Nuevo abuso
En opinión de César Daniel Nájera Collado
El pasado sábado 27 de marzo, Victoria Esperanza Salazar Arriaza fue asesinada en Tulum, Quintana Roo. Ella, una refugiada salvadoreña con residencia permanente en México, fue sometida por cuatro agentes de la policía local bajo la consigna de presuntamente “alterar el orden” debido a un supuesto estado de ebriedad. Sin embargo, después de ser aprehendida y dejar de mostrar resistencia alguna, dos oficiales permanecieron encima de ella, presionando su espalda con las rodillas, mientras sus compañeros no hacían nada. Al percatarse de que ya no respondía, subieron el cuerpo a la camioneta y se marcharon, sin más.
Victoria Esperanza Salazar Arriaza deja atrás a dos hijas. Afortunadamente, el gobierno salvadoreño aseguró que se encargará de la manutención y los estudios; asimismo, el presidente de tal país, Nayib Bukele, aseveró a través de su Twitter: “Veo a miles de mexicanos indignados, exigiendo justicia para nuestra compatriota. Ellos están igual de indignados que nosotros. Que no se nos olvide que no fue el pueblo mexicano quien cometió este crimen, sino unos crimínales en la policía de Tulum”.
Así como demostramos nuestra solidaridad en el caso de George Floyd, hagamos todo lo posible para que la investigación lleve a la justicia que Victoria merece. Todos merecen el mismo ruido, y todos merecen la misma paz.