos de corrupción, abusos, excesos y violaciones a la ley, como ocurrió en las pasadas legislaturas morelenses.

La llegada de exalcaldes exitosos al congreso local, como Agustín Alonso, Francisco Sánchez, Luz Dary Quevedo y Alberto Sánchez generó una enorme expectativa pública porque luego de varios años habría figuras experimentadas en el quehacer político y capaces en lo profesional. De inmediato se conoció a este cuarteto como los “súperdiputados” apelando no solo a su trayectoria, sino a la influencia que se les concedía con el resto de los representantes populares.

Todo iba bien al principio: el congreso se veía sobrio, con ganas de trabajar y una disposición al diálogo como nunca vimos en la legislatura anterior; ítem más: la presencia de diversos personajes de la vida pública representando a múltiples partidos políticos anticipaba una mezcla equilibrada en términos de género y opiniones, lo cual obligaría a todos a hacer política y avanzar a través de los acuerdos.

Parecía que así iba a ser porque todos hablaban de la responsabilidad de atender las necesidades de un poder que se había atrasado mucho en su trabajo, todos querían demostrar que iban a ser diferentes a sus antecesores, que sacarían adelante el trabajo parlamentario y que actuarían con mucha más responsabilidad y profesionalismo que en los últimos años.

El punto crítico fue pasar de las palabras a los hechos y esto ocurrió con la negociación del paquete económico 2022; recordemos que la aprobación presupuestal fue el gran problema de la legislatura 54, ahí se entramparon y nunca pudieron ponerse de acuerdo, lo que derivó en retrasos en su aprobación y el rezago absoluto en las leyes de ingresos municipales.

No volverá a pasar, decían los nuevos representantes populares al tiempo de abrir espacios de diálogo con todos los sectores, grupos sociales y por supuesto con los presidentes municipales. Incluso con el poder ejecutivo se estableció un canal de comunicación permanente: el presidente de la comisión de Hacienda Agustín Alonso fue el primero en tender la mano a la secretaria de Hacienda y en resaltar que la propuesta enviada sería analizada con toda seriedad y sin apasionamientos. Una y otra vez Agustín Alonso y Francisco Sánchez fueron cordiales anfitriones de Mónica Boggio y resaltaban que el trato y la negociación era tersa.

Todo iba bien hasta la segunda mitad de diciembre: en la víspera de que se venciera el plazo de ley para votar el paquete económico 2022 algo sucedió y repentinamente vino un pleito interno que generó el enfrentamiento más severo y vulgar que se haya visto en nuestra cámara de diputados. De la noche a la mañana el parlamento se dividió en dos grupos y uno de ellos, el mayoritario, sesionó de noche, sin dejar pasar a sus rivales y en ahí decidieron retirarles las comisiones.

Al respecto se han escuchado las versiones de ambas partes, pero se sigue viendo cómo la falta de acuerdos es lo que predomina en la cámara; los dos grupos dicen tener la razón, aseguran tener la ley de su lado y consideran que son ellos quienes verdaderamente representan los intereses de la población. En realidad los dos bandos han cometido errores y el congreso en conjunto paga los costos del enfrentamiento.

Ha pasado más de un mes de que la relación interparlamentaria se rompió y las cosas en lugar de mejorar empeoran; quienes apostaron por ponerle piedras en el camino al gobernador se quedaron con un palmo de narices porque no solo no lograron su objetivo, también fueron exhibidos por el enorme cataclismo que generaron.

A pesar del intento de esta legislatura de no parecerse a la anterior, en este momento la comparación es inevitable y la imagen de los súperdiputados se ha deteriorado. Lo que no cambia de un parlamento a otro es el pensamiento de algunos de sus integrantes, esa idea de que son todopoderosos y que pueden influir en la opinión pública solo con sus palabras. En los dos congresos anteriores hubo quienes suponían que los escándalos no los afectarían y que la gente “sabría distinguir” a los buenos legisladores. Recordemos: ¿Cuántos de los 30 diputados de la legislatura 53 ganaron una elección? ¿Cuántos lo lograron en la 54?

Hoy más que nunca el ejercicio de gobierno demanda una buena comunicación y un correcto manejo de imagen; cualquier tropiezo individual puede marcar permanentemente a un actor político y la suma de conflictos invariablemente daña la imagen de una institución. Veámoslo así: durante los primeros tres meses el congreso actual lucía bien, se veían diputados trabajadores, profesionales y sensibles; cuando se pelearon y mutuamente se exhibieron todo cambió y el golpe afectó a todos.

Quizá es la borrachera de poder que viven varios representantes populares lo que les impide darse cuenta que son ellos mismos los que se pusieron en el ojo del huracán y comenzaron a desgastarse. Es comprensible que eso ocurra en figuras que por primera vez ocupan un cargo de representación popular o en aquellas que apenas se inician en actividades de la vida pública, pero no en quienes además de capacidad tienen experiencia y capital político personal que perder.

En un pleito de esta magnitud nunca hay ganadores porque se trata de un enfrentamiento institucional en donde intervienen muchas figuras con personalidades diferentes y pasados distintos. Lo que vemos hoy en el congreso es muy parecido a lo que ha ocurrido anteriormente, por lo que se puede anticipar que de seguir por la misma vía, la legislatura terminará igual.

Varios legisladores dieron un paso al frente cuando se trató de pelear. Ninguno lo hace ahora cuando la meta es conciliar.

  • posdata

En su arranque de administración el presidente municipal de Cuernavaca apuesta por el bacheo; se invertirán entre 120 y 140 millones de pesos en el remozamiento de las principales calles y avenidas de la capital “por donde transitamos todos los días” dice José Luis Urióstegui.

Los recursos para tal fin, añade, saldrán de los fondos federales que recibe la ciudad, de los ahorros que lograrán y de pidiéndole a los interesados en prestar los servicios que “nos ayuden con financiamiento para no tener que pagarles todo junto, sino en plazos”; en un principio se atenderán 60 kilómetros cuadrados de norte a sur y de oriente a ponente.

Los trabajos de pavimentación han sido una fórmula clásica en los gobiernos de la capital para ganar simpatía con rapidez; como alcalde Sergio Estrada Cajigal apostó por un gran programa de reencarpetamiento vial que a la postre, junto con tras obras de infraestructura en la ciudad le permitieron alcanzar la gubernatura.  La historia se ha repetido varias veces con resultado similares: mejorar las calles es algo que la gente percibe inmediatamente y aplaude a pesar de que existan otros pendientes en el municipio.

El abogado enfocará las baterías del municipio en la mejoría vial de la ciudad: inicia con un programa de bacheo y de ahí pasará a un trabajo más de fondo que, como afirma, requerirá una inversión superior a los cien millones de pesos. Para que el programa sea exitoso se requiere que los trabajos se lleven a cabo en tiempo y forma, que sean de buena calidad y que la gente los perciba como una acción municipal.

Tomemos en cuenta que Cuernavaca, como también lo ha declarado el edil, enfrenta un problema muy grave por el deterioro y descuido en toda su infraestructura, debido a que el gobierno anterior, el de Antonio Villalobos, dejó todo en el abandono; amén de ello heredó muchos problemas financieros, legales, sociales y políticos a la nueva administración, lo que obliga a las nuevas autoridades a realizar mucho más que un solo programa de bacheo para recuperar la confianza de la ciudadanía.

El abogado apuesta por la renovación de las calles y avenidas como una medida rápida para mostrar que hay un nuevo gobierno, mejor, mas eficiente y sobre todo sin la corrupción del pasado.

Ojalá lo logre.

  • nota

En la legislatura 53 estuvo un exalcalde exitoso, que portaba un enorme capital político y arraigo en su región; Julio Espín presumía que era capaz de ganar elecciones sin la fuerza de un partido grande y así fue. A lo largo de tres años, como diputado, Espín mantuvo un contacto permanente con sus representados, organizaba giras todas las semanas, gestionaba obra pública y repartía miles de pesos entre la gente.

Cualquiera que lo acompañara a sus actos daba fe que se trataba de un hombre muy popular, con estructura y una enorme solvencia económica. Julio Espín reiteraba que a él no le importaban las críticas ni el desgaste del gobierno al que se había aliado (el de Graco Ramírez); todo el tiempo se dejaba ver con Rodrigo Gayosso e imaginaba que su popularidad personal sería suficiente para continuar en la política sin importar el desgaste del momento.

Julio Espín Navarrete no solo perdió en las elecciones del 2018, también perdió en las 2021 y como se ven las cosas se antoja complicado que pueda regresar a la vida pública en el corto plazo. El daño que sufrió su imagen producto del desastre de la legislatura de la que formó parte y de su cercanía con Graco lo hundió.

Lo mismo le puede pasar a varios de los diputados actuales.

  • post it

Alberto Capella convocó a una rueda de prensa en la ciudad de México para contestar a la denuncia que el gobernador de Morelos interpuso en su contra; conociendo el estilo y la habilidad discursiva del excomisionado de seguridad se esperaba alguna declaración espectacular o la presentación de alguna prueba contundente en contra de Cuauhtémoc Blanco, pero no fue así, todo se redujo a decir que va a denunciar.

En otros tiempos las declaraciones del jefe policiaco eran llamativas para muchos medios de comunicación porque independientemente de la información que aportara Capella es un showman; esta ocasión no fue así.

Hoy la FGR tiene dos denuncias interpuestas por figuras llamativas en Morelos: el gobernador y el excomisionado de seguridad. Corresponde a la Fiscalía General de la República analizarlas, investigarlas, darles entrada o desecharlas, según sea el caso.

Por el bien de Morelos ojalá y finalmente pase algo.

  • redes sociales

La carga de la defensa política del gobierno estatal sigue estando en la oficina de comunicación; hasta ahora las cosas han salido bien a pesar de que otras dependencias no están haciendo su trabajo para evitarle problemas a Cuauhtémoc Blanco.

La contención de ayer es una prueba más de ello.

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