Repaso

En opinión de Carlos Gallardo Sánchez

Repaso
  • La otra Rosalina Mazari

En el año 2009 la entonces diputada federal priísta por Morelos, Rosalina Mazarí Espín, votó en contra del alza al Impuesto al Valor Agregado (IVA) e incluso en contra de toda la miscelánea fiscal que proponía el gobierno panista de Felipe Calderón. Su decisión fue a contracorriente, porque la mayoría de la bancada priísta sufragó a favor.

Que una legisladora tricolor decidiera no atender lo que seguramente les indicaba – ordenaba su coordinador parlamentario, era de llamar la atención, en tanto que el concepto de disciplina militante obligaba primero a pensar en función de los intereses de grupo político o partidista y después mirando hacia lo más conveniente para los mexicanos.

En las elecciones del 2015 para diputados federales, Mazari Espín se llevó de calle el triunfo en su distrito, obteniendo una votación impresionante, si la comparamos con la que sumaron respectivamente los candidatos de las otras fuerzas partidistas contendientes. Rosalina obtuvo 47 303 votos por el distrito de Jojutla. En el distrito de Cuernavaca el candidato triunfador alcanzó 30 703, en Yautepec el vencedor sumó 25 453 sufragios, en Jiutepec el candidato ganador alcanzó 28 541 y en Cuautla la candidata victoriosa obtuvo por una coalición 40 047 votos.

Siendo una jornada electoral en la que, por lo menos en Morelos, al PRI le fue mal, los resultados logrados por Rosalina Mazari me orillaron a preguntarle a Minerva Delgado Torres, para entonces reportera de la fuente legislativa de El Regional del Sur, cuál era su opinión sobre Rosalina, pues la había conocido ampliamente dada su gestión como diputada local durante el trienio 2012 – 2015. La respuesta que me dio Mine fue mesurada. Es muy meticulosa en las cosas que hace, creo que me dijo. Le gusta estudiar los asuntos que son de su responsabilidad, me parece que también comentó. Y, si no mal recuerdo, me explicó su interés por atender las peticiones y reclamos que le solicitaba la gente, particularmente de su distrito. De probidad y esas cosas de la honradez no hablamos nada. Por mi parte no recuerdo que se le haya señalado seriamente de manera reprobatoria durante su ya amplia trayectoria como representante popular, tanto a nivel nacional como local, por malos manejos económicos. Seguramente no ha sido monedita de oro, aclaro.

Desde la óptica de quien no ha cruzado palabra alguna con Rosalina Mazari y solamente estoy enterado de su desempeño público y político gracias a los medios informativos y a las opiniones vertidas en las redes sociales, aprecio que la actual diputada local tiene un historial poco erosionado. Es cierto, fue de los legisladores federales que, en su momento, allá por los finales del año 2016, aprobaron lo que coloquialmente se conoce como el gasolinazo, es decir, la liberación de los precios de la gasolina y el diésel.

¿A qué todo lo anterior? Sencillo. Me sorprende que en estas fechas en que ha entrado en polémica con la poco recomendable diputada petista Tania Valentina Rodríguez, por discrepancias en el desempeño de Rosalina como presidenta de la Comisión de Hacienda de la 54 Legislatura, se le venga un alud de descalificaciones como nunca las había recibido.

No parece ser la Rosalina Mazari con un palmarés político solvente y hasta cierto punto exitoso, ni ser aquella candidata que arrasó en su distrito electoral federal para representar en el Congreso de la Unión a los morelenses durante el trienio 2015 – 2018.

A la política morelense que hoy con frecuencia se sospecha de ella y que incluso parece que ya fue denunciada por lo “impoluta” Tanía Valentina, la desconozco. Es otra. De la noche a la mañana en ciertos corrillos y espacios mediáticos, la están poniendo como lazo de cochino.

Yo creo que en eso hay “mano negra”.  Sucede ahora que Tania Valentina, según esa corriente de opinión a la que me refiero, es la que poca crítica recibe y, supongo, implícitamente se le concede la razón en el conflicto que tiene con Rosalina.  Casi me atrevería a pensar que la jerarca petista anda quedando bien para que otros hablen mal de Mazari Espín.

Esa interpretación mía de ningún modo exime a Rosalina de cumplir con las funciones legales que tiene encomendadas en una comisión que debe desahogar asuntos importantes como la aprobación de las cuentas públicas. Lo que pretendo establecer es que observo una soterrada estrategia de poner como villana a Mazari Espín, de modo que Tania salga avante en esa polémica que no debemos reducir a un simple asunto de dimes y diretes. Se trata, digo yo, de la definición de cómo debe conducirse el congreso, cómo deben funcionar las comisiones y cómo deben ser ahora las tareas de coordinación democrática de los que tienen bajo su control los hilos del trabajo parlamentario. No es poca cosa.

  • De refilón

El pasado 27 de julio, día de mi cumpleaños, se conmemoró también el día del perro callejero.

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