Observador político - ¨Congreso de Morelos; parálisis, impunidad y ambiciones políticas¨
En opinión de Gerardo Suárez Dorantes
En Morelos, estamos presenciando el final de una legislatura que pasará a la historia como una de las peores en la memoria colectiva; con una parálisis de casi dos años, la situación en el Congreso local se ha convertido en un triste reflejo de la ineficacia y la falta de voluntad para abordar los problemas más acuciantes del estado.
LEGISLATURA ACCIDENTADA.- Uno de los episodios más oscuros durante este período ha sido el asesinato de la parlamentaria Gabriela Marín, un crimen que aún permanece sin esclarecer y los responsables en el anonimato; a pesar de las presuntas dudas sobre la implicación de legisladores en este crimen arrojan una sombra de sospecha sobre el propio Congreso. En lugar de exigir justicia y transparencia, parece que el silencio y la inacción son la norma de la LV.
Mientras tanto, el presupuesto destinado a la Legislatura ha aumentado en casi 200 millones de pesos, a pesar de que originalmente se suponía que debía reducirse, esto es especialmente preocupante considerando que hoy en día hay 20 legisladores, mientras que en la Legislatura 43 había 30 diputados, y aún así, ganan más dinero. Esta disparidad plantea serias preguntas sobre la gestión de los recursos públicos y la justificación de tales aumentos con nula transparencia y rendición de cuentas y pese a ello nada pasará, ya que tiene el G15, el control de la Entidad Superior de Auditoría y Fiscalización tras el terrorismo que le aplicaron a América para destituirla de la ESAF.
Aunado a ello existe el clima de miedo en la región que se ha intensificado, especialmente para algunos sectores de la población y en la que los parlamentarios como Luz Dary Quevedo Maldonado no se salvan, sobre todo porque ella ha vivido en carne propia el miedo de la inseguridad luego de que en esta legislatura se registraron dos asesinatos cerca de su hogar e incluso los mensajes amenazantes de los cuáles tampoco se sabe nada, debido a las investigaciones que sobre el caso se desarrollaban o se realizan. El hecho de que el tema se mantenga en silencio es inquietante y pone de manifiesto la necesidad de un sistema de seguridad más efectivo para los representantes populares que enfrentan peligros reales en el ejercicio de sus funciones.
A CAMPAÑA.- Es lamentable observar cómo algunos diputados se preparan para la reelección o buscan cargos más altos en lugar de abordar los problemas de su circunscripción; la falta de obligación de separarse del cargo les permite continuar cobrando generosos salarios mientras buscan avanzar en sus carreras políticas, es decir, esto plantea interrogantes sobre sus verdaderas prioridades y su compromiso con el servicio público.
En este contexto, es esencial recordar que el Instituto Nacional Electoral ha autorizado que los diputados no se separen de sus cargos para hacer campaña, siempre y cuando presenten una carta de intención, sin embargo, esto no debe ser una excusa para la inacción y la falta de rendición de cuentas.
Una última instancia, los lineamientos aprobados por el INE deben garantizar que la reelección no prevalezca sobre el principio de paridad de género ni debilite el control democrático sobre los representantes populares; Morelos merece un Congreso comprometido con la justicia, la transparencia y el bienestar de sus ciudadanos, en lugar de ser testigo de una legislatura marcada por la parálisis, la impunidad y las ambiciones políticas desenfrenadas.
TRAICIÓN PARA LA 4T EN MORELOS.- Hay que hablar de que en Morelos, un escenario político que aparenta ser un crisol de fuerzas opositoras, conocido como el G15, ha acaparado la atención de la opinión pública; este grupo se jacta de su diversidad ideológica, engloba a partidos como el PAN, PRI y MC, pero sorprendentemente también cuenta con miembros inscritos en la 4T bajo las banderas de Morena y el PT.
A simple vista, esta amalgama de fuerzas puede parecer un esfuerzo por unificar a diferentes sectores de la sociedad, pero bajo la superficie, se revela como una alianza de conveniencia que ha puesto en segundo plano el propósito original de representar a la ciudadanía.
La reciente noticia de que Pancho Sánchez Zavala no buscará perpetuarse como presidente de la Mesa Directiva marca un giro en esta trama política, sin embargo, la falta de consenso para nombrar a los líderes de los órganos de dirección exhibe una realidad más compleja. Por tanto, esta aparente división es en realidad una estrategia conveniente para el G15, que permite que el flujo de recursos económicos de la representación del PAN continúe beneficiándolos.
Lo más preocupante es la distribución opaca de un presupuesto de 480 millones de pesos bajo el control del PAN, que refleja un juego de intereses partidistas, mientras las voces de la verdadera mayoría, como Morena, quedan en segundo plano para salvaguardar las ambiciones de la dirigencia encabezada por Ulises Bravo Molina.
El acuerdo encubierto entre los 15 actores políticos se torna evidente, demostrando una realidad en la que las decisiones ya han sido tomadas tras bambalinas. A pesar de ello, el PAN sigue en la posición de controlar los 480 millones de pesos, una cifra que alcanzaría la asombrosa suma de mil 440 millones de pesos en tres años. Mientras tanto, otros partidos como el PRI, MC, PT y Nueva Alianza, participan en esta danza de recursos multimillonarios sin cuestionar la falta de transparencia que caracteriza al proceso legislativo.
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