Por un gobierno judicial de justicia abierta y sentencias con un leguaje ciudadano que haga realidad el acceso a la justicia.
En opinión de Carlos Iván Arenas Ángeles
Los poderes judiciales tenemos una tarea pendiente que consiste en diseñar un gobierno judicial de justicia abierta en la que sus sentencias no solo sean públicas, sino además utilicen un leguaje ciudadano, para que sus sentencias permitan una comunicación asertiva con perspectiva ciudadana y de fácil lectura.
Y es que hoy es un tema que ha sido difícil de construir, pues, muchos de los modelos que hoy en día utilizamos, éstos, se encuentran redactados de manera muy técnica que las hacen difíciles de comprender, dada la extensión que se tienen de las mismas, así como el uso excesivo de tecnicismos, de la doctrina y la jurisprudencia y el empleo de latinismos, por decir algunos de los elementos que conforman las mismas, nunca una sentencia tan larga será la mejor, no es la cantidad, sino la calidad de la mismas; aquí cabe recordar: “Que los jueces nos legitimamos con nuestras sentencias”. El acceso a la información jurisdiccional supone mucho más que el conocimiento, hoy en día nos encontramos ante un clima de desconfianza, de no convencimiento en el dictado de las sentencias, por tanto, la extensión de las mismas juega un papel preponderante, que impide incluso sin lugar a dudas la lectura completa de las mismas, por ello, Jueces y Magistrados debemos en el marco de nuestras facultades abonar a nuevos modelos y conceptos de redacción en el dictado de las mismas que permitan un verdadero diálogo con las partes involucradas en el juicio, así como con la propia ciudadanía, y no solamente dirigido a un grupo de especialistas, por tanto, la labor será pues, crear contenidos susceptibles de ser comunicados de forma integral con un leguaje ciudadano, para ello, deberán replantearse temas como la extensión de la mismas, reducir la repetición de conceptos, el uso excesivo de tecnicismos y/o latinismos, para que con ello, como se señaló anteriormente el propio ciudadano afectado sea capaz de comprender la sentencia dictada amen de ser explicada por el Juez o Magistrado.
De ahí que hoy quienes impartimos justicia debemos simplificar y explicar con un lenguaje sencillo cualquier tipo de resolución judicial que permita que los ciudadanos comprendan su alcance y faciliten su comprensión. Por ende, al ser las sentencias el resultado de la función jurisdiccional de los órganos de impartición de justicia, ya que a través de su contenido es donde se origina el diálogo con la sociedad, sus emisores deben otorgar los mecanismos adecuados para que esta relación resulte dinámica, no solo entre las partes involucradas en el juicio, sino con todos los sujetos que manifiesten algún interés en el contenido de las sentencias, pues a través de ellas conoces a sus jueces.
Cabe recordar que la palabra sentencia proviene del latín sentetia, que significa: máxima, pensamiento corto, decisión, es básicamente la resolución que pronuncia el Juez o Tribunal para resolver el fondo de la controversia planteada, lo que se traduce en el término normal de todo proceso, es decir, es la culminación de todo proceso, y atendiendo a sus origen nos lleva a pensar en algo corto; además la sentencia es una acto procesal concluyente, mediante el cual el juez resuelve el caso sometido a su potestad, pero no es solamente esto; el Juez o Magistrado por medio de su resolución debe dar respuesta a todas y cada una de las cuestiones planteadas por las partes involucradas a través de argumentos sólidos y razones que han sometido a su consideración y decisión y comunicarla debidamente de tal forma que el lector quien quiera que sea, este en aptitud de entenderlas, criticarlas, aprobarlas o sancionarlas, este es el reto a considerar, dictar sentencias, claras, concisas y breves, sin perder de vista la parte argumentativa; sin embargo, pareciera que a muchos no les importe el tema, porque a decir verdad, tal parece que mientras más rebuscadas y extensas estén las sentencias, sea más halagador para su autor; si bien es verdad que la sentencia es un documento de carácter técnico cuya comprensión es más entendible para los juristas, y ahí está el reto, que sea comunicable no solo para este gremio, sino para todo ciudadano, es decir, el contenido no tendrá ningún sentido si no fuera comunicable para el mayor número de personas.
Se estima fundamental considerar dos aspectos esenciales en el dictado de la sentencia:
- Que todas las sentencias sean públicas, y
- Que toda sentencia sea de fácil lectura, es decir que la haga atractiva al lector.
Una de las cuestiones que influyen en una sentencia es su estructura metodológica, la propuesta es eliminar todo aquello que la haga obscura y poco comunicable, y dejar a un lado las formas tradicionales, así como la “cultura del machote” y dar un paso adelante hacia nuevas formas. Pues los Jueces y Magistrados nos legitimamos con nuestras sentencias.
Las obligaciones en materia de transparencia no se satisfacen solamente con publicar las sentencias, sino además en hacerlas accesibles a todos los ciudadanos. De ahí que se afirme que la transparencia exige, asimismo, que esa información sea entendible para quien la lee. Esto supone, entre otras cosas, abandonar fórmulas y expresiones innecesariamente complejas o rebuscadas, sin que ello se traduzca en una pérdida de rigor técnico. Si queremos evitar la lejanía de la sociedad con sus instituciones se hace imperativo encontrar maneras de hacer mucho más accesible lo que se comunica. Debemos dejar atrás esa concepción de que quienes deben prepararse para el entendimiento del conocimiento especializado son los interesados en hacerlo. Si no lo hacemos, si no mejoramos los puentes de comunicación con la sociedad, se corre el riesgo de dilatar aún más la brecha existente.
Los poderes judiciales debemos trabajar en una apertura total, en la que se contemple la justicia abierta, es el gran desafío que tenemos para fortalecer la participación ciudadana y lograr el empoderamiento de los ciudadanos. Es importante que todas las sentencias se conozcan para que la sociedad sepa que puede esperar de sus Jueces y Magistrados y que esté informada para entablar un sólido diálogo con los juzgadores, pero también es fundamental para poder incentivar la participación, de ahí que las sentencias deban ser accesibles, oportunas, en formatos abiertos, pero sobre todo en un lenguaje ciudadano.
Hacer efectivo el acceso de la justicia a todos los ciudadanos requiere de ir de la mano de una Justicia abierta, pues con ello se busca mejorar la accesibilidad del servicio de justicia a la ciudadanía al promover su participación y transparentar las decisiones judiciales, así como visibilizar a los Tribunales durante su quehacer Institucional. La justicia abierta debe buscar como premisa mayor que la ciudadanía sea el eje del servicio público, porque estamos para servir, al buscar la mejora en los mecanismos que garantizan los derechos fundamentales a través de políticas de transparencia, el acceso a la justicia y la ciudadanización del trabajo y del lenguaje ciudadano en sus sentencias.
Hasta aquí: “Justicia y Libertad”
Carlos Iván Arenas Ángeles.
Magistrado y Director de la Escuela Judicial.