Punto Kairo - Camino hacia la sustentabilidad

En opinión de Juan Salvador Nambo

Punto Kairo - Camino hacia la sustentabilidad

El camino hacia la sustentabilidad no ha sido nada fácil en las escuelas de Morelos. El esfuerzo hecho para lograrlo demuestra las limitantes institucionales, la falta de comprensión de este término que es usado como sinónimo de ecología y no como el equilibrio entre las personas y su ambiente; además de la indiferencia de la comunidad escolar.

La Comisión Mundial sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo detalla que la sustentabilidad o el desarrollo sustentable implica pasar de un desarrollo pensado en términos cuantitativos - basado en el crecimiento económico - a uno de tipo cualitativo, donde se establecen estrechas vinculaciones entre aspectos económicos, sociales y ambientales, en un renovado marco institucional democrático y participativo, capaz de aprovechar las oportunidades que supone avanzar simultáneamente en estos tres ámbitos, sin que el avance de uno signifique ir en deterioro de otro.

Con este marco tuvimos la oportunidad de ser parte del proyecto Espacios educativos para promover la sustentabilidad y la convivencia; un estudio comparativo entre México y Canadá, derivado del proyecto de investigación “Sustainable campuses: a north-south research and action community (file number: 890-2015-1027: award period:July 2, 2015 to July 1, 2018) que financia el Social Sciences and Humanities Research Council of Canada”, cuyo principal propósito era el de fortalecer el camino hacia la sustentabilidad en cada uno de los planteles participantes. En México: la Universidad Pedagógica Nacional en sus planteles Galeana, Ayala y Cuernavaca; la Escuela Particular Normal Superior Lic. Benito Juárez García; Las Universidad Politécnica del Estado de Morelos. Y en Canadá: el Dawson College.

Como parte de las acciones para lograr dicho objetivo, las distintas comunidades escolares desarrollaron estrategias diversas para acercarse a su entorno, lo que propició que se dieran cuenta de las necesidades existentes no sólo en materia ambiental, sino también en cuestiones sociales y económicas, lo que implicaría un logro importante para la formación de los estudiantes y de los mismos profesores implicados.

De esta manera, comenzó a desarrollarse una metodología para el mapeo de actividades comunitarias y escolares que permitiría a los participantes la apropiación de herramientas teóricas-conceptuales, metodológicas, tecnológicas y procedimentales, para avanzar hacia la sustentabilidad en los planteles educativos.

El reto era bastante grande, pero se tenía la convicción de que la participación comunitaria y la incorporación transversal del enfoque de la educación ambiental en el currículum, eran indispensables para lograr esta labor; además de reconocer la relevancia del docente en este proceso, es decir, destacar al profesor como motor de cambio y generador de esperanza.

La estrategia para el mapeo de actividades comunitarias y escolares implicaba un trabajo en red que visibilizaba las acciones realizadas por organismos no gubernamentales, comunitarios y de personas interesadas en la sustentabilidad, además de poner al alcance de la escuela las acciones realizadas por instituciones gubernamentales, y conversar sobre la situación existente en su entorno, para proponer mejoras y actuar coordinadamente con actividades basadas en la evidencia.

Dicho mapeo reflejó la teoría de los círculos concéntricos de Ernest Burguess (citado en Cajas, 2009), quien desarrolla una cartografía básica para la investigación urbana en la que divide la ciudad de Chicago espacialmente en cinco círculos concéntricos, el primero coincide con el sector céntrico de la ciudad, un segundo con los barrios peligrosos, un tercero con las áreas de vivienda, el cuarto con una zona residencial y el quinto con el lugar de tránsito.

Dicha teoría se traslada a la escuela para identificar factores que puedan ayudar al camino propuesto hacia la sustentabilidad. Es decir, hacer una cartografía básica que permita trabajar con diferentes agentes para el desarrollo de proyectos, además de propiciar una transferencia de conocimientos a otras comunidades escolares y a la población misma.

La metodología que construimos en la marcha está basada básicamente de cinco etapas: 1). Conformación de un grupo de líderes que pudieran ubicar, en primer lugar, a los agentes locales involucrados con el tema de la sustentabilidad; 2). Se delimitó un mapeo o “cartografía sustentable” que permitiera ubicar a los organismos formales o informales relacionadas con el tema de la sustentabilidad; 3). Se hizo un trabajo inicial con dichos organismos, los cuáles denominaremos como “agentes del terreno” en las escuelas; y 4). Se llevó a cabo una transferencia a otras comunidades escolares y a la población a través de las redes sociales, los medios de comunicación disponibles a las escuelas, pero sobre todo a través de la labor docente.

Actualmente, en el Plan de Estudios 2022 de la denominada Nueva Escuela Mexicana se tiene una metodología similar que centra los aprendizajes o PDA (Procesos de Desarrollo de Aprendizaje) en la comunidad y un eje indispensable que es el de Vida Saludable y que destaca el bienestar de la salud humana y el medio ambiente. Enhorabuena.