Serpientes y escaleras - El candidato de la 4T

En opinión de Eolo Pacheco

Serpientes y escaleras - El candidato de la 4T

El candidato de Morena será un militante de Morena, dice Ojeda. ¡¿Atekai?!

 

El candidato de la 4T

La respuesta del delegado del Movimiento de Regeneración Nacional al jefe del ejecutivo es una señal sobre la forma como actuará el partido en el proceso de sucesión en Morelos: “Nuestro candidato debe ser una persona surgida, formada y curtida en Morena… en el gabinete no veo a nadie que tenga las características para representarnos como como candidato a gobernador”, dice Raúl Ojeda. La narrativa política ya subió de tono.

Todo comenzó con la declaración de Cuauhtémoc Blanco la semana pasada, dando por descontada la candidatura del subsecretario de gobernación Rabindranath Salazar en la contienda por la gubernatura del 2024, ese fue el pretexto que el líder de Morena en Morelos utilizó para hablar sobre el proceso de sucesión y fijar una postura respecto a la manera como decidirá el Movimiento de Regeneración Nacional.

“En la elección del 2018 Morena aportó más de 300 mil votos para el triunfo, en tanto que el PT y el PES solo sumaron cien mil” dijo el delegado en alusión a la popularidad que el gobernador presumió al deslegitimar la aspiración de Rabindranath Salazar.

Raúl Ojeda no es un personaje cualquiera, es una figura con una larga trayectoria política en la izquierda mexicana, paisano y amigo del presidente Andrés Manuel López Obrador y encargado desde hace meses de poner orden en el obradorismo morelense. A Ojeda Zubieta no le tocó el proceso electoral del 2021, pero tras su llegada ha sido enfático en que las cosas serán diferentes y Morena no permitiría imposiciones, como la de Jorge Argüelles en Cuernavaca.

Lo dicho por el representante de Morena en Morelos contrasta con lo que el gobernador Cuauhtémoc Blanco supone sucederá en el 2024; sin duda el jefe del ejecutivo tiene afectos y simpatías políticas, personas que le gustaría le suplieran en el cargo y obviamente, que lo cuiden en el séptimo año. Ninguna de ellas está en Morena, porque como claramente lo dijo el viernes pasado, sus candidatos están en su gabinete.

A dos años y medio de la elección todo lo que hoy se diga cae en el terreno de la especulación y puede cambiar; la respuesta del delegado Ojeda al gobernador Blanco es muy dura y prácticamente lo deja fuera del proceso de sucesión, pero aún falta mucho tiempo para que el tema comience a discutirse en las mesas donde se tomará la decisión y hasta eso momento muchas cosas pueden ocurrir.

Tras esta declaración será interesante ver la reacción de un gobernador al que no le gusta que le lleven la contraria, menos cuando se trata de personajes que pertenecen al partido de un presidente que durante tres años le ha brindado amistad y protección infinita.

De botepronto podríamos suponer que el mandatario revirará la declaración a su estilo: frontal, en tono de confrontación y haciendo valer su condición de gobernador y amigo del presidente. Esa, empero, puede ser la peor manera como el jefe del ejecutivo asuma las cosas, porque ello derivaría en un enfrentamiento mayor y un divisionismo que no solo complicaría las cosas en Morena, podría colocar al morenismo en su contra en el momento más delicado y complejo del sexenio.

A nadie le queda duda que la declaración del gobernador descalificando al subsecretario era innecesaria, sobre todo ahora que Rabindranath Salazar ha desplegado banderas de paz en el estado y ordenó a su equipo respetar al jefe del ejecutivo. Lo dicho por Cuauhtémoc Blanco fue rudeza innecesaria y abrió un frente más; toca ahora al equipo político del ejecutivo atenuar este debate y apostar por un reencuentro en donde ninguna de las partes pierda, ni tampoco quede exhibida.

Es válido que el jefe del ejecutivo tenga sus propios candidatos y comprensible que quiera que alguien cercano a su afecto y confianza tome el control de una administración que seguramente será observada con lupa en el séptimo año; para que ello suceda lo que procede en los meses que nos separan de la elección es que el gobierno estatal y su titular cambien de actitud, apuesten por la reconciliación, el diálogo y sobre todo dejen de pelearse por cualquier cosa.

El ambiente político de cara a la sucesión está calentándose muy rápido y este tipo de posturas no favorecen desde ningún ángulo al proyecto de la 4T: del lado del jefe del ejecutivo debe existir prudencia en el actuar y un permanente ánimo conciliatorio; en Morena también debe haber sangre fría para entender que este tipo de declaraciones son comunes en Cuauhtémoc Blanco, porque así es su personalidad y no necesariamente representan un acto de confrontación.

A pesar de la descalificación del delegado de Morena el jefe del ejecutivo sí será una pieza importante en el proceso de sucesión y su voz sí influirá, sobre todo en temas de veto; en breve el Movimiento de Regeneración Nacional en Morelos entrará en un proceso de renovación partidista y Raúl Ojeda ya no estará en el estado cuando discutan las candidaturas.

El gobernador ha dicho que hay “amplias posibilidades” de que se vaya a competir por otro cargo en la Ciudad de México, obviamente bajo las siglas de Morena, lo cual implica, como también lo señaló, que “deberá dejar el cargo antes”; lo conducente entonces es conducirse con prudencia, sin estridencia, de la mano del Movimiento de Regeneración Nacional y de sus integrantes.

Un dato más: Morena es un partido conformado por figuras que provienen de todas las fuerzas políticas, en esta organización la disciplina, el orden y la institucionalidad no se conocen y la ferocidad como atienden sus conflictos internos supera lo peor que nos han mostrado los demás partidos. Suponer que los morenistas se someterán otra vez a una decisión nacional o aceptarán una imposición local es un error que costará caro a quienes así lo piensen. No importa lo que diga el presidente, en la 4T la pelea por la candidatura a gobernador será a muerte.

Si el gobernador quiere que el candidato del Movimiento de Regeneración Nacional en Morelos en el 2024 sea una persona cercana a él, lo primero que tiene que hacer es acercarse a los morenistas.

Eso o pactar con alguno de quienes ya compiten por ese partido.

  • posdata

El alcalde de Cuernavaca José Luis Urióstegui corrige: dice que siempre sí le interesa competir por la gubernatura de Morelos en el 2024. “Si aspiro, pero hay que esperar los tiempos” resume el edil capitalino.

La cruzada a la que pretende aventurarse el abogado no es sencilla, sobre todo si compite abanderado por una oposición inexistente como la de Morelos. Al aceptar que entre sus planes futuros existe la posibilidad de competir por la gubernatura de Morelos José Luis Urióstegui se coloca en la misma dinámica que el resto de los precandidatos, no importa que diga que esperará los tiempos.

Si el alcalde capitalino busca la reelección en Cuernavaca podría competir bajo las mismas siglas con las que ganó en el 2021 o bien explorar la posibilidad de representar al Movimiento de Regeneración Nacional, porque no es militante del PAN; la situación es diferente si aspira a la gubernatura, porque ahí la aspiración del abogado no cabe, ni tiene posibilidad alguna.

El primer paso que Urióstegui debe dar en su intento de volver a ganar una elección está en hacer un buen trabajo al frente del gobierno que hoy encabeza; en estos primeros meses de administración las cosas no han sido fáciles porque las finanzas municipales están sumamente comprometidas y la capacidad de maniobra del ayuntamiento es limitado, pero también porque en este arranque de administración ha quedado claro que varios integrantes de su gabinete son ineficientes o responden a intereses distintos.

La figura del presidente municipal de Cuernavaca es sin duda la mejor que tiene la oposición para intentar ganar el gobierno de Morelos en el 2024, pero como se ven las cosas hasta ahora se requiere de mucho, pero mucho más para hacerlo competitivo en una contienda estatal.

José Luis Urióstegui es un hombre decente y bueno, pero le falta carácter para tomar las riendas del gobierno y para hacer a un lado a los hermanos Terrazas; cargar con esta tripleta de corruptos resta mucho empuje al alcalde y genera problemas permanentes en su equipo de gobierno. Esta situación comenzó como un tema interno, pero conforme pasa el tiempo la sombra de los Terrazas es cada vez más notoria y su desprestigio está mermando la buena imagen del presidente municipal.

El carácter y la comunicación son dos aspectos que no están funcionando en el gobierno capitalino.

  • nota

La respuesta del delegado Raúl Ojeda a Cuauhtémoc Blanco emocionó a más de un morenista; obvio, es la primera ocasión que el partido defiende a su militancia. Antes del Raúl Ojeda la actitud de Gerardo Albarrán fue triste, intrascendente y de sumisión.

“El candidato de Morena saldrá de Morena” dijo enfático el tabasqueño en respuesta al jefe del ejecutivo cuando este se animó a vetar al subsecretario Rabindranath Salazar y decir que él tiene sus propios candidatos; “En el gabinete no veo a nadie que tenga las características para representarnos como candidato a gobernador” respondió Ojeda.

Pero aunque la postura del delegado fue aclamada por la afición chaira, habrá que recordar dos cosas: 1- La última palabra en el Movimiento de Regeneración Nacional la tiene el presidente Andrés Manuel López Obrador, conductor de la 4T y protector absoluto del gobernador Cuauhtémoc Blanco. Y 2- Raúl Ojeda Zubieta ya no estará en Morelos cuando se defina la manera como se elegirán a los candidatos, ni mucho menos cuando se elija a quien representará los intereses del obradorismo morelense.

La misma prudencia que debe tener el jefe del ejecutivo en su manejo político en esta segunda mitad del sexenio la deben guardar los aspirantes a sucederlo, porque en tanto no se concreten las cosas en ese partido y el presidente López Obrador fije su postura, todo lo que se diga cae en el terreno de la especulación.

No importa que Raúl Ojeda presuma la democracia morenista, ni que Mario Delgado asegure que en el Movimiento de Regeneración Nacional se actúa de manera independiente al presidente; para nadie es secreto que el gran elector de Morena es AMLO y que todas las decisiones importantes de ese partido, empezando por los candidatos a las gubernaturas, se discuten en su mesa.

Emocionarse por una declaración tronante como la de hace unos días es válido y es parte del ambiente preelectoral, pero tomarla más en serio de lo que realmente es puede hacer que el análisis sea erróneo o que los participantes del proceso se equivoquen.

Digámoslo con todas sus letras: aún sin ser militante de Morena el gobernador es una voz importante en el proceso de sucesión y derivado del apoyo que le brinda el presidente no se puede descontar que, como sucedió en el 2018 y en el 2021, le concedan la candidatura que pida a cambio de que apoye los intereses del proyecto de la 4T.

En Morena todo se puede resolver con una encuesta y en las encuestas de Morena cualquiera puede ganar, sobre todo cualquiera que el presidente diga.

  • post it

Qué tan mal esta la oposición en Morelos que la figura más llamativa que quiere influir en el proceso electoral venidero es el exgobernador Graco Ramírez.

Peor: hay quienes ven en este oscuro y corrupto personaje una opción para que el estado salga adelante.

Puede ser que el gobierno actual no guste a muchos, pero es innegable que el graquismo no es opción.

  • redes sociales

En breve concluirá el primer año de la legislatura 55 de Morelos, en el mejor de los casos el saldo será: seis meses de trabajo y seis meses de confrontación.

El segundo año será mucho más importante para todos sus integrantes, porque será un periodo inminentemente preelectoral; las figuras que valen la pena observar son Francisco Sánchez, Agustín Alonso, Ariadna Barrera y Mirna Zavala.

Los demás son lo de menos.

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