Nueva gobernadora, nuevos desafíos: Morelos no desviará la mirada
En opinión de Tania Jasso Blancas
Por años, Morelos ha sido un reflejo de las luchas y transformaciones que enfrenta México. Las recientes elecciones no solo han marcado un hito en la historia del estado, sino que también han trazado un nuevo camino hacia un futuro más inclusivo y equitativo. La elección de la primera mujer gobernadora de Morelos es un logro monumental que simboliza mucho más que una victoria política; es un triunfo cultural en una sociedad donde, hasta hace poco, la posibilidad de que una mujer gobernara era impensable.
En una tierra tradicionalmente marcada por el machismo, la violencia contra las mujeres y un patriarcado que ha desestimado la capacidad de las mujeres para liderar, el hecho de que una mujer asuma las riendas del estado redefine las expectativas y sueños de las niñas y jóvenes morelenses. Ellas, a diferencia de sus abuelas, crecerán en un entorno donde su potencial no tiene límites definidos por su género. Verán que pueden aspirar a cualquier posición de liderazgo, desde la presidencia hasta la gobernación de su estado, una realidad que, setenta años atrás, era solo una utopía.
Este cambio es, en sí mismo, una revolución cultural. No es solo una declaración de igualdad; es una reivindicación de las capacidades y derechos de las mujeres en todos los ámbitos de la vida pública y privada. La abrumadora mayoría que apoyó esta elección refleja una sociedad que se sacude el yugo de los prejuicios y abraza la diversidad y la equidad.
Sin embargo, más allá de este notable avance, espero que estemos presenciando el fin de una era dominada por la antipolítica y el oportunismo. A pesar de las campañas basadas en el odio, la mentira y la calumnia que vimos de todos los partidos, es reconfortante que los ciudadanos hayan salido a votar, demostrando su compromiso con la democracia. Anhelamos que, en el futuro, las contiendas políticas se enfoquen en la transparencia y la integridad, valorando estos principios por encima del poder y los privilegios. Confiamos en que las mujeres que hoy emergen como líderes logren limpiar el escenario político de las viejas burocracias y de esas fuerzas conservadoras que se aferran al statu quo.
Frente a este nuevo horizonte, surge una oportunidad única para Morelos. Los ciudadanos abrigamos la esperanza de que nuestro estado se convierta en un bastión de libertades y derechos humanos, un lugar donde el bienestar y el cuidado se prioricen en las políticas públicas. La perspectiva de género debe ser central en todas las estrategias gubernamentales, reflejando un compromiso real con la equidad y la inclusión.
Tanto la gobernadora como el Congreso local y los recién elegidos alcaldes, diputados y senadores tienen la responsabilidad de gobernar con integridad y responsabilidad. La historia reciente de lucha contra el autoritarismo y por la defensa de los derechos humanos no debe ser olvidada. Al contrario, deben ser temas que guíen a esta nueva administración hacia una gobernabilidad verdaderamente democrática y justa.
Estaremos atentos, vigilantes y participativos, asegurándonos de que el mandato popular se traduzca en acciones concretas que beneficien a todos los morelenses. Es tiempo de construir, juntos, un Morelos donde la igualdad y el respeto sean la norma, y donde cada ciudadano, sin importar su género, tenga la oportunidad de prosperar y contribuir al bienestar colectivo.