Repaso - Sobre los maestros y este gobierno

En opinión de Carlos Gallardo Sánchez

Repaso - Sobre los maestros y este gobierno

Al gobierno que mal conduce Cuauhtémoc Blanco Bravo nada tienen que reconocerle los maestros morelenses. Su gestión se caracteriza por la ausencia de respuestas convincentes que el gremio magisterial le ha planteado. Tanto aquellas que se originan por un rezago histórico, como las que deberían darse como demostración de sensibilidad y compromiso durante este alicaído sexenio estatal.

 

¿Por qué tanto desinterés? ¡No es posible que a estas alturas no hayan informado sobre la entrega de recursos convenidos formalmente para actos conmemorativos de suma relevancia como el Día de la Educadora y el Dia del Maestro! 

 

La respuesta elusiva es que la federación se niega a asignar esas aportaciones presuntamente presupuestadas. Es elusiva, en tanto que con ella evade esta administración del ex futbolista una responsabilidad económica que debería afrontar con recursos propios. No sé si a última hora decidan hacerlo, en virtud de la reiterada solicitud que al respecto ha formulado la secretaría general de la Sección 19 del SNTE. Todavía ayer por la tarde Gabriela Bañón Estrada informaba a los maestros que estaban a la espera de esa respuesta institucional. De paso desmintió, una vez más, las versiones no comprobadas sobre un mal manejo de ese dinero. Y remarcó: nada se ha recibido. Si fuera lo contario, algún vocero oficioso del gobierno estatal ya lo habría aclarado.

 

El desdén institucional hacia el magisterio morelense es ofensivo. Pura grisura se advierte en los hechos y los dichos de los funcionarios correspondientes. Empezando, claro está, por el presunto mandatario estatal, cuya cultura e ignorancia es abrumadora. Poco le importa lo que se diga de él, mientras saboreé las mieles del poder público que no ha honrado.

 

Menos preocupado ha de estar por el nivel de funcionarios que puso al frente del sector educativo. Mucha baratuela se observa. Casi nada de honorabilidad y prestigio académico. Ello provoca, sin lugar a dudas, la negligencia, la insensibilidad y la mediocridad que se comprueba cotidianamente.

 

Por eso se quedan callados y son omisos de los reclamos magisteriales. Simplemente llegaron a ocupar un puesto bien remunerado, sin que nadie les exija resultados y eficacia en las gestiones que deben realizar. Por eso Eliacín Salgado de la Paz, director general del IEBEM, y Luis Arturo Cornejo Alatorre, secretario huhuenche de la educación en Morelos, hacen como que se preocupan, pero en realidad están totalmente impedidos para dar pasos hacia adelante. Los que mandan y deciden no son ellos. Desempeñan sólo función de peones en el ajedrez político cuyos estrategas andan por otro lado disponiendo de los recursos como les viene en gana. De ahí que la deshonestidad que se les imputa ancla en asuntos menores como la compra no documentada de mobiliario escolar, o la contratación de ciertos servicios profesionales en donde los contratados tienen que “caerle” con una mochada, entre otros asuntos donde se infiere el bicho de la corrupción.

 

Pese a ese alud de sospechas, espanta que no experimenten presión alguna. Hacen lo que quieren y desoyen lo que les incomoda. Son unos suertudos, pues. Allí está el asunto de los recursos para el Día de la Educadora y el Día del Maestro, regateados impunemente. Los rencores, las sospechas, las especulaciones sobre el destino que tienen o sobre la ausencia presupuestal de los mismos, no se han convertido en reclamos de la base magisterial hacia el gobierno estatal y sólo las dudas que tienen aterrizan el espacio de la representación sindical.

 

De refilón

 

Apenas han transcurrido más a menos tres años de la presencia de Cuauhtémoc Blanco en el gobierno estatal y la certidumbre de su inutilidad ha crecido barbaridades. 

 

En el sector educativo se aprecia un hartazgo que toca los distintos niveles y áreas, según se observa ante los requerimientos de muchos trabajadores de la educación. No hay rumbo. No hay compromiso con los maestros. No hay celo por eficientar el servicio.

 

¿Se imaginan los tres años que faltan?  Hasta dan ganas de decir: ¡que regresen los corruptos y se vayan los tarugos! Aunque, para ser precisos, también se sospecha de corruptos en estos tiempos dentro de la educación. Qué horizonte tan deprimente avizoramos.

 

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