Serpientes y escaleras - La violencia se hizo costumbre

En opinión de Eolo Pacheco

Serpientes y escaleras - La violencia se hizo costumbre

En Morelos no importa a quien maten, al final nunca pasa nada

 

La violencia se hizo costumbre

Los últimos años han sido muy violentos en Morelos. La multiplicación de células delictivas y la presencia de varios cárteles del narcotráfico ha transformado radicalmente el rostro otrora apacible de un estado que era destino obligado para visitar por sus atractivos naturales, su cultura, su gastronomía y su historia. No queda claro cuándo exactamente comenzó el proceso de descomposición social, pero es evidente que cada día las cosas se agravan. Narcoestado, es como lo han descrito los propios gobernantes y es como se ve a través de los documentos confidenciales hackeados a la Sedena.

La violencia se ha hecho costumbre en Morelos desde hace dos décadas; la agresividad de los grupos criminales que en otros tiempos provocaban manifestaciones públicas y marchas multitudinarias con el tiempo se convirtieron en parte del escenario de un estado fallido. Los hechos de sangre causan asombro momentáneo y provocan reclamos en las redes sociales, pero nada más; la sorpresa dura un par de días y luego de ello todo regresa a su estado normal. A nadie le importa ya quienes o cuántos mueran.

La semana pasada fue particularmente sangrienta en la tierra de Zapata, todos los días se registraron actos criminales, hubo delitos de alto impacto y hasta el asesinato de una diputada local. Esto último ocurrió a mitad de semana y provocó una airada discusión pública que se llevó hasta las puertas del Palacio Nacional y luego a la Secretaría de Gobernación, pero para el viernes ya era un asunto caso olvidado.

Las quejas de los representantes populares morelenses que acudieron en busca del presidente se oyeron, pero no se escucharon, por el contrario, el reclamo de los congresistas locales se tomó como una afrenta política, como una falta de respeto a la institucionalidad y un reto al gobierno federal. Los diputados que entraron a la oficina de Adán Augusto salieron regañados y sin solución a sus demandas.

La ejecución de la diputada Gabriela Marín es parte del problema que vive Morelos, pero va más allá de la tragedia que implica su asesinato. Todos los días los medios de comunicación dan cuenta de hechos de este tipo: personas que desaparecen, mujeres que son privadas de la vida, balaceras, levantones, enfrentamientos armados, secuestros y por supuesto, los imparables robos en todas sus modalidades. Los ríos de sangre ya no inmutan a nadie, ni a las autoridades.

Nada de lo que pasa cambia las cosas, de un tiempo para acá no importa la tragedia que ocurra o la víctima de quien se trate, la gente se ha acostumbrado a vivir entre pólvora y gritos, asume que nada va a cambiar y continúa su vida. La estrategia de seguridad estatal no ha funcionado, tampoco sirve el plan de seguridad que el alcalde capitalino presume todos los días. La realidad supera el discurso y se escribe con la sangre de cientos o miles de personas que pierden la vida cada año.

Incluso las detenciones de objetivos criminales prioritarios se vuelven insulsas, porque su captura no mejora las cosas, simplemente cambian el nombre del personaje al mando y derivan en la creación de nuevas células delictivas que continúan operando fuera de la ley, peleando con sus rivales y cobrando víctimas inocentes.

La ejecución de Gabriela Marín puede ser un punto que cambie las cosas, pero ello depende de lo que hagan las autoridades encargadas de esclarecer el delito y de los propios representantes populares. A la FGE corresponde llevar a cabo las investigaciones correspondientes del caso y serán ellos, o la Fiscalía General de la República si la federación atrae el caso, quienes identifiquen y capturen a los autores materiales e intelectuales del asesinato.

Si las fiscalías dan resultados pronto y esclarecen el móvil de los hechos, la presión hacia ellos bajará y podrán sacar el tema de la agenda política estatal; no hacerlo permitiría a muchas figuras de la vida pública, empezando por los diputados, elevar la presión social y endurecer el trato con el ejecutivo hasta niveles peligrosos, porque estamos en el penúltimo año del sexenio.

La regañada que recibieron los legisladores morelenses en la secretaría de gobernación los tomó por sorpresa, ninguno esperaba que en lugar de apoyo recibieran amenazas y un trato irrespetuoso con su investidura, insensible además ante la gravedad de los hechos que se viven Morelos. Los días posteriores a ese encuentro serán claves para saber si los diputados se achican o hacen valer su representatividad.

El gobierno estatal debe ser el más interesado en dar con los asesinos de la diputada, porque ello, además, fortalecería su discurso de defensa al modelo de mando coordinado de policía y quitaría a la oposición legislativa un argumento muy fuerte para criticar al gobierno de Cuauhtémoc Blanco.

Tomemos en cuenta algo: las dos últimas detenciones de líderes importantes de la delincuencia organizada que opera en Morelos las ha llevado a cabo la federación; tanto Francisco Javier Rodríguez, apodado “El Señorón o el XL” como Israel Blanco Nava, alias “El Seven”, fueron detenidos por elementos federales sin la participación del gobierno estatal. El primero fue capturado en Mazatlán y el segundo en Cuernavaca, en ambos casos los operativos corrieron a cargo de la Marina Armada de México, sin dar vista a las autoridades morelenses. Ninguna de estas capturas puede presentarse como un logro local, ni mucho menos considerarse una razón para validar la estrategia del mando coordinado.

La situación de inseguridad y violencia que hay en Morelos es muy grave y se puede observar desde varios ángulos: la sociedad está inconforme con la situación, pero ha aprendido a vivir entre violencia, cada uno implementa medidas personales de prevención que empiezan por dejar de salir y limitar sus espacios. En términos políticos el tema se utiliza constantemente en los discursos, pero ante la inexistencia de oposición la historia solo se cuenta desde algunos lados, con poca difusión y sin la fuerza moral necesaria para entrar a la agenda del estado.

En términos policiacos el problema es mayor porque es evidente que el estado está rebasado, que no se cuenta con los policías necesarios para prevenir el delito, ni con los instrumentos indispensables para combatir a los grupos criminales; peor: muchos cuerpos de seguridad están coludidos y en algunos casos, incluso, se ha confirmado que los uniformados protegen a los delincuentes.

La agenda delictiva y de seguridad es importante, pero los hechos de violencia se han convertido en algo que ya no mueve nada. Todos tenemos claro que la delincuencia va ganando la batalla, que el estado está rebasado, que los policías son insuficientes y que la falta de recursos es un problema mayor. Todos lo saben, pero eso no cambia nada.

En Morelos la violencia se hizo costumbre.

·         posdata

Mucho de lo ocurrido a lo largo de la actual legislatura es inédito; no me refiero a los desencuentros con el titular del poder ejecutivo, ni mucho menos a la división interna, en el parlamento actual han pasado cosas fuera de lo ordinario, que han obligado a sus integrantes a tomar decisiones y a buscar caminos que antes no habían sido explorados.

La designación al vapor de Roberto Yáñez como suplente de su tío Juan José, por ejemplo, fue un hecho que llamó la atención por la manera evidentemente irregular de actuar de los legisladores. Era obvio que el personaje en cuestión no debió protestar el cargo porque, además de ocupar un espacio que no le corresponde (la diputación es para un miembro de la comunidad LGBT), la siguiente en la lista plurinominal era Gabriela Marín Sánchez.  Tampoco habíamos visto en Morelos que se asesinara a un diputado en funciones.

La magistrada presidenta del Tribunal Estatal Electoral afirmó que corresponde a los legisladores decidir quién ocupará la curul vacante y ahí veremos un nuevo debate que combinará lo jurídico, lo político y lo social. Explico:

La suplente de la fallecida Gabriela Marín Sánchez es Marguis Zoraida del Rayo, esposa de Roberto Yáñez Moreno, a quien las autoridades electorales retiraron la curul hace unos meses; Marguis Zoraida del Rayo enfrenta una denuncia por haber obtenido de manera ilegal una pensión, pero como no hay sentencia, podría tomar protesta como diputada.

Al revisar la lista de diputados plurinominales presentada por el partido Morelos Progresa, el siguiente en prelación es Roberto Carlos Yáñez Moreno; si faltara la suplente lo lógico es que se conceda el espacio.

Autoridades locales y federales consideran que el asesinato de la diputada Gabriela Marín tiene que ver con una revancha política; este es el móvil principal que se maneja y el propio fiscal general del estado de Morelos Uriel Carmona Gándara refirió que “Todos sabemos que la diputada estaba inmersa en un tema político… y los familiares han pedido que se siga esa línea de investigación”. El titular de la FGE no mencionó nombres, pero enfatizó que se debe observar a quién beneficia la muerte de la joven legisladora.

Hasta el momento no hay detenidos, ni tampoco se han dado avances de la investigación, pero la presión social y política coloca a los hermanos Yáñez como sospechosos, porque son ellos los favorecidos de la situación y también ellos a quienes se achaca la disputa legal y personal con la legisladora.

Los representantes populares tienen que analizar la situación y decidir en función de todos los elementos en la mesa, no simplemente a partir de la ley. La presión social es fuerte por este asesinato y el eventual regreso de Roberto Yáñez a través de su esposa generaría una intensa polémica y pondría a los diputados o al propio gobierno en el ojo del huracán, porque de exigir y prometer justicia se convertirían en sospechosos.

Al menos hasta que las autoridades esclarezcan el crimen y detengan a los autores intelectuales y materiales del asesinato de Gabriela Marín Sánchez, sería una sinrazón que el congreso entregara la curul a algún integrante de la familia Yáñez.

El trabajo jurídico está del lado de los abogados, pero la reflexión política corresponde a los diputados ¿Qué opciones tiene la cámara ante una situación así, algo que nunca había ocurrido en Morelos? ¿Qué efectos políticos trae la designación del nuevo integrante de la legislatura?

·         nota

Fueron las autoridades locales y federales quienes destacaron el móvil político como principal línea de investigación en el asesinato de la diputada Gabriela Marín Sánchez; lo dijo primero el fiscal Uriel Carmona y luego el subsecretario federal de seguridad Ricardo Mejía, para ambos el asesinato de la representante popular es consecuencia de una venganza política y sin mencionar nombres, pusieron en la mesa la pugna entre la víctima y quienes peleaban por ocupar su escaño en el congreso local.

Lo dicho por ambas autoridades atizó la especulación pública en contra de la familia Yáñez; los dos hermanos y la esposa de uno de ellos, quien ocupa la suplencia de la diputación, se volvieron objeto de cuestionamientos y acusaciones que cobraron fuerza con la hipótesis de las autoridades.

La presión que genera la opinión pública no es un asunto menor; poco a poco se va formando la idea que la diputada fue privada de la vida para que alguien más ocupara su lugar y ello coloca en una situación muy complicada al propio congreso, quien deberá nombrar a un nuevo integrante.

Desde hace años la familia Yáñez ha estado ligada a escándalos, actos de corrupción y actuaciones fuera de la ley; fueron ellos los que trajeron a Cuauhtémoc Blanco como candidato en Cuernavaca y los que después se coludieron con Graco Ramírez para destituir al futbolista. En la campaña pasada jugaron del lado de Rodrigo Gayosso y en el proceso electoral anterior ocuparon varias posiciones plurinominales del Partido Morelos Progresa (el partido graquista): Julio se colocó en la primera simulando ser indígena, su tío Juan José fue acomodado como su suplente, Marguis Zoraida del Rayo fue registrada como suplente de Gabriela Marín y Roberto se montó en la tercera posición aludiendo que pertenece a la comunidad Lésbico gay.

Seguramente lo anterior se contempla en la investigación que llevan a cabo las autoridades y lo entienden quienes en designarán al nuevo representante popular.

Además de lo que se pueda decir o pensar y de lo que marca la ley, existe un elemento más que se toma en cuenta: ¿De qué lado político se acomodará el diputado 20?

Su voto puede ser la diferencia en muchas cosas.

·         post it

Menuda historia la que deriva de las filtraciones de la Sedena referentes a Morelos. Apareció el “Quién es quién en el narco morelense”.

·         redes sociales

Guacamaya Leaks. Como siempre no sucederá nada.

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