Repaso

En opinión de Carlos Gallardo Sánchez

Repaso
  • El autoritarismo en las escuelas

Me entero de una situación crítica que prevalece en la Escuela Primaria “Otilio Montaño”, de la colonia Lagunilla. Hay madres de familia, sobre todo, muy inconformes con la manera, dicen, en que las trata la directora, de nombre Laura Gonzáles Bravo. De autoritaria y cerrada a cualquier diálogo no la bajan. Me enviaron un mensaje recibido por WhatsApp, en el que suponen se refleja la actitud difícil de la mencionada directora. Se refiere a una plática que ocurre entre dos mujeres:

—¿Ya están todos de acuerdo que la quieren fuera?

 —De hecho, el lunes o el martes una señora la enfrentó y dijo que se iba a mover en el IEBEM para sacarla de la escuela y la “dire” con ironía respondió que a ella no le importa porque si la sacan de aquí ella se acomoda en otro lado.

Siempre de acuerdo con la versión que recibí, esa escuela atraviesa por una situación crítica. En primer lugar, un bueno número de padres y madres de familia están en contra del proceder de la maestra Laura González Bravo. Desconozco si haya quienes estén a favor de ella. Si los hubiera, desde ese plantel, como lo sostuve cuando escribí de la Escuela Primaria “18 de marzo”, de Tlaltenango, se genera una poco recomendable desunión entre integrantes de una comunidad específica. Para eso no existen los planteles educativos y las instituciones que los administran deben estar atentas a esa y otras circunstancias anómalas. Entiendo que hay una estructura jerárquica a la que pueden los padres inconformes acudir: supervisión escolar o jefatura de sector. Habría que ver si en esos espacios se facilita la negociación constructiva y se le concede la razón a quien verdaderamente la tenga.

Mientras tanto, hay voces que se lamentan de la situación de ese centro escolar. Hay directora, pero no dirige, opinan acremente. ¿Entonces qué hace? “Manda, ordena, impone, se enoja”, me contestan. “Cierra las puertas de la escuela cuando deberían mantenerse abiertas, como en los festivales cívicos, y deja entrar sólo cuando considera que debe hacerlo”, es otro de los señalamientos. Claro, no podría faltar el señalamiento de que hace un manejo dudoso de los recursos económicos.

Además, por si fuera poco, sostienen que el cambio de docentes afecta la atención de los alumnos. Me informan que, en alrededor de un año lectivo, han salido de la escuela cerca de nueve maestros, no todos por problemas con la directora, pero evidentemente sienten que eso afecta el buen funcionamiento de la escuela. Algo se tiene que hacer. Alguien debe escuchar a las madres y los padres de familia para orientarlos. Desde luego, se debe conversar con la directora para valorar en qué medida es responsable de ese clima de ruptura.

Todo parece indicar que hoy o en los días siguientes, los inconformes podrían cerrar la escuela y negarle el acceso a la directora. Ojalá que no lo hagan. ¿Se tiene que llegar a esos extremos? Espero que haya otra alternativa y se solucione lo que allí está mal.

Si bien aquí sólo abordo un caso en concreto, pienso que hay más, en donde el clima de la intolerancia percude las actividades presuntamente formativas de las instituciones escolares. Al respecto, estamos en tiempos donde se habla de la Nueva Escuela Mexicana. El propio Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) convoca ya a los maestros a aportar sus iniciativas o ideas para hacer una propuesta pedagógica. Espero que no sea sólo por cumplir y aparentar que están en sintonía con la renovación prometida por el presidente de México.

  • De refilón

No encuentro libro de pedagogía, de administración escolar, de relaciones humanas aplicadas al campo educativo e, incluso, de documentos normativos, en los que se asome, aunque sea imperceptiblemente, alguna insinuación que indique a los directores de escuela que están en la correcto si adoptan actitudes de poco entendimiento con los padres de familia y con los alumnos. Ni la disciplina más tradicional, que no autoritaria, da pautas para que los responsables de los centros educativos sean los primeros en cerrarle el paso al diálogo, a la convivencia, al respeto mutuo.

Pregunta: si eso no se puede fundamentar desde el punto de vista pedagógico, formativo, incluyente, ¿de dónde sacan los directores de tal talante sus argumentos para actuar así?

E mail: profechon@hotmail.com