¨La Cuernavaca que queremos¨. Actualidad y provenir de una ciudad en crisis.
En opinión de Aura Hernández
“Las ciudades, como los sueños, están construidas de deseos y de temores, aunque el hilo de su discurrir sea secreto, sus normas absurdas, sus perspectivas engañosas, y cada cosa esconda otra”.
Italo Calvino en, “Ciudades invisibles”.
El dos de diciembre de 2019, antes de que la pandemia de Covid-19 nos avasallara, escribí en este mismo espacio un artículo inspirado en un cartel que vi pegado en un edificio derruido del centro de Cuernavaca.
Ese cartel que me provocó escribir sobre la ciudad, contaba por lo menos con siete años colocado en ese lugar. Tenía por un lado la fotografía del abogado José Luis Uriostegui y junto una leyenda que decía “por la Cuernavaca que queremos” y se colocó ahí como parte de su propaganda electoral en busca de la presidencia municipal en el 2012.
En esa ocasión escribí también que, hasta esa época de prepandemia, y durante muchos años, caminé esa ciudad como contribución a mi salud física y mental, pero sobre todo como un proceso de aprendizaje de la naturaleza de un espacio que es para mí entrañable.
Expresé también en esa ocasión que caminar la ciudad me daba el invaluable privilegio de vivirla a ras del suelo, de disfrutarla, pero sobre todo de conocerla y quererla. Escribí que me dolía en el alma ver la anarquía y el abandono de esta ciudad que quiero y que me ha dado tanto, sobre todo porque quienes deberían haberla cuidado se dedicaron a saquearla y la usaron como trampolín político y fuente de enriquecimiento.
Hoy, la ciudad no está diferente a ese diciembre prepandémico. Siguen la inseguridad y los asesinatos, siguen sus calles destrozadas, su pésimo alumbrado público, sus vialidades caóticas, sus sitios históricos abandonados, sus barrancas contaminadas, la basura en sus calles, la devastación de sus áreas verdes y por supuesto siguen las deficiencias en la administración de sus recursos.
La lista es larga y da idea del reto que tiene frente a sí el presidente municipal electo, quién deberá asumir, además de toda esa herencia, la solución de todos los problemas que nos ha legado la pandemia, más aquellos que no se resolvieron y se dejaron pudrir con el pretexto de la emergencia sanitaria.
Pero la ciudad tampoco está diferente en cuanto a lo más valioso con que cuenta, que es su capital humano y es esa gente que supo diferenciar y con su voto expresar que no está conforme con lo que ha vivido en los últimos años y que decidió hacerlo valer para que los gobernara alguien a quien muchos consideran, uno de ellos.
Pero ¿cuál es la Cuernavaca que queremos? También la lista es larga. Queremos una Cuernavaca que recupere su característica de ciudad plural y diversa… sin discriminación. Una ciudad que rescate su naturaleza de crisol de ideas y de culturas, donde quepan los que han llegado y los que aquí nacieron, pero que a la vez haga honor a la riqueza de su inmenso legado histórico.
Queremos que se rescate el Centro histórico, que se dignifique los patios de la estación, que se recupere el Parque Melchor Ocampo. Que se rescaten sus barrancas, que se frene la devastación ambiental, que se iluminen sus calles, que se rellenen sus baches.
Queremos a las mujeres seguras y disfrutando su ciudad, queremos una policía que nos dé confianza y no miedo, que no se estigmatice a los jóvenes, que se combata razonablemente la delincuencia, que se respete el derecho a la protesta y también queremos que donde haya muros se construyan puentes. Esto último en lo digo en sentido metafórico.
Queremos que servidores públicos comprometidos y honestos con amor a la ciudad y que además hagan realidad los postulados del artículo primero de nuestra Constitución, que de suyo es una obligación: todas las autoridades, en el ámbito de sus competencias, tienen la obligación de promover, respetar, proteger y garantizar los derechos humanos […] Queremos ser, pues, una ciudad de derechos.
Los pendientes para la nueva administración de la capital del estado son, por decir lo menos, abrumadores. El abogado José Luis Uriostegui, no la tendrá nada fácil. Pero también es cierto que habrá muchas mentes y muchas manos dispuestas a apoyarlo en la complicada hazaña de rescatar y dignificar a Cuernavaca. Y no, no es nostalgia por los tiempos idos, de lo que aquí hablamos es de dignidad.
Y aunado a ello, podría decirse que el presidente municipal electo, tiene el talento, la experiencia, la formación y la legitimidad para sembrar la semilla de lo que después podremos cosechar: la Cuernavaca que queremos.